Su amor fue como un rayo de luz que iluminaba un oscuro túnel, ella sabía que que era algo innegable. Desde el primer minuto en que sus ojos se cruzaron; algo cambió dentro de ella.
Solo podía limitarse a mirar una y otra vez esa foto de Jake y susp...
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"Verte fue como ver por primera vez el mundo a través de ojos nuevos. Fue un instante mágico que me reveló lo que el Principito sintió por su rosa: entre un jardín de mil, solo la suya era la verdadera, la única. Aunque para el mundo parezcas una rosa más, para mí eres el universo entero en flor, la melodía más dulce, el color más vibrante. La distancia podrá separarnos en el espacio, pero jamás en mi corazón; cada latido te invoca, cada pensamiento te celebra.
Antes solía estar rodeado de muchas rosas, pero aunque puedas ser también una rosa, ninguna es tan hermosa como tú. Nunca conocí a nadie tan empático y honesto como tú, alguien tan precioso detrás de esa fachada detrás de la que te ocultas.
Por tí dejaría todo para perseguirte, solo para mirarte y hacerte feliz hasta mi último aliento. Sacrificaría mi vida si fuese necesario.
No alcanzarían las palabras para decirte cómo me haces sentir, la felicidad que me das y lo preciada que eres para mí; pero te amo, y espero que el destino que nos depara sea uno en el que nunca nos separemos.
Espero un día poder llevarte a cumplir todos tus sueños y que nunca te sientas sola. A tu lado la vida es más hermosa, y siento que cada día es un sueño.
Te amo, Betzabé. Te amaré hasta el día de mi muerte, aún en el más allá y en la próxima vida.
Te amo, y siempre tuyo Jake Sim"
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Bet soltó una risa dulce, acurrucada en el pecho de Jake mientras le acariciaba el pelo. Habían vuelto hace poco de un viaje largo, y ahora estaban tirados en el sofá de su habitación, el cansancio se mezclaba con la comodidad. Para él, ella era la luz pura que había iluminado el hueco oscuro donde se sentía atrapado desde hacía mucho.
–Te amo también, bobito, pero esa carta fue demasiado empalagosa. –dijo Bet, dándole un beso tierno. Jake, pícaramente, le mordió los labios con suavidad, dejando una marquita roja que la invitaba a más. –¡Jake, te pasaste! –Ella lo empujó apenas, fingiendo enojo. A él le encantaba verla así, y no pudo evitar soltar una risita burlona.
–¿Yo? Soy inocente –Bet rodó los ojos, divertida por la situación , y él, riendo, le robó otro beso. Sentía la chispa entre ellos. –Te ves tan linda, gruñona.
–Yo no soy gruñona –Bet se cruzó de brazos e hizo un puchero. La risa de Jake estalló de nuevo.
–¿En serio? –Entre risas, volvió a darle un beso que la dejó sin aliento. Bet lo empujó de nuevo, apenas, solo para hacerse la difícil–. ¿Ya mi gruñoncita no me quiere? Me pondré gruñón yo también.
Jake imitó su puchero, y Bet no pudo aguantar la risa. Él también soltó una carcajada, sintiendo cómo cada parte de él se llenaba de felicidad.
–¡Idiota, deja de molestarme, Sentí pena ajena!¡Eso es sucio! –Jake la besó en el cuello entre risas. Ella lo abrazó por los hombros, su toque una promesa silenciosa. –Malo.
