I stay in this dimension __TOMARRY__

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Harry se sintió ridículo. La túnica formal que Tom había ordenado era de un verde esmeralda profundo, que complementaba perfectamente sus ojos, y de un corte que, según Tom, "reflejaba la riqueza y la discreción, no la ostentación". Tom, por su parte, estaba impresionante en un traje de gala negro con detalles plateados, exudando el tipo de poder silencioso que no necesitaba gritos.

-Recuerde, Harry -dijo Tom, ajustándole un puño de encaje, un contacto que se sintió invasivo y de control-, su misión es ser invisible. Hable solo cuando yo lo presente y sea cortés. Esto no es la taberna de Hogsmeade.

-Entendido, Ministro -replicó Harry con una falsedad que esperaba fuera convincente.
El atrio del Ministerio estaba transformado. Encantamientos de luz creaban un cielo estrellado y la música de una orquesta mágica llenaba el aire. La multitud era la flor y nata de la sociedad mágica: funcionarios, líderes de negocios, y el siempre presente Círculo de Asesores de Tom.

La primera hora fue un infierno de incomodidad. Harry se mantuvo rígidamente al lado de Tom mientras este hacía su ronda social. Tom lo presentaba con una suave condescendencia:

-Permítanme presentarles a mi pupilo, Harry. Un muchacho con un pasado... interesante. Lo he tomado bajo mi tutela personal para que canalice su talento.
Cada mago, al mirar a Harry, sentía el peso del Ministro y asentía con deferencia. Harry sonreía, asentía y decía el mínimo de palabras, siguiendo al pie de la letra la orden de ser "invisible".

Entonces, apareció la "familia" Black-Snape.
Sirius Black se acercó, radiante en un traje de gala azul medianoche, con James Potter y su esposa, Lily Evans, a su lado. Detrás, venían Severus, con su típica expresión de desaprobación, y Hermione.

Hermione era irreconocible. Su cabello salvaje estaba recogido en un moño elegante, y su túnica era un diseño negro y plata, formal y chic. Parecía la hija perfectamente educada del matrimonio Black-Snape, aunque Harry notó el miedo en sus ojos cuando sus miradas se cruzaron.

-¡Tom, qué gusto! -exclamó Sirius, con un entusiasmo falso-. Veo que trajiste al joven... pupilo. Se ve mucho mejor que ayer.

-Sirius -Tom asintió con una sonrisa tensa-. La disciplina es una herramienta maravillosa. Veo que la señorita Granger se ha adaptado rápidamente a su nuevo rol.

-Hermione es una Black por naturaleza -gruñó Severus, acercándose a su esposo y poniendo una mano protectora en la espalda de Hermione. Era un gesto posesivo, pero no cruel.

Hermione le dedicó a Harry una mirada rápida y significativa: Prepárate.
El Acto de Histeria Mágica
Tom y Severus se enzarzaron en una conversación tensa sobre los impuestos de las Pociones Avanzadas, una distracción perfecta. Harry se acercó a Hermione y le susurró por debajo de la música:

-El Cronómetro está en su despacho. Necesito que hagas el espectáculo en cinco minutos. Necesito tiempo para subir.

-Entendido. Cinco minutos. ¡Que Merlín te proteja! -murmuró Hermione, su voz temblando por la tensión.

Harry se separó, volviendo a su papel. Contó lentamente. Un minuto. Dos minutos. Tom estaba completamente absorto en su debate con Severus.

Al llegar al minuto cinco, Hermione miró a Harry y asintió. Se llevó una mano al pecho y su rostro se puso pálido.

-Oh... -Hermione jadeó, y luego un ruido agudo y sutil salió de su boca, como un crack de energía.

Sirius fue el primero en reaccionar. -Cachorra, ¿qué pasa?

-No... no me siento bien. Es... es la magia. Está saliendo -dijo Hermione, con la voz ahogada.

En ese instante, todos los cristales de las copas de champán que sostenían los invitados en un radio de cinco metros estallaron simultáneamente con un sonido seco, pero no hiriente, sino mágico.
El pánico controlado se apoderó de la zona VIP. Las luces sobre Hermione parpadearon violentamente, y el piso bajo sus pies emitió una vibración sutil, pero perceptible.