Capitulo 5 -"Huye"

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Ellos me necesitan, pero no son conscientes de ello.

Mi mente y corazón están cargados con el peso de una información que no soportará más pender de ese hilo que la lleva, sin embargo no tengo un lugar donde descargarla, por que por más que lo intente, todo el mundo se niega a creer en mis palabras.

Años atrás intente contactarme con gente importante que me diera la oportunidad de hablar y develar la farsa que es Brown, me dijeron que era una niña trastornada, ofuscada con mi padre y que tan sólo me inventaba cosas para complacer mis caprichos de niña malcriada.

Desde ese día deje de intentar brindarle una mano a los medios que buscaban derrocar el reinado de mi padre.

Recuesto mi cabeza en la pared, de la misma manera que lo he hecho en los últimos días, y miro el techo fijamente.

Los pocos rayos de luz que estaban entrando por las ranuras de las tablas de madera que se apretujan en la ventana, se desvanecen con rapidez; esta oscureciendo.

Toco mi cuello con suavidad, tratando de no lastimarlo más. Espero que el arañazo en la mejilla de aquella bestia sea duradero y le arda por un tiempo. Masajeo de forma circular mi cuero cabelludo; paro abruptamente en medio del proceso.

Sacudo mis manos una vez más, buscando zafarlas, sin embargo no ceden y lo único que logro es lastimarme una vez más.

Paseo mi mirada distraídamente por todo el lugar, una y otra vez, hasta ya sentirme mareada, así que reposo mi mirada en las ventanas, confirmando que el sol se ha ocultado, pero no es eso lo único que noto.

Hay una tabla suelta.

Entrecierro mis ojos, concentrándome en mi punto crítico.

Se tambalea y el aullido del viento pasa entre aquella rendija mucho más grande que las demás.

Sonrío y maquino mi plan. <<No desperdicie años viviendo en el infierno para no haber aprendido nada. Soy una mujer que sabe perfectamente lo que la palabra supervivencia significa. >>

Me tiro hacía un lado, recibiendo un golpe en el costado de mi brazo izquierdo, pero lo ignoro y me paro, posicionando mis rodillas y codos contra el cemento; arrastro ambos en medio de la grava y a pesar del ardor que se expande dolorosamente, sigo mi camino.

Tal vez no fue la mejor idea haberme puesto una blusa sin mangas, pero bendecido sea mi ingenio al utilizar unos jeans.

Mi corazón palpita fuertemente y no puedo oír nada más que mi sangre corriendo con rapidez, el estruendoso ruido de mi trabajosa respiración y el arrastre de mi cuerpo en el cemento.
Tal vez pasan horas, no lo sé muy bien, pero finalmente llego hasta la ventana y me alzo hasta quedar de rodillas. Puedo sentir todo mi cuerpo suplicar que pare, siento la quemazón de cansancio en mis extremidades.

<<No te rindas. Aún no. >>

Palpo detenidamente la tabla. Cuando mi dedo trastabilla con algo duro, quiero gritar de emoción: una puntilla suelta. Si ya está colgando aún con esa puntilla puesta, sin ella la ranura será suficiente para poder salir de aquí.

Impulso mi dedo hasta tomar la puntilla entre el pulgar y el índice, jalo con fuerza, una y otra vez, siento mis dedos rojos, magullados, pero sigo. Tiro y giro simultáneamente, hasta dar con mi cometido.

La puntilla cae en un casi imperceptible repiqueteo, mientras yo extiendo mis brazos lo más que puedo para sostener el pedazo de madera que colgaba de esta. Caigo de espaldas ante la fuerza de mi movimiento, mi cabeza suena en un eco sordo, el fuerte palpito que empieza me desorienta por unos segundos.

Mafia In Love (#1 de Bilogía) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora