Capítulo dos

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Masato sintió cómo las manos de Ren recorrían su pecho hasta su tripa. Masato, muy sonrojado, sus ojos cerrados, jadeaba un poco al sentir sus manos.

-Pa-Para... -susurró como pudo intentando sujetar sus manos.

Ren acarició su cuello con sus labios.

-Tienes una pinta deliciosa -murmuró Ren contra su oído.

-Estás loco -contestó Masato como pudo.

Allí, sentados en la cama de su habitación, Ren le cogió la barbilla y giró su rostro para besarle. Ren movió sus labios contra los de él, haciendo dar un pequeño gemido a Masato. Masato se separó intentando conseguir aire, pero Ren volvió a juntar sus labios, lamiéndolos con su lengua. Masato pensaba que no podría ponerse más rojo, y el saber que Ren lo podía ver así hacia que su rubor creciera más. Quería salir de ahí, pero a la vez quería continuar.

De repente sonó un móvil. Masato reconoció en seguida la melodía del tono de Ren. Ren se separó y miró quien era. Cogió la llamada.

-¿Sí? -contestó-. Ah, hola. -Sonrió-. Claro, en seguida. -Colgó.

Masato sintió el impulso de besarle y acercó sus labios a los de Ren, cerrando los ojos, pero Ren se apartó.

-Tengo que irme, gatito.

-¿Ahora?

-Tranquilo, volveré para cenar.

Ren apartó a Masato de encima suyo, levantándose.

-Eres un idiota...

-¿Por qué me insultas tanto? -le dio un beso en la mejilla-. Hasta luego.

Masato no contestó y miró cómo se marchaba. Cuando se fue se tiró en la cama, escondiendo el rostro en la almohada. Gritó contra ella, harto de todo. Tenía que poner en orden sus pensamientos. Cuando Ren le "atacaba" su mente decía que no, pero su cuerpo decía que sí. A veces intentaba pararlo, pero luego acababa dejándose llevar sin saber por qué. Cuando Ren hacia esas cosas su cuerpo entero temblaba de emoción, sus mejillas de volvían de un color rojo que nunca aparecía en él, su voz temblaba, sus pensamientos eran confusos, y todo por culpa de unas simples caricias y besos.

Se puso boca arriba, mirando el techo de la litera, donde dormía Ren. No sabía qué pensar con todo eso. ¿Debía pararle los pies? ¿O quizás tenían que llevar eso más allá? Masato sacudió la cabeza intentando alejar esos pensamientos de él.

Se levantó y se dirigió al espejo para verse bien antes de salir. Se miró. Su pelo azulado estaba revuelto, sus labios más gruesos y rojos por los besos, su camisa mal colocada. ¿Qué pensaría su padre si lo viese así? Se avergonzaría de su hijo, estaba seguro. Intentó mejorar su aspecto como pudo y cuando pensó que ya estaba bien salió afuera. Bajó los escalones; le había entrado hambre. Se dirigió a la cafetería, pero antes de llegar, en el pasillo de al lado, le llegaron risitas que le sonaron conocidas.

Ren...

Se asomó y lo que vio no le fue nada agradable. Ren cogía las manos a una chica rubia, ella tenia una enorme sonrisa y lo miraba con ojos brillantes. Ren cogió uno de sus mechones dorados y acercó su nariz a él. Masato sintió cómo su cuerpo temblaba de arriba a abajo. ¿Por qué de repente su corazón de había comprimido así? ¿Por qué se sentía tan mal de pronto? Se giró con los puños apretados y temblando y se marchó sin molestarse en no hacer ruido.


-Estás preciosa hoy. -Ren cogió un mechón de la chica. La chica rió un poco con las mejillas rojas. De pronto Ren escuchó un desliz por el suelo y pasos rápidos que se alejaban. Se volvió para justo ver desaparecer aquel cabello azul inconfundible.

Idol's Love: Second Melody [pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora