¿CELOS?🙀

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El resto de la mañana pasa tranquila… o al menos eso aparenta.

Hollman y Abraham están en la cocina preparando desayuno, riéndose de algo que solo ellos entienden. Hollman se inclina para ayudarlo a cortar fruta, Abraham le empuja el hombro con cariño, Hollman le revuelve el cabello sin darse cuenta.

Y Betillo, desde el sillón, observa todo.

Al principio intenta ignorarlo.
Luego intenta no mirarlos.
Luego… no puede dejar de hacerlo.

Cada sonrisa entre ellos se siente como un pinchazo.
Nada grande.
Pero ahí.
Molesto.
Constante.

—¿Vas a querer huevo? —pregunta Abraham desde la cocina.

—Ya tengo huevo gracias —responde Betillo desde el sillón, pero su tono suena a “déjenme en paz” aunque él no lo pretende.

Hollman nota la vibra rara y le murmura a Abraham:

—Creo que Betillo está… medio serio.

Abraham sonríe, confiado.

—Siempre está serio.

—No así —responde Hollman, bajito—. Está… celoso.

Abraham se queda quieto un segundo.

—¿Crees?

Hollman asiente con una pequeña sonrisa culpable.

—Sí. Y creo que es por mí.

Abraham lo mira, sorprendido… y un poquito sonrojado también.

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Cuando sirven el desayuno, Betillo apenas toca el plato.
Hollman intenta romper el hielo.

—Oye, Beti, ¿quieres más jugo?

—No —responde seco.

Abraham lo observa con preocupación.

—¿Estás bien?

—Sí —miente.

Silencio.

Hollman deja su tenedor en la mesa, decidido.

—Betillo, si algo te molesta… puedes decirlo.

Betillo aprieta la mandíbula, pero suelta un suspiro frustrado.

—Es que… —murmura, sin mirarlos— ustedes dos… parecen pareja.

Abraham abre los ojos como si le hubieran jalado el alma.
Hollman también.

—¿Pareja? —pregunta Abraham—. No, no, no. Beti, no es así.

—Pues parece —replica Betillo, con la voz chiquita—. Se ven tan… cómodos. Tan juntos. Como si yo sobrara.

La frase cae como un balde de agua fría.

Hollman se levanta de inmediato y se sienta a su lado en el sillón.

—No sobras. Nunca.
Betillo no lo mira.
—Ya sé —dice— pero se siente así.

Abraham se acerca también, agachándose enfrente de él.

—No queremos que te sientas fuera. Si estamos intentando esto… es porque te queremos a ti también. No es Hollman y yo… y tú aparte. Somos los tres.

Betillo traga saliva, evitando que se le quiebre la voz.

—Pues no se ve así.

Hollman toma aire profundo.

—Ok… entonces a partir de ahora… yo voy a hacer algo.

Betillo lo mira por fin.

—¿Qué?

Hollman sonríe suave.

—Voy a estar más pendiente de ti. No porque “tenga” que hacerlo, sino porque quiero. Porque tú también me importas.

Betillo siente el pecho apretado.

Abraham se une a él, tocándole la rodilla.

—Y yo también. Si vas a tener celos… que sean celos de verdad, no imaginarios. Porque no te estamos dejando atrás. Solo… no sabemos bien cómo hacer esto todavía.

Betillo baja la mirada, un poco avergonzado.

—Perdón… yo solo… no quiero perderlos.

Hollman le pone una mano en la mejilla, suavemente, levantándole la cara.

—No te vamos a perder. Ni tú a nosotros.

Abraham sonríe.

—Ven acá.

Los tres terminan en un abrazo torpe, apretado, calentito.
No perfecto.
Pero real.
Betillo es el que lo sostiene más fuerte.

Cuando se separan, Hollman ríe bajito.

—¿Y ahora sí vas a querer huevo?

Betillo respira hondo… y sonríe por fin.

—Sí.

Los otros dos ríen.

La tensión se disuelve.

Pero en el fondo, los tres sienten algo nuevo:

Celos, sí…
pero también cariño.
Y ganas de aprender a quererse bien.

Continuará…

✨💕Abrahaham entre dos amores...💕✨Where stories live. Discover now