CAPITULO 37 - "CURAR NUEVAS HERIDAS"

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SCARLETT POV'S

La punta del arma quema contra mi frente, se siente cómo fuego ardiendo, casi puedo escuchar el chisporroteo y el intenso olor a quemado llegando a mis fosas nasales. Mi respiración es irregular y mis manos tiemblan. Cada paso que doy se siente pesado, como si estuviera caminando con ladrillos por zapatos.

Tres hombres caminan detrás de nosotros, mientras que dos de ellos nos apuntan con sus armas, buscando atemorizarnos, que caigamos rendidos y nos demos por vencidos en la batalla que ellos mismo acaban de desatar..., pero somos más inteligentes que esto, mucho más fuertes que el temor de terminar con una bala incrustada en la cabeza.

Miro a mi lado derecho divisando la gélida mirada de Kurt, clavada en mí, dándome de seguido un seco asentimiento, la señal de como acabara esto para nosotros.

Corto el aire con mi codo siendo impactado en el estómago de aquel hombre con la fe suficiente como para creer que el arma que apuntaba mi cabeza sería suficiente para aplacar mi enojo. Me volteo con una agilidad que desconocía poseía y cojo el arma que el hombre sostiene con fuerza, de un tirón se la arrebato y soy lo suficientemente rápida para darle con la punta de esta en la cabeza, haciendo que su cuerpo pierda la fuerza y caiga como un costal en el piso, tal vez sin vida..., no lo sé, no tengo tiempo para averiguarlo, pues los otros dos hombres se han puesto alerta y uno de ellos ha llamado a refuerzos.

Kurt batalla con agilidad y una sorprendente gracilidad con el hombre que lo sostenía, dejándome libre a mí con el último de ellos.

Sonrío con cinismo a tiempo que suelto el arma y le hago una seña a aquel hombre calvo y de ojos claros, que venga. Suelto una seca carcajada y cuando el viene hacía mí en una absurda corrida buscando tener el impulso necesario para derribarme, cojo su mano con habilidad y la tuerzo, mientras que su otra mano rasga con violencia mi brazo con sus cortas uñas, incrustándose en la carne, luego pasan de mi brazo a mi mandíbula, asestándome un fuerte golpe en esta; me mareo un poco, pero logro recomponerme y dejarlo en un estado de inmovilidad al tener su mano en la espalda, torciendo grotescamente su brazo y partiendo con fuerza su hombro; cruje y por un momento siento pena, siento que no lo merece. Doy un rodillazo contra la parte baja de su espalda, haciendo que se doble, y justo en ese instante olvidándome del remordimiento que se empezaba a crecentar en mí.

-¡Vámonos! ¡Ya vienen! –el grito de Kurt me saca de mi ensoñación de adrenalina, haciendo que suelte al hombre y lo deje caer en el piso con un estruendo.

Siento la calidez de la mano de Kurt haciendo contacto con la mía a medida que corremos por aquel estrecho pasillo que se hace cada vez más amplio con el pasar de los pasos.

El estruendo de las botas de los policías contra el asfalto es todo lo que hace ruido en el pasillo, congeniando con nuestras erráticas respiraciones.

La tenue luz que cubría el pasillo se hace cada vez más intensa, dándome a entender que ya estamos por salir de aquí. Que nuestra salida está cerca.

-Falta poco –avisa Kurt, con su cabello revuelto por la corrida y su respiración siendo sólo unos jadeos que suenan ensordecedores en medio del silencio que de repente se ha instalado, como si hubiéramos perdido a los hombres que buscaban retenernos en busca de una respuesta concreta a lo que venimos haciendo por meses. Lo que la mafia trama.

El sol, esplendoroso y con una fuerza inigualable se extiende por la ciudad a la que salimos.

Miro a mi alrededor, notando de repente que hemos salido a una de las calles de este estado.

-Nos están esperando en el aeropuerto –miro fijamente a Kurt que tiene una expresión seria –Debemos llegar rápido. Para un taxi –ordena.

Mafia In Love (#1 de Bilogía) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora