En fin, ya lo terminé, así que decidí que es hora de empezar mi lista de deseos. Aunque, en realidad, no sé si llamarla así. Es más bien una mezcla entre cosas que realmente quiero hacer y otras que, aunque me cueste admitirlo, necesito enfrentar antes de que sea demasiado tarde. Ojalá te guste.

Lista de deseos, o algo parecido

1. Ir a Japón.

2. ̶N̶o̶ ̶m̶o̶r̶i̶r̶.̶ Vivir más de un año, no menos.

3. Hacer mi testamento.

4. Poner el número de teléfono de mi ex en páginas de universidades, para que lo llamen por el resto de su vida.

5. Bailar donde sea sin sentir vergüenza.

6. Decirles a mis padres lo que está pasando, o escribirles una carta.

7. Comprar una planta y asegurarme de que no muera.

8. Subirme a una rueda de la fortuna, aunque me dé miedo.

9. Cambiar de psicólogo.

10. Dar en adopción a mis gatos, pero no a cualquier persona.

Él último punto es el más doloroso para mí. No quiero hacerlo, diario, pero tampoco puedo ser tan cruel como para dejarlos solos. Ellos merecen algo mejor que un dueño enfermo que probablemente no estará aquí dentro de unos meses. Merecen a alguien que pueda cuidarlos, una persona sana y con energía que les dé todo lo que yo no podré ofrecerles. Aunque todavía no sé cómo voy a encontrar a ese alguien, eso será otro punto en mi lista que tendré que resolver. Por ahora...

(...)

Si me preguntas por qué dejé de escribir, fue porque pasó algo interesante. Ahora estoy de vuelta en mi departamento, pero no puedo dejar de pensar en eso, así que te lo contaré.

Estaba escribiendo cuando, de repente, la puerta de la cafetería se abrió de golpe. Un chico entró corriendo, como si el mismísimo diablo lo persiguiera, y aunque me cuesta admitirlo, hubo algo en él que llamó mi atención. Respiraba agitado, y lo primero que noté fue el delantal que llevaba en la mano, con el logo de Seoffee estampado. Su cabello castaño estaba desordenado, pegado a su frente por el sudor, como evidencia clara de cuánto había corrido.

¿Recuerdas al mesero que se equivocó con mi pedido? Bueno, más tarde supe que, en realidad, es el barista y encargado del local, a la vez que es el jefe del recién llegado.

—¿Dónde crees que estabas, Han Jisung? ¿Ahora tengo que hacer tu trabajo también? —fue lo que dijo.

El chico empezó a negar, moviendo sus manos con desesperación.

—No, no, no es eso. ¡Fue culpa de la alarma, Changbin! ¡Digo, hyung!

Por un momento pensé que no era la primera vez que tenían esta conversación, y mis sospechas se confirmaron cuando el encargado suspiró, pasándose una mano por el cabello.

— Jisung, esta es la tercera vez esta semana. Sé que soy tu amigo, pero también soy tu jefe, y no puedo seguir dejando pasar tu impuntualidad.

El chico bajó la mirada un momento, claramente avergonzado, y empezó a ponerse el delantal de manera apresurada.

—Lo siento. No volverá a pasar, lo prometo.

—Mejor empieza a trabajar —respondió Changbin, señalándome con un movimiento de cabeza antes de volver a sus tareas.

Jisung no respondió, pero lo noté suspirar mientras tomaba una pequeña libreta y un lápiz. En cuestión de segundos apareció frente a mi mesa, lo curioso fue que no me miró directamente, como si intentara evitar cualquier contacto visual.

—Buenos días, ¿qué desea pedir?

Aquello me desconcertó, aunque no pude evitar darle una pequeña sonrisa. Estaba claro que no había notado mi taza de café a medio terminar ni el plato con las migas que quedaban del rollo de canela.

—No... Ya pedí, no se preocupe.

Pareció necesitar un segundo para procesar mis palabras. Levantó la mirada con lentitud, y cuando sus ojos se encontraron con los míos, vi cómo su rostro se tiñó de un rojo intenso.

—Oh, disculpe. No me di cuenta.

Su tono fue de puro nerviosismo, y por alguna razón eso me hizo sonreír aún más. Pensé que él se alejaría, pero no lo hizo. Para mi sorpresa, Jisung empezó a escribir algo en su libreta de una manera casi torpe. Después de unos segundos, arrancó la hoja y me la tendió, evitando mirarme directamente.

Antes de que pudiera abrir la boca para preguntar qué era, dio media vuelta y caminó hacia el otro extremo de la cafetería.

Esto fue lo que él escribió.

"Aquí está mi Instagram. Espero no parecer raro, solo... quería dejarlo por si acaso.

@_doolsetnet

- Jisung :)"

No estaba preparado para algo así. Sentí mi corazón latir con demasiada fuerza, aunque no sabía si era más por la sorpresa, el gesto en sí, o la forma torpe pero tierna en que ese chico había actuado.

No sé si lo que hice después estuvo bien, pero lo busqué por aquella red social y lo seguí. Aunque no tengo ni idea de qué esperar de esto, por primera vez en mucho tiempo, siento algo cálido en mi corazón. Supongo que hoy la vida quiso tratarme bonito, y estoy agradecido por eso.

Me gustaría seguir escribiéndote, diario, pero acabo de recibir un mensaje suyo. No te contaré lo que dice, no aún, pero sí te diré esto: Mis mejillas están ardiendo, y no me disgusta.

Con mucho cariño,

Lee Minho.

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⏰ Last updated: Jan 02 ⏰

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