Nos reímos todos y ella se puso como un tomate.
-Si a vosotros os costó, no te quiero ni contar lo que nos costó a nosotros - dijo Nick
-¿Pero vosotros cuanto tiempo lleváis pillados? - preguntó Fran
-Desde el principio - dijimos a la vez, nos miramos y nos reímos al mismo tiempo
-La primera vez que le vi, lo supe - les conté
-Si, o incluso antes. Recuerdas cuando hablé contigo por primera vez.
-Si el día del accidente, por teléfono.
-Se suponía que iba a hablar mi hermana, pero a última hora me la jugó y no sabía que decir.
-Si pude oírla. Eso fue el 19J, y tu accidente fue el 15 de julio pues casi un año.
-Estuvisteis un año sin deciros nada - dijo Laida
-Si y cuando me decido a hacerlo y convenzo a sus hermanos y a mi hermana, para que nos dejaran solos en una sala del cine. Creo que fue el destino, que dijo esto por idiota. Me había pasado desde que nos dejaron solos hasta que se acabó la peli, intentando sacar el tema, pero estaba tan atacado de los nervios que no fui capaz.
-Al final, me tuve que caer para que se me soltará la lengua. Hay que ver.
-¡Tuviste que llevarte un susto de muerte! - dijo  Fran mirándome a mi
-Ya te digo. ¡Cuando me dijo que no podía mover las piernas! Quise morirme. Me quedé congelada. Pero le mire a los ojos, que estaban a punto de empezar a llorar. En ese momento, empecé a hablar, no sé ni que le decía. Lo único que quería era que estuviera tranquilo, que no se asustará. No sé si lo conseguí o si se libero cuando nos separaron en el hospital - les  conté
- ¡No!, pero como dices eso. Si no hubiera sido por ti, me hubiera puesto a gritar. - dijo Nick
- No puedes hacerte una idea, Bea, de lo que es saber que no puedes mover las piernas, la impotencia que sientes en ese momento. En ese momento sientes ganas de salir corriendo y no parar, pero no puedes. Cuando me desperté dentro del coche, no sabia que había pasado, no podía moverme, estaba aprisionado entre los árboles ni siquiera sabía si podrían verme desde la carretera. De hecho podía oír de vez en cuando un coche, que pasaban de largo. Pensaba que nadie me vería allí, que podía pasar horas o incluso días hasta que alguien de mi familia me echará de menos, y lo peor es que nadie sabía donde estaba exactamente, venía de una fiesta de un pueblo. Llegué a desear tener algún daño interno, para morir más rápido. Pasó casi media hora hasta oí las sirenas. Cuando los vi, sentí una sensación de euforia, me dijeron que no. Pensé que ya había pasado lo peor, pero no era así. Estaba aprisionado, se había hundido todo el morro y se hundía más poco a poco, me estaba aplastando el volante contra el pecho, y cada vez me dolía más la espalda, las piernas, el cuello, la cabeza, me había golpeado la cabeza y tenía una brecha que me goteaba, por la cara. Pero los de la  ambulancia, vieron que no me podía sacar, lo máximo que pudieron hacer fue romper el cristal de atrás y entrar dentro del coche para examinarme, pero tuvimos que esperar a los bomberos para que me sacaran del coche. Les supliqué que me dieran algo para el dolor, pero me dijeron que no podía que tenía que esperar a que me sacaran que podía sufrir un ataqué y no podrían reanimarme. Cuando llegaron los bomberos llevaba más de una hora atrapado. Y tardaron más de otra hora infernal en sacarme de allí. Cada vez que tocaban algo en coche cedía y me aplastaba, no habían podido inmovilizarme la espalda y podía sentir cada corte del metal. Creo que ahí fue donde se me agravo la lesión. No puedes hacerte una idea, Bea, lo que es estar solo entre desconocidos en una situación como esa. Así que si te quedan dudas de lo que fue mejor, ya te lo digo yo. Lo mejor es tener a tu lado a la chica a la que amas con tu toda tu alma,  que no te deje ni un segundo sólo pensar en lo que te está pasando.

Ninguno de los que estábamos ahí, había oído ni una sola palabra del accidente salir de su boca. Conocíamos la historia, pero contada por él ponía los pelos de punta. Nick y yo nos miramos y a continuación desviamos la mirada hacía Laida, que le apretó fuerte la mano y le dio un pico y un fuerte abrazó.

Nick estaba pensativo tenía algo en mente, no me atrevía a preguntar. Al final me cogió y se atrevió a preguntar.
-Bea, llevó bastante tiempo queriéndote hacer una pregunta, pero nunca encontraba el momento oportuno. No quería recordarte, ese día. Pero ahora que ha salido el tema. En los días siguientes al accidente, esos días en los que yo no quise que... ya sabes, no quería que entraras a verme. - Hice un gesto de dolor al recordarlo. - Mi madre intercedió por ti, intentó convencerme de que te dejara pasar, me hablaba de lo mal que lo pasaste el día del accidente y empezó a contarme algo que te paso, no estaba preparado para oír, el daño que te estaba haciendo y le grite para que se callara. Bea, ¿Qué paso? ¿Qué paso cuando nos separaron?
¿Como podía decirle lo que paso? Sin emocionarme, sin llorar, sin recordar lo que sentí.
-Cuando intentaba animarte, no solo lo hacía por ti, también intentaba convencerme a mi misma de que todo saldría bien, de que solo era un sueño y me despertaría en mi cama. De hecho, creo que lo conseguí, todo los malos presagios, toda la negatividad, quedo fuera de mi cabeza. Pero me rondaban muy cerca esperando un momento de debilidad para colarse y ese momento fue cuando se cerró la puerta. Fue horrible  - conté con toda frialdad.
-Bea, que me estás ocultando, deja de protegerme, por favor. ¿Cuéntamelo? - me insistió Nick
-Nick, te lo esta contando. Te esta diciendo que se desmorono.  - dijo Laida, intentado ayudarme a pasar el mal trago.
-Bea, por favor. Sé que tú lo has pasado mucho peor de lo que me has dejado ver. Necesito saberlo.
-Ok,... si quieres saberlo te lo contaré. Cuando se cerró la puerta, ya te he dicho que todos los malos pensamientos que había mantenido fuera de mi cabeza, entraron de golpe y... no pude soportarlo mis piernas no pudieron soportar ese peso y me desplomé - le dije.
-¿Te desmayaste?
-No, simplemente me quedé sentada en el suelo, llorando y sin ser capaz de reaccionar a lo que me decían, ni a nada del exterior, durante un buen rato. Cuando reaccione, todo el mundo estaba mirándome. Y ya me conoces, la misma vergüenza me dio fuerzas para ponerme de pie y esconderme en un rincón.
-¿Estuviste sola?
-No, la enfermera que vino en la ambulancia se quedó conmigo, hasta que llegó César. 
-¿Cómo se entero?
-Me llamó Luis preguntando por nosotros, no fui capaz de hablar con él, le pedí que me pasara con César. César, los mando a todos a casa y vino al hospital a estar conmigo. Estuvimos allí en la sala de espera hasta que decidieron que te ingresaban y nos fuimos a casa.

Te esperaré al final del camino [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora