A la mañana siguiente, el departamento está sorprendentemente en silencio.
Hollman despierta primero, medio desubicado, viendo a Betillo dormir en el sillón y a Abraham hecho bolita en el suelo con una cobija ridículamente pequeña.
Se levanta despacio, se estira, y justo cuando va hacia la cocina para preparar café…
Toc. Toc. Toc.
Unos golpes fuertes, nada amables.
Nada como la cajita misteriosa del día anterior.
Hollman frunce el ceño.
Abraham se incorpora, adormilado.
Betillo se revuelca en el sillón sin querer despertar.
La puerta vuelve a sonar, más fuerte.
—¿Quién…? —murmura Abraham.
Pero entonces escucha la voz del otro lado.
—Abraham. Ábreme. YA.
Los ojos de Abraham se abren como platos.
—No… puede… ser…
Hollman lo mira.
—¿Quién es?
Abraham traga saliva.
—Michtaquito.
Betillo se despierta de golpe.
—¿QUÉ?
Pero antes de que puedan reaccionar, Abraham abre la puerta.
Y ahí está ella.
Michtaquito, con los brazos cruzados, el ceño fruncido y una expresión que podría derretir metal.
Bonita, molesta, segura… y claramente lista para destruir a alguien.
—Así que… ¿me vas a explicar por qué se escuchó TODO lo de anoche desde el pasillo? —dice sin saludar siquiera.
Abraham se queda congelado.
Hollman y Betillo también.
Michtaquito entra sin pedir permiso.
—No se preocupen —dice con sarcasmo mientras cierra la puerta—. Solo fui su vecina por meses. Solo fui la que escuchó horas de gritos, confesiones y drama… y la que los vio llorar a los tres desde el pasillo como si fuera una telenovela barata.
Betillo se hunde en el sillón como si quisiera desaparecer.
Hollman endereza la espalda, incómodo.
Abraham pasa una mano por su cara, derrotado.
—Michta… no tenías que—
—¿No tenía que? —lo interrumpe ella—. Abraham, fui tu novia por un año. Sé cuando estás por meterte en un problema emocional. Y este… —los señala a los tres— ES UN PROBLEMA EMOCIONAL GIGANTE.
Abraham abre la boca para responder, pero ella no lo deja.
—Primero: ¿Ya hablaron?
Los tres asienten.
—Bien.
—Segundo: ¿Ya hicieron un acuerdo?
Vuelven a asentir.
—Ok.
—Tercero: Abraham… ¿te estás metiendo en una relación de TRES personas?
—No sé si es una relación —admite él, avergonzado—. Pero… sí. Estoy intentando.
Michtaquito suspira tan fuerte que parece que se le va la vida en ello.
—Ay, Dios mío, Abraham… De todos los desastres que podías hacer… ESTE es el más grande.
Betillo levanta la mano como si estuviera en la escuela.
—¿Podemos… aclarar que no todo es culpa de Abraham?
—Betillo, tú estás peor —le responde sin mirarlo—. Te la pasaste celoso, llorando, luego gritándole a Hollman como si fueras su mamá. Y luego diciendo que también lo querías. ¿Qué te pasa?
Betillo se hunde más.
Hollman abre la boca para defenderlo.
—Michta…
Ella levanta una ceja.
—¿Y tú? —dice señalándolo—. Eres el más calmado, el más dulce, el que siempre piensa antes de hablar.
Hollman sonríe un poquito.
—Pero ayer estabas a nada de romperle el corazón a los dos. ¿Así o más dramático?
Hollman agacha la mirada.
Silencio pesado.
Luego, Michtaquito respira hondo, como si cambiara de modo “regañona” a modo “amiga”.
—Miren… —dice más suave—. No vine a pelear. Vine porque… aunque sea su ex, me importa Abraham. Y no quiero verlos lastimarse. Ninguno de los tres.
Abraham levanta la vista.
—Michta… gracias.
Ella le da un golpecito en el hombro.
—Nomás… hagan esto bien. Si van a estar juntos, aunque sea raro, aunque no sea lo normal… háganlo con honestidad. Porque si uno de los tres falla… los tres van a salir heridos.
Betillo asiente, serio por primera vez.
—No va a pasar.
Hollman también asiente.
—Lo prometemos.
Michtaquito suspira, se da la vuelta y abre la puerta para irse, pero antes de salir se detiene.
—Ah, por cierto… —dice con una sonrisa ladina—. Si necesitan consejos amorosos de tríos… no me hablen. Yo apenas pude con uno.
Los tres se ríen.
La puerta se cierra.
Y por primera vez en toda la mañana…
Los tres respiran.
—Ok —dice Abraham—. Eso… no fue tan malo.
Betillo lo mira.
—Bro, fue tu ex. Nos vino a regañar. En nuestra cara.
Hollman sonríe.
—Pero… al menos ahora ya no estamos solos.
—Y al menos —añade Abraham—… no nos dijo que era una mala idea.
Betillo suspira.
—Solo dijo que éramos un desastre.
—Y tiene razón —ríe Hollman.
Los tres se miran.
Un desastre… sí.
Pero un desastre que quieren intentar juntos.
Continuará…
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✨💕Abrahaham entre dos amores...💕✨
Romancebetillo estaba enamorado de Abraham a lo igual que Juan Pablo Hollman, pero ninguno se habia dicho lo que sentían...
