Su amor fue como un rayo de luz que iluminaba un oscuro túnel, ella sabía que que era algo innegable. Desde el primer minuto en que sus ojos se cruzaron; algo cambió dentro de ella.
Solo podía limitarse a mirar una y otra vez esa foto de Jake y susp...
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Había llegado el día jueves, dónde jungwon y bet habían acordado encontrarse en un nuevo restaurante por la noche. Ava había insistido en asistir porque deseaba encontrarse con alguien, lo que dejaba a Bet algo confundida, pero decidió no opinar ni comentar nada. Tras avisarle a jungwon por mensaje, ya era la hora donde se verían.
La ropa de Bet no era más que una sudadera de color vinotinto y un par de jeans holgados. Su pero ondulado estaba amarrado en una cola de caballo alta y tenía los lentes con filtro azul que solo usaba cuando estaba fuera de la universidad. No tenía una apariencia demasiado llamativa, pero resaltaba su apariencia de inocencia.
Aproximadamente luego de 10 minutos de haberse sentado, sintió un ligero toque en su hombro. Al observar detenidamente al chico que se movía a su costado, su boca se curvó en una sonrisa relajada y cálida. Su pelo estaba ordenado y su camisa de botones blanca lo hacían más atractivo; sin mencionar que sus brazos albergaban su chaqueta y su corbata.
Con solo su presencia, ella sentía cómo su corazón le dejaba una sensación extraña que no comprendía del todo, pero era realmente agradable. Quizás se sentía segura.
–hola, ¿Las hice esperar mucho? Estaba en una reunión del consejo estudiantil– su voz, siempre delicada con ella, expresaba la vergüenza de su tardanza. Esa escena le recordaba mucho al escenario en el que ambos se habían conocido, brillando bajo la tenue luz del restaurante al él extender su mano hacia Ava en un acto caballeroso, reproduciendo en la cabeza de ella ese día con nostalgia. –soy Yang jungwon, un placer conocerle.
Ava sonrío y estrechó su mano al notar su leve inclinación, dándole un breve vistazo a Bet antes de devolver el mismo gesto. –Evangeline Hamad, el placer es mío. He escuchado de usted– él ensanchó su sonrisa y miró a Bet con picardía, sin poder evitar soltar una risita cuando ella, incómoda, bajó su mirada a los tenedores de la mesa.
–me pregunto qué habrás oído de mi, ¿habrá Sido algo malo?– Ava negó con la cabeza, divertida al notar la atmósfera que se estaba tratando. Jungwon por su parte, al notar la incomodidad de Bet, decidió dejar atrás el tema y continuó. –Ya los chicos deben estar por entrar, deberían ir pidiendo algo para comer. Lo más seguro es que deben tener hambre.
–no te preocupes, esperaremos por ustedes. Estoy bien, realmente– Ava carraspeó fuerte y abrió el menú mientras fruncía el ceño.
–yo si tengo hambre. Llevo desde las 10am esperando este momento porque ALGUIEN en vez de cocinar, pareciera que hace es intentos de envenenamiento– bet la golpeó en la costilla por debajo de la mesa y Ava soltaba un quejido de dolor cuando jungwon soltó una carcajada.
–¿Qué pedirán entonces?– preguntó el chico entre risas.
–una sopita de algas, carne de cerdo y kimchi suenan fabuloso. –Bet puso en blanco sus ojos y negó con la cabeza.
–¿Si sabes que es un restaurante de comida japonesa, verdad?– Ava gruñó en broma.
–¡Qué aguafiestas eres, Bet!. Eres igual que la malvada de kiki– hizo un puchero y apretó sus ojos como niña pequeña; rápidamente su cara fué sustituida por una más seria cuando escuchó la campana y vió al grupo de chicos acercarse a la mesa.