I stay in this dimension __TOMARRY__

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Harry, Ron y Hermione corrían a toda prisa, y se preguntarán por qué. Sencillo: ¡un dragón los perseguía! Para entrar en Gringotts e ir por la copa, uno de los Horrocruxes de Voldemort, decidieron robarla. Pero no sería tan fácil. Anteriormente, ya habían intentado entrar, pero sin éxito. Así que decidieron que, para lograrlo, necesitaban una distracción enorme que requiriera de todos los goblins de Gringotts.

Su plan iba de maravilla, pero lo bueno no siempre dura. Tras un ataque del dragón, el trío de oro se separó.

—¡Mierda! —exclamó el ojiverde—. ¡Hermione! ¡Ron! —gritaba Harry, pero nadie le contestaba.

—¡Harry!

Se oyó el grito de una chica. Era Hermione, que lo estaba buscando.

—¡Hermione! —dijo Harry, corriendo hacia su amiga.

—¿Estás bien? —preguntó la castaña.

—Sí, ¿y tú? ¿Dónde está Ron? —preguntó Harry al notar que su amigo pelirrojo no estaba con ella.

—¿No estaba contigo? —dijo Hermione.

—No... Hay que buscarlo —dijo Harry mientras tomaba del brazo a Hermione.

Pero, en el momento en que tomó el brazo de su amiga, otro estruendo se escuchó. Por un momento, olvidaron que había un dragón.

—¡CORRE! —gritó Hermione mientras salía corriendo.

—¡OYE, ESPÉRAME! —gritó Harry, saliendo tras ella.

Ambos adolescentes siguieron corriendo mientras buscaban a su amigo Ron, pero, al dar vuelta en una esquina, vieron una puerta. Entraron por dos razones: la primera, para ver si ahí estaba su amigo, y la segunda, para resguardarse de otro ataque del dragón.

—Creo que hubiéramos traído otra cosa que no fuera un dragón —dijo Hermione.

—Sí, no podemos ir por la copa y, para acabarla, no encontramos a Ron. Y esta habitación es algo... ¡Herm, mira qué es eso! —dijo Harry, señalando un portal que estaba en medio de la habitación.

—No te acerques. Mejor vámonos —dijo la pelicastaña, jalando a su amigo.

—Sí, tienes razón —dijo el ojiverde, dándose media vuelta para salir de ahí.

—¿Sabes? Creo que intentar robar en Gringotts fue mala idea, y traer un dragón como distracción, peor. Si se enteran de que hicimos eso, tal vez nos manden a Azkaban —dijo la castaña.

—Sí —dijo el ojiverde, y ambos se echaron a reír.

—Así que ustedes son los responsables de esto. Ustedes fueron quienes trajeron a ese dragón —se oyó una tercera voz.

Ambos adolescentes se dieron media vuelta y vieron a un goblin. Ambos jóvenes palidecieron: acababan de arruinarlo todo al decir que ellos habían metido al dragón y que iban a robar en Gringotts.

—Señor goblin, nosotros no queríamos... —decía Hermione nerviosa, pero fue interrumpida por el duende.

—¿Saben algo? No los delataré —dijo el goblin.

Ambos jóvenes lo vieron sorprendidos, pero se alegraron. Hermione cayó de rodillas y le daba las gracias. El duende se acercó a ellos y ayudó a Hermione a pararse.

—Muchas gracias, señ... —Harry iba a agradecerle, pero otra vez el goblin lo interrumpió.

—Dije que no los iba a delatar, pero sufrirán por intentar robar en el Banco Gringotts —y, al decir eso, agarró a ambos adolescentes y los aventó al portal—. ¡Suerte, la necesitarán!