✨💕Abrahaham entre dos amores...💕✨

💕nada seguirá igual 🫧

Los tres seguían recuperando el aliento cuando un viento fuerte sopló desde el mar, helándoles la piel y despertándolos del momento perfecto que acababan de vivir.

Abraham se tocó los labios aún tembloroso.

—¿Esto significa que…? —no terminó la frase.

Hollman lo miró de frente, decidido, como siempre que algo le importa de verdad.

—Significa que ya no quiero seguir fingiendo —dijo con voz grave—. Yo te quiero, Abraham. Y también te quiero a ti, Betillo.

Betillo tragó saliva, sorprendido por esa honestidad tan directa.

—Pues… yo también —admitió, jugando nervioso con su chamarra—. Pero pensé que solo yo sentía esto.

Abraham estaba a punto de responder cuando escucharon un sonido detrás. Un pequeño golpe. Como si alguien hubiera pateado una botella al moverse.

Los tres voltearon al mismo tiempo.

Nada. Solo sombras y el brillo de una farola en el pavimento húmedo.

—¿Escucharon eso? —preguntó Betillo, frunciendo el ceño.

—Sí —dijo Hollman—. Pensé que era un gato… o un borracho.

Abraham no dijo nada, pero un escalofrío le recorrió la espalda.
La sensación de ser observado no se le quitaba.

Aun así, trató de sonreír para romper el ambiente.

—Oigan… —dijo—. No quiero que esto se vuelva raro. ¿Estamos bien?

Hollman se acercó y le tomó la mano sin pensarlo.

—Yo estoy bien si ustedes están bien.

Betillo vio esa escena, y aunque una chispa de celos le picó por dentro, respiró hondo y se acercó también, tomando la otra mano de Abraham.

—Estamos juntos en esto —dijo.

Abraham sintió cómo el momento volvía a tomar calor en su pecho.
Los tres se abrazaron, lento, como si intentaran proteger esa nueva conexión que acababa de nacer entre ellos.

Pero mientras ellos se abrazaban, Milo observaba desde la sombra más cercana, pegado a la pared como un depredador esperando el momento perfecto.

Su mirada estaba completamente clavada en Abraham.

—Así que… esto es lo que eliges —murmuró con una sonrisa amarga—. Perfecto. Los voy a separar uno por uno.

Su voz era suave, casi calmada, pero sus ojos decían otra cosa.

La noche terminó con un beso… pero también con el inicio de un problema.