Imagínense un mundo alterno donde Voldemort y los mortífagos no existe un mundo donde todos son felices,no existe la guerra,dónde la luz y la oscuridad gobiernan juntas,dónde la magia oscura es bien recibida como la magia de luz
Pues ese es el mund...
-Voy a extrañar esto- murmuró Hermione, señalando la mano de Harry en su brazo, una necesidad de contacto que solo la guerra les había inculcado.-
-Yo también- dijo Harry, apretándola.-
-Escucha, ten cuidado. En este mundo, Malfoy es hijo de Remus y Lucius... Y Tom... por favor, no confíes en él, Hermione.- Sigo pensando que es la versión chic de Voldemort.- Hermione sonrió tristemente.
-No te preocupes. Severus y Sirius tienen un aire muy protector, es incómodo, pero seguro. Pero tú... te han dado al Ministro, Harry. Y él, aunque elegante, es... intenso.-
Antes de que Harry pudiera responder, una mano firme, enguantada en piel de dragón, se posó en su hombro.
-Señor Potter, no podemos demorar. Su nuevo guardián legal espera.-
Tom Riddle se interpuso entre los dos, una barrera natural. Harry sintió una electricidad de pura aversión al contacto, pero se zafó rápidamente.
-Adiós, Herms. Nos vemos pronto.-
-Cuídate, Harry- surró ella, mientras Severus la guiaba hacia la red Flu.-
Harry se encontró solo con Tom. El Ministro hizo un gesto hacia la salida.
-Vamos, señor Potter. Mi coche les espera.-
-¿Coche? ¿No vamos por Flu?- preguntó Harry con desconfianza.-
-Los viajes por Flu son para personas que desean que todo el mundo sepa dónde han estado. Mi residencia es privada. Utilizaremos métodos más discretos- dijo Tom con un matiz en la palabra "discretos" que hizo sonar amenazante.-
Caminaron en silencio por los pasillos laterales del Ministerio, donde Harry notó la ausencia de aurores y empleados. El aire era pesado. Tom abrió una puerta oculta que daba a un callejón. Ahí, esperando, había un lujoso coche negro sin conductor.
Tom se sentó en la parte trasera, y Harry se deslizó en el asiento opuesto. La cabina del coche era espaciosa, pero la presencia de Tom la hacía sentir diminuta. Era la primera vez que estaban solos en un espacio cerrado y la incomodidad creció rápidamente.
-Ahora que estamos solos, permítame establecer algunas pautas- comenzó Tom, su tono profesional.-
Harry cruzó los brazos y miró por la ventana, evitando el contacto visual.
-No me interesa. Solo quiero volver a mi mundo.-
-Y yo quiero un Ministerio que no se derrumbe por culpa de un dragón fugitivo, pero aquí estamos- replicó Tom con sarcasmo cortante.-
Harry se giró para fulminarlo con la mirada.
-Mire, Ministro. Sé que usted es Voldemort. Tom no se inmutó, sino que soltó una risa seca, casi divertida.-
-Ah, esa vieja historia. La paranoia de su mundo es bastante fascinante. En este mundo, soy un Ministro de Magia que ha trabajado arduamente desde que salió de Hogwarts. No he matado a nadie, no he creado reliquias oscuras y, sobre todo, no me he convertido en un monstruo desfigurado. ¿Qué más quieres, Harry?-
El uso de su nombre de pila en lugar de "Potter" le erizó los pelos de la nuca.
-Lo que quiero es que no me llames así- dijo Harry, furioso-.
-Y quiero que sepas que no voy a cooperar contigo. Sé que planeas algo.-
Tom se reclinó, observándolo con una intensidad casi predatoria, sus ojos rojos (que en este mundo eran su color natural) parecían brillar.
-Muy bien. Lo mantendré informado- dijo Tom, ignorando sus amenazas-.
-Pero hasta que encuentre una forma de devolverlo a su guerra interminable, debe cumplir con mis reglas. Primera regla: No saldrá de la casa sin mi permiso explícito. Segunda regla: Asistirá a clases de tutoría que le he programado. Y tercera regla: No intente atacarme de nuevo. La última vez lo dejé ir porque me intrigó. La próxima vez, seré menos indulgente.-
-¿Tutorías? ¿Para qué?-
-Usted viene de un mundo en guerra. Sus habilidades mágicas son, francamente, rudimentarias y defensivas. Y su conocimiento de las costumbres sociales de nuestro mundo es nulo. Necesita un poco de puesta a punto.-
Harry tragó saliva. La idea de que Tom Riddle considerara su magia "rudimentaria" era humillante.
-¿Quién es mi tutor?- preguntó Harry, más por curiosidad que por aceptación.-
Tom sonrió de nuevo, ese gesto frío.
-Yo.-
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
El coche se detuvo suavemente. Harry parpadeó, la incomodidad se había convertido en una mezcla de miedo y rabia.
-¿Usted? ¿El Ministro de Magia?-
-Por supuesto. ¿Quién mejor para pulir a un joven prometedor que el mago más poderoso de esta Gran Bretaña?- Tom abrió la puerta, y la brisa fresca del exterior entró.-
El lugar era una mansión moderna de cristal y piedra en medio de un barrio residencial de alta alcurnia.
-Bienvenido a su nuevo hogar, señor Potter. La lección comienza mañana.-
Harry se quedó paralizado en el asiento. El pensamiento de pasar cada día en la presencia de Tom Riddle, su archienemigo en esta forma elegante y manipuladora, le pareció peor que enfrentarse al Voldemort de su mundo. Era una prisión de terciopelo.
Tom esperó junto a la puerta abierta, un gesto que parecía cortés, pero que en realidad era una orden ineludible. Harry tomó un respiro, se enderezó y salió del coche.
-Esto es temporal, Riddle- murmuró Harry, asegurándose de que el "Riddle" sonara como una maldición.-
Tom se acercó, la distancia entre ellos se cerró peligrosamente, forzando a Harry a levantar la cabeza para mirarlo.
-Por supuesto que lo es, Harry. El problema es que el tiempo tiene la mala costumbre de cambiar las cosas-
Tom le dio a Harry un vistazo lento, de la cabeza a los pies, y luego se dio la vuelta, entrando en la casa.
-No se quede ahí parado. Hay mucha seguridad; no le gustaría activar los sistemas. Harry lo siguió, la piel de gallina no por el frío, sino por el desafío que acababa de aceptar. La incómoda cohabitación había comenzado.-
10 votos y subo el capítulo 7
Holaaa ya regresé como lo prometí jejeje espero y les guste no me iré dentro de 6 meses volveré a desaparecer 🫠