Capítulo 37

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Punto de vista de Emily:

Apenas y podía creer el cambio que estaban dando las cosas, los chicos me dejaron sentada en la entrada de la corte y espere a que mis padres salieran; tomados de la mano no como dos amantes, sino como dos personas que necesitaban fortaleza el uno del otro para mantenerse en pie, me levante y avance con ellos, mi madre subió con nosotros al auto y mi padre indico el hospital en el que se encontraba mi hermano, había sido trasladado hasta acá por solicitud de mi madre, un hospital especializado de los pocos que afortunadamente su seguro médico si podía cubrir.

Avanzamos entre los pasillos y antes de abrir la puerta mi madre nos miró a ambos.

— ¿Emily, te gustaría entrar a solas y estar con tu hermano?

Asentí, tome el pomo de la puerta y ingrese sin pensarlo demasiado.

Punto de vista de Connor:

Era un hombre libre, un hombre inocente. Al pedirle un taxi al personal de la entrada en la correccional miraron hacia afuera, mi padre apoyado en su auto mirando hacia donde yo estaba, negué mirando a la recepcionista.

— Él te espera, deberías escuchar lo que tiene para decir.

Tomé el maletín y lo colgué en mi hombro, me despedí y avance a través del estacionamiento.

— No entiendo que carajos haces aquí.

— Eres mi hijo — Se limitó a responder.

— Se te olvido los últimos ¿14 meses?

Lo dejé atrás y oí su voz.

— Connor por favor.

Me detuve.

— Tu madre espera que lleve a su hijo a casa de nuevo.

— ¿Su hijo? — Me voltee. — ¿Te gusta creer que soy de otro padre o una mierda así?

Negó en silencio.

— Entiendes a que me refiero, tus hermanas también quieren verte, anda tu madre quiere recibirte con la cena, ya luego puedes decidir si quieres irte o considerar el platicar con nosotros.

Subí al auto y el camino fue largo, porque la única persona que me importaba ver además de mis hermanas se quedó en esa corte y no se dirigió a mi más que para darme sus miradas llenas de fé...Antes de enterarse de la oscura realidad que es la vida ahora con su ausencia, para estas horas ya debe saber como su familia ha cambiado, desearía un reencuentro más romántico, pero sé que es demasiado por asimilar, porque inclusive para mí también lo es, enfrentarme al posible síndrome de estrés postraumático del que converse en mis sesiones semanales, a la increíble sensación de que la habitación en la que duerma casi siempre será mas grande que mi hogar durante este tiempo, a lidiar con las miradas o con la psicosis de que quizá nadie me esta prestando atención y que yo constantemente me siento juzgado y en el ojo del huracán, la inminente posibilidad de delinquir por la falta de oportunidades...Todas esas mierdas vienen a mí pensando en como mi vida aquí afuera parece arruinada a excepción de ella...esa bocanada de aire fresco, ese rayo de sol golpeando mi rostro.

Se ve tan distinta, tan segura...Pero lo que más me sorprende es como en un corto periodo de tiempo ella y yo lucimos como dos personas completamente diferentes, a medida avanzaba con lo que en mi mente parecía el monologo más improvisado de la historia note que ahora la forma de peinarse, maquillarse y vestirse era un poco más pulcra, siempre simple, pero mucho más perfecta ahora, su cuerpo lucía atlético juraría que me partiría la cara si alguna mala maña de la cárcel se me había pegado, esos ojos, esa fuerza tan empoderante con la que nos mantuvo a todos tan atentos era lo único que me quedaba para pensar que no todo estaba perdido ¡Y claro! Ahora mismo yo no soy tan claro con mis pensamientos como en esos días nostálgicos de celda, ahora verla me trae una emoción inmensa, me hace sentir vivo de nuevo, pero también me pregunto si esos sentimientos de amor inocente son lo que arde con fuerza en mí o es el amor de una amistad que trasciende los obstáculos, o si tan siquiera hay una posibilidad de un futuro en el cual tengamos esa sana relación de amigos que nos arrebataron.

AMIGOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora