💕😼Amor😼💕

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El abrazo entre los tres se quedó quieto unos segundos más, como si ninguno quisiera soltar a los otros.
La brisa marina seguía soplando, helada, pero en medio del abrazo se sentía casi tibia.

Abraham respiró hondo, sintiendo cómo el pecho de Betillo se movía contra su brazo y cómo la mano de Hollman seguía firme en su espalda, protegiéndolo sin decirlo.

—No puedo creer que esto esté pasando —murmuró Abraham, con una sonrisa suave, casi incrédula.

—¿Lo bueno o lo malo? —preguntó Hollman, rozándole la mejilla con el dorso de los dedos sin darse cuenta.

—Lo bueno —respondió Abraham, mirándolo a los ojos—. Lo de nosotros.

Betillo resopló un poco, celoso pero también feliz.

—Ah, claro, y yo de adorno, ¿no? —dijo, cruzándose de brazos exageradamente.

Abraham se rió bajito y lo jaló del brazo.

—Tú también, tonto.

Betillo intentó mantener la pose seria, pero en cuanto Abraham apoyó su cabeza en su hombro, se le derritió toda la actitud.

—Ok, sí… también lo creo —admitió Betillo, abrazándolo de nuevo.

Hollman los miró con una sonrisa que rara vez dejaba ver.
Una sonrisa sincera, tranquila… enamorada.

—Nunca pensé que ustedes dos fueran… ¿así? —dijo Betillo, levantando una ceja.

—¿Cómo? —preguntó Hollman, acercándose.

Betillo se río bajito y con algo de nervio.

—Pues… que te pusieras tan suave con Abraham. Siempre pareces un muro.

Hollman negó, y sin pensarlo, tomó la barbilla de Betillo con delicadeza.

—No soy un muro. Solo… no había encontrado a quién abrirle la puerta.

El comentario dejó a Betillo completamente rojo.

—¿Estás diciendo que… que te gusto? —balbuceó, incapaz de sostenerle la mirada.

Hollman se inclinó un poco más, quedando a unos centímetros de él.

—Estoy diciendo que me gustan los dos —respondió sin rodeos—. Nada de fingir, nada de jugar. Lo digo en serio.

Abraham miró esa escena con sorpresa… y una mezcla de ternura y deseo que le calentó el pecho.

“Los dos”, pensó.
Y por primera vez, no se sintió dividido.
Sintió que encajaba ahí.

El momento era casi perfecto.

Casi.

Porque algo se movió de nuevo al fondo de la calle.
Un susurro suave.
Como pasos arrastrándose.

Abraham frunció el ceño y dio un paso atrás.

—¿Oyeron? Otra vez…

Hollman se puso alerta al instante.

—Sí… lo escuché.

Betillo giró rápido hacia la oscuridad.

—¿Y si es ese loco que dejó el mensaje? —susurró.

Abraham tragó saliva.

—Lo siento… no quería arruinar el momento.

Hollman lo tomó de la mano otra vez.

—No lo arruinaste.
Estamos juntos —dijo, y luego acercó su frente a la de Abraham, con un gesto tan suave que casi dolía.

Betillo, no queriendo dejar atrás ese calor, se pegó al costado de ambos, envolviéndolos con sus brazos.

Los tres quedaron así, mirándose, respirándose.

Abraham sintió un impulso y, sin pensarlo demasiado, les tomó las manos a ambos y las entrelazó con las suyas.

—Si esto va a funcionar…
—dijo con voz baja—
quiero que funcione para los tres.

Betillo sonrió.
Hollman también.

Y entre los dos, lo acercaron para un beso lento, compartido, cálido…
Uno que hizo que el mundo se volviera pequeño, seguro… solo de ellos.

Pero al otro lado de la calle, Milo apretó los dientes, viendo la escena con una expresión torcida y oscura.

—Perfecto… —murmuró—. Justo lo que quería ver.

Su silueta se retiró entre las sombras, dejando un eco de pasos suaves.

Los tres chicos no lo notaron.
Todavía no.

Esa noche nació algo hermoso entre ellos…

…y también el comienzo del plan de alguien que estaba dispuesto a romperlo.

✨💕Abrahaham entre dos amores...💕✨Where stories live. Discover now