Coincidencias etéreas

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—¿Lo dices en serio?

Rodrigo habló tan rápido como le fue posible. Lo usual en él era gesticular de forma pausada, para poder hacer llegar a su interlocutor lo que quería decir. Esto le venía desde su adolescencia, gracias a que su psiquiatra le había dicho que debía hacerlo de esa manera si quería tener una conversación adecuada con cualquier persona. Sin embargo, ahora, al recibir una solicitud inesperada, dijo lo primero que se le cruzó por la cabeza. Y lo dijo de tal forma como si con ella soltara todas las ansias que tenía acumuladas dentro de sí durante semanas...

Por un lado, se moría por conocerla.

Desde aquella vez, que había leído por primera vez, hacía dos meses atrás, los primeros poemas de Aira publicados en Wattpad, había sentido una fuerza irremediable por saber quién era la autora de tales versos. Estos le eran tan familiarmente conocidos en su métrica y en el uso de los sonetos, y sobre todo, por el sentimiento de pesar y de soledad expresados en ellos, y al leerlos volvió a sentir el horror que había experimentado años atrás. Y es que... la lectura de aquellos versos había vuelto a despertar en él a los s demonios internos que había creído dejar atrás...

Esos versos lo habían marcado de por vida. Y, a pesar de que el papel en los que estaban plasmados los había quemado en el jardín posterior de su casa tiempo atrás, esto no había sido suficiente para lograr borrarlos de sus recuerdos. Porque aquéllos versos representaban al ser que más había amado en su vida, a aquel que le prodigaría los momentos en los que se sintió más querido que nunca, pero que, también, significarían el preámbulo de aquél hecho que lo llenaría de espanto y que no lograría borrar de su mente hasta la actualidad.

En sus más terribles pesadillas, Rodrigo se veía a sí mismo, pero más joven, releyendo esos versos. Luego salía llorando y corriendo en un pasadizo oscuro e interminable, en donde éste se hacía cada vez más estrecho, provocando que le faltara el aire y se recrudeciera su asma, para luego observar una pequeña salida iluminada. Al entrar en aquella luz era mudo testigo de aquel hecho que quería olvidar, pero que su mente se negaba a hacerlo. Y solo atinaba en su sueño a soltar un desgarrador y mudo grito de ansiedad, dolor y desesperanza... Porque él quería con todo su ser volver atrás e impedir que aquéllo sucediera, pero cada día que transcurriera, la vida le había demostrado cruelmente que en cuestiones del destino no hay vuelta atrás... o aquello era lo que pensaba hasta dos meses atrás.

Desde que había logrado entablar conversación con Aira, para su agradable sorpresa, le había sido fácil conciliar el sueño. Sólo después, cuando ella desapareciera por unos días, su insomnio volvería. Ya luego, cuando intimaran más seguido en sus charlas por chat, se obligaba a quedarse despierto bebiendo diferentes bebidas. Y. no fue hasta que concluyó que lo que comenzó por una simple curiosidad por saber qué escondían los versos de ella, que se dio cuenta que en ellos dos había una conexión sin igual, a la cual le era difícil negar... Y por esto mismo, era que tenía miedo de que las cosas entre ambos se dieran de la forma tan rápido como se estaban llevando...

Durante su último año de secundaria, Rodrigo había gustado mucho de una compañera de estudios. Aplicada, responsable, guapa, era todo lo que buscaba en una mujer, sobre todo porque, al igual que él, sobresalía en sus estudios y era muy educada con los demás, y con una moral intachable... O al menos eso era lo que creía él.

Cuando en su viaje de fin de año, la muchacha le había dicho que ya era hora de concretar su relación de pocas semanas, a Rodrigo le había parecido apresurado. A pesar que desde un comienzo había sido ella quien había tomado la iniciativa al declararle que le gustaba y él aceptarla como su novia, su relación con ella no llegaba ni al mes. Si bien tenía deseo sexual por ella, quería que las cosas siguieran un curso natural.

Ansías y Poesías [Saga Ansías 1] ✓ - [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora