Capítulo 1

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Como todos los sábados, la manada de Beacon Hills entrenaba en el claro del bosque que estaba justo detrás de las ruinas de la mansión Hale, y como todos los sábados, Stiles estaba también allí mirando cómo parecían querer matarse sus amigos aunque tan solo se tratara de un entrenamiento más.

Mientras todos estaban zurrándose de lo lindo con dientes, músculos y garras, él tenía la cabeza apoyada contra el tronco de un árbol masajeándose las sienes con sus manos. Su cabeza parecía que le fuera a estallar. Scott pareció notarlo y se acercó a él.

-¿Te encuentras bien, Stiles?

-Sólo es un dolor de cabeza... -se quejó el humano. -¿Te parece bien si me marcho?

-¿Qué? Sí, claro... si te encuentras mal...

Stiles asintió suavemente y se levantó de la piedra en la que estaba sentado. Dijo adiós con una mano y se fue en dirección a su Jeep con paso torpe. Subió y condujo más lento de lo normal, pues el dolor de cabeza le había disminuido los reflejos. Le llevó un poco más de lo normal llegar a su casa.

No se sorprendió al no encontrar a su padre en casa. Le dejó una nota en la pizarrita de la nevera a su padre diciendo que estaba con migraña en la cama y se fue a su cuarto a dormir después de comer una loncha de jamón y una pastilla para el dolor. Poco después de terminar de cubrirse con las sábanas se quedó dormido.

***

Stiles se despertó sobresaltado por su propia voz, que gritaba sin control. Cuando por fin comprendió que estaba despierto, sintió un terrible dolor en su costado. Se llevó la mano a la zona dolorida y notó que estaba empapada. De repente, sus ojos se abrieron con pánico. No estaba en su cuarto. ¡Estaba en el bosque!

Se incorporó sintiendo un profundo dolor en el costado y miró alrededor con pánico. No era posible... él ya no tenía ningún kitsune oscuro, ningún nogitsune, ningún void, ningún "comoquierasquelollame" poseyéndolo... ¿cómo era posible que hubiera ido sonámbulo hasta el bosque?

El dolor del pánico hizo que incluso el dolor de su costado cesara un poco. Intentó hacer memoria, mirando aún a su alrededor, pero lo último que recordaba era entrar en su cama y taparse con las mantas después de tomarse la pastilla. Se maldijo a sí mismo y comenzó a caminar sin rumbo aún quejándose con la mano en su húmedo costado.

-Mierda, mierda, mierda... -refunfuñaba para sí mismo a cada paso. -¿A dónde cojones estoy yendo? ¡Si no veo un pimiento!

Estuvo caminando entre los árboles aún sin saber dónde estaba, en completa oscuridad, pero poco a poco, comenzó a hacerse de día. Muy poco a poco. Demasiado lentamente. Cuando ya había suficiente luz del amanecer en el cielo, pudo distinguir por fin sus propios pies y al menos esquivar piedras que durante todo el camino le habían estado torturando las plantas desnudas de sus pies.

El dolor en su costado aún era persistente, aunque el miedo y el intenso frío que tenía lo había alejado lo suficiente de su mente. Fue en ese momento cuando notó que la humedad de su camiseta era pringosa. Miró y pudo ver, con horror, que un líquido rojo semejante a la sangre seca, empapaba su camiseta y su mano.

Detuvo el paso, sus ojos se abrieron de par en par y se levantó la camiseta para mirar. Si antes sus ojos ya estaban completamente abiertos, ahora se le iban a salir de las cuencas, pues una dentadura sobrenaturalmente grande le daba los buenos días desde sus costillas. Miró su mano embadurnada en sangre seca y después comenzó a girar su cabeza de un lado a otro, buscando algo a su alrededor.

Su instinto reaccionó por él, ordenándole a sus piernas correr a pesar del dolor en las plantas de sus pies. Corrió todo lo que pudo hasta que vislumbró en la lejanía un tramo de carretera. Aceleró su carrera hasta estar con los pies en el asfalto y miró a su alrededor buscando algún coche. Pero nada. A esas horas, nadie conducía por esa dichosa carretera secundaria que llevaba a Beacon Hills. Pero él conocía ése camino, así que comenzó a correr en dirección al pueblo sin dejar de mirar de vez en cuando a su espalda y a los árboles por si algo se acercaba a él.

Yaguareté·Abà IWhere stories live. Discover now