23. Regalos

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Durante la semana, Nick me había contado que ese domingo los padres de Roberto iban a ir a verle y mis padres llevaban también un tiempo diciendo que querían ir a verle. Así que les se animaron y fuimos todos menos Silvia a verles que se quedó con Vero.

No le habíamos contado nada a Nick, así que cuando les vio aparecer le hizo mucha ilusión. Nick había bajado a recepción a esperarnos con la silla de ruedas. Mi madre le dio un abrazo y un beso y mi padre le estrecho la mano en plan coleguitas.
-Hola. ¿Cómo lo llevas? - le pregunto mi padre
-Hola, ya estoy mucho mejor. Ahora ya lo veo desde otra perspectiva.
-¿Desde la vertical? - le dijo César, con su sarcasmo habitual.
-Si, mas o menos. Mañana, empiezo con el andador. Si todo va bien pronto podré librarme de la silla.
-Esa es una noticia estupenda - le dijo mi padre
-Si que lo es - le contestó - ya veo la luz a final del túnel, aunque esta muy lejos.
-Hay que ir despacio - le dije
-Descuida que no voy a salir corriendo. - contestó en tono de broma.
-Ya veo que estas de mejor humor. - dijo mi madre
-Es lo único que me queda.

Subimos a ver a los padres de Roberto, que se llevaron una enorme alegría al ver a mi padre allí. Le dieron abrazos, besos y un montón de regalos. Quesos, chorizos, morcillas, hasta una gallina, con plumas y todo. Por lo menos estaba muerta.

Mientras que estábamos allí sentados charlando paso Laida por la puerta y me preguntó si podía escaparme un segundo. Ya andaba bastante mejor, seguía cojeando un poco, pero era normal, debido a la pierna ortopédica, se apoyaba un poco en la muleta.
-Te veo mucho mejor. Has mejorado mucho. - le dije
-Si y tanto. Sabes que me dan el alta mañana.
-¿Qué? Tan pronto.
-Si me iba a quedar un par de semanas más que es lo que le queda a mi hermano, pero mis padres, - paro un instante - bueno y Fran también me han insistido para que me presente a algunos exámenes de la carrera. Son esta semana. A ver si tengo suerte, porque la voy a necesitar.
-No la necesitas, tú eres muy lista.
-He tenido algunas distracciones, este año.
-Alguna de ella ha sido buena, ¿no?
-Si, alguna - dijo con una sonrisita.

Llegamos a habitación, creo que era la primera vez que estaba allí, era la habitación más alejada a la de los demás. Las demás estaban casi juntas y ésta estaba en el otro ala de pasillo. Había una maleta preparada en el pasillo de la habitación. Nos sentamos en la cama. Estuvimos un rato si hablar.
-Bea, ¿Qué te pasa?
-A mi, nada, ¿por?
-No sé, parece que te noto tristona.
-Estoy bien - dije intentado sonreír. Aunque no debí de hacerlo muy bien porque no me creyó.
-No, no lo estas - me dijo dulcemente - Te conozco. ¿Cuéntame que te pasa? ¿Le pasa algo a Nick?
-No, Nick está bien. Hoy esta muy contento
-Pero tu no.
-No, yo no
-Cuéntame.
-Estoy asustada, agobiada, preocupada. No sé, un poco de todo.
-¿Qué te pasa?
-Desde hace tres meses no me baja la regla.
-Pero, ¿Has ido al medico? - yo asentí con la cabeza - ¿Te han hecho pruebas?
-Si, dice que no tengo nada, no sé explican que puede ser. Me han puesto un tratamiento.
-¿Un tratamiento? Bea... ¿Qué ocurre?
-No es importante. Solo que... - no podía ni hablar
-¿No es importante? Y entonces ¿Por qué estas tan asustada?
-Supongo que porque soy una idiota. Me tienen que poner unas inyecciones
-¿Unas inyecciones?
-Si, en la tripa como a Fran y estoy un poco rallada
-Como a mi, ¿el que? - dijo Fran que acababa de entrar. Me quedé callada un instante.
-¿Puedo? - dijo Laida
-Si, claro
-Le tienen que poner unas inyecciones en la tripa y esta un poco asustada.
-¿Así? Tu no eras de las que te reías de mi, cuando contaron que me daban miedo - me dijo sarcásticamente
-Me reía porque me sentía identificada contigo. Desde fuera se ve como algo ridículo pero en el fondo sabes que si te pasara a ti, te pasaría lo mismo.
-¿Estas enferma? ¿Es grave? -  me dijo en un tono más compresivo y algo preocupado.
-No es grave. Creo. No saben muy bien lo que es. Dicen que es por el estrés.
-¿Estrés? Yo de mayor quiero se médico, para ellos todo es culpa del estrés.
Laida le hizo un gesto de represalia.
-Aunque espero que tengan razón.
-Yo también
-Lo siento, no quería decir eso.
-No te preocupes. Eso dice el padre de Nick.
-¿Te ha hecho las pruebas el padre de Nick? -dijo Laida
-Si y mejor que no preguntes. No es algo que me apetezca recordar.
-El padre de Nick, ¿no es ginecólogo? - añadió Fran
-Efectivamente. Así que de esto ni una palabra a Nick
-No se lo has contado? - dijo Laida
-No, no puede ayudarme. De hecho en este momento nadie puede hacerlo. Así que no quiero añadirle una preocupación más. Si este tratamiento no funciona, espero que ya este fuera de aquí. Entonces se lo contaré.
-Ok - dijeron los dos al unísono
-Bea, no te preocupes por las inyecciones. Pasando el susto del primer día, luego no es para tanto - me dijo Fran
-Eso espero
-No te agobies, que no es para tanto cofia en mí. ¿Quién te las va a poner?
-César.
-¿Lo ha hecho antes?
-No
-¿Está por aquí?
-Si esta en la habitación de los chicos
-Ok.  Ahora vuelvo

Salió por la puerta y al cabo de 5 minutos volvió con César. Traía una caja en las piernas.
-Hoy, me la va a poner César. Para que se vaya entrenando. No te quejarás que voy a hacerte de conejillos de indias.
-Gracias
-No hay de que. Solo es para que veas con tus propios ojos que no es nada.

César se sentó a los pies de la cama y me hizo señas para que me sentará a su lado, me extendió la mano y  apretó cariñosa la mía. Cuando me senté mi paso el brazo por la espalda y me acercó hacia él, dándome un beso en la mejilla y susurrándome al oído que estuviera tranquila. Después me soltó y empezó a seguir los pasos que le indicaban Fran y Laida. En menos de 10 segundos, la inyección estaba puesta y todos había acabado.
-¡Oye que mano! - dijo Fran - Ni me ha dolido. Eso si yo me quedo con mi niña.

Laida se acercó y se besaron suavemente en los labios.
-En fin, Bea. Que ya ves que no es nada y menos aun con César que un profesional.
-Lo sé. Si no fuera por él.

César volvió a ponerme el brazo por la espalda.
-Tu lo único que tienes que hacer es relajarte, si lo luego ya has visto son cinco segundos. No te da tiempo ni a ponerte nerviosa  - me dijo César
-Gracias chicos, a los tres.

Ese día, estuve poco rato con Nick y no puede estar ni un segundo a solas con él, pero por otro lado mejor así no se dio cuenta de mi estado de ánimo. Aunque bien es cierto que después de hablar con Fran, estaba mucho más tranquila.

Volvimos a casa con el coche llenó de regalos. Me di cuenta del gran trabajo que hacia mi padre, cuando por los pasillos, le paraban para darles las gracias. Mucha de la gente que había por allí, había pasado por sus manos. Y gran parte de ellos, le debía una nueva vida.

Te esperaré al final del camino [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora