Do you hear me? || c.h ((editando))

Je Vole - Louane

Ashton estaba sentado al borde de su cama, incando los codos en sus rodillas, apoyando la cabeza en las palmas de sus manos. Deslicé mi mano por su espalda, acariciándole para que sintiese mi apoyo. Calum agarraba mi mano, de vez en cuando me proporcionaba un delicado apretón, él también estaba temblando. Michael nos miraba sin saber realmente qué hacer, pasaba su vista por encima de Ashton y luego a mí, negando con la cabeza.

La habitación parecía más pequeña de lo normal, las persianas a medio subir, un silencio ensordecedor me recomía por dentro.

Acababan de darle la noticia, acababa de enterarse de que, posiblemente, recuperaría la vista. Pero como él mismo había dicho, era una oportunidad entre un millón. Necesitaba un donante que su sangre fuese compatible, no podía ser menor de edad ni superar los treinta años, y, sobre todo, tendría que haber decidido donar sus órganos antes de morir. Éste último detalle era el más complicado. Nos aseguraron que en cuanto estuviesen seguros del problema de Ashton, le pondrían en espera para recibir la cirugía y encontrar donante.

Resultaba realmente complicado tener esperanza.

"Seguro que todo sale bien." Susurré enlazando mis brazos en su cintura y situando mi cabeza sobre su hombro. Ashton negó lentamente con la cabeza, miré a Michael, que también negaba tristemente. Le miré rogándole que parase. "Te prometo que antes de que te des cuenta estarás viéndome el careto todos los días."

"No quiero hablar." Susurró en un hilo de voz. "Necesito estar solo."

"De acuerdo." Contesté apartandome. "Si necesitas algo solo tienes que avisarnos." Le di un beso en la mejilla y tiré de Calum y Michael para salir de allí. Ambos caminaron cabizbajos a mi lado, nadie estaba de humor en ese momento. Podía ser una gran noticia, pero me ponía en la piel de Ashton y desde luego que le comprendía. Pasar de que te digan que estarás ciego de por vida, a que sí, sí podrás ver, pero solo si algún tipo muerto ha estado dispuesto a regalar ese tejido que tanto le hacía falta a Ashton.

Aquel día nadie quiso articular palabra.

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Habían pasado cuatro semanas desde aquella noticia, cuando nos dijeron que debíamos ir al despacho de mi madre urgentemente. Había sido un mes realmente duro, Ashton no salía de su habitación, Michael le hacía compañía a duras penas. Y Calum, Calum solo iba a peor.

Se hacía difícil ir a trabajar y tener que conseguir animar a todo el mundo cuando yo tampoco estaba bien. Volvía a colocarme los auriculares para aislarme, pero parecía que la música tampoco ayudaba. Calum y yo intentábamos trabajar eso de escuchar música para que no perdiese la capacidad auditiva, y sí que es verdad que los primeros meses parecía funcionar, pero ahora daba la sensación de que todo lo que hacíamos era en vano. Calum perdía los nervios cuando le hablaba y no me oía, tan solo hacía unas semanas le había visto llorar por primera vez.

Él estaba sentado en el banco de su ventana, encogido con la cara escondida debajo de sus brazos. No quería que me acercase, ni siquiera quería que intentase calmarle. Insistía en que tenía que irme, que yo no podía verle así. Recuerdo perfectamente cómo sentí que me daba un vuelco al corazón, llena de impotencia me obligué a mí misma a salir de allí. Y, sin saber dónde ir, terminé dejándome caer contra la puerta de su habitación, abrazándome a mí misma, sabiendo que aquel momento iba a llegar tarde o temprano.

El momento en el que él no pudiese escucharme nunca más.

Recordé todos los remedios que había buscado, investigando qué podría ayudarle a que aquello no sucediese. Recordé que estuve dispuesta a trabajar un año más para poder pagarle una operación, a no ir a la unversidad de mis sueños para poder ayudarle.

Y recordé que tan solo quedaban unos meses para poder pedir la matrícula. Tenía el dinero, todo estaba preparado para poder irme. Pero una vez más me llegaba la duda, la duda de si eso era lo correcto. ¿Dejaría a Calum allí, ingresado hasta que no puedan atenderle más? ¿Hasta que quedase completamente sordo?

No podía permitírmelo, no solo porque le quería con todo mi ser, sino porque se había convertido en una parte esencial de mí. Era mi mejor amigo, mi compañero de aventuras, la persona que conseguía hacerme llorar riendo y reír llorando.

En ese momento me di cuenta de que los libros no mienten, de que las películas no exageran y el teatro no es solo teatro. Porque estaba segura de que había conocido a la persona que estaba hecha para mí, y yo para él.

No recuerdo cuánto tiempo estuve allí, pero para cuando me levanté, abrí lentamente la puerta y le vi dormido con los auriculares puestos. No me acerqué, ni siquiera puse un pie en la habitación. Cerré la puerta y continué trabajando, visitando uno por uno a todos los pacientes de esa planta, haciendo lo que realmente debía hacer.

Y ahora, semanas después, estaba cogida a su mano, caminando junto con Ashton y Michael hacia el despacho de mi madre, con la esperanza de que nos dijesen lo que realmente pensábamos que iban a decirnos.

Fue nada más abrir la puerta, cuando vimos a mi madre rodeada de un grupo de gente con batas blancas, todos sonrientes y con aire de satisfacción. Mi madre se acercó a mí y plantó un delicado beso en mi frente, agarró a Ashton de los hombros y le dio un beso en la mejilla.

"Ashton, cariño," Suspiró apretando su agarre sobre los hombros de mi amigo. "no te van a hacer más falta éstas." Dijo agarrando sus gafas, desvelando unos ojos enormemente verdes, vacíos de emoción. Me llevé ambas manos a la boca, me temblaba todo, era la primera vez que veía sus ojos. Aunque tenía los párpados entrecerrados, se podía ver que tenía la mirada perdida, como apagada. "Está confirmado, podrás recibir la cirugía. Hemos encontrado donante."

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EEEEEEEEEPALEEEE ME MUERO O SEAAaaaAa

(((he investigado antes de escribir sobre las enfermedades que aparecen en este ffic, todas son reales y las soluciones posibles también lo son)))