[Todos los personajes de esta historia pertenecen a sus respectivos animes, ninguno pertenece al autor, la trama es original y está inspirada en otros relatos]
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La pareja Shigaraki había madrugado con el fin de asistir temprano al orfanato que se hallaba en la cima de una pequeña colina cercana a la ciudad, cuando más subían por aquel silencioso camino, más fresco era el aire y más calma se podía encontrar. Cuando Kurumi cruzó una curva, pudo comprobar que ya llegaron a su destino después de tanto caminar.
— Ya llegamos, Tomura-san — dijo la chica del parche blanco, alegre.
— ¿Era necesario caminar todo ese rato? Podríamos haber llegado a través de portales... — dijo el peliblanco.
— No seas tan perezoso... ¿acaso te molesta pasear con tu querida esposa por las caminos tan bellos como este...? — se hizo la deprimida.
— Se que estás jugando conmigo, aunque seas mi esposa nuestra relación es falsa — dijo el villano.
— Jeje — se rió.
— ¿Esa enorme vivienda es el orfanato mejor cualificado de esta ciudad, porque esta tan marginada de la sociedad? — preguntó Tomura, acercándose junto a la pelinegra, quien procedió a responderle amablemente la pregunta.
— Los niños huérfanos siempre se sentían agobiados con los constantes ruidos urbanos que se escuchaban del exterior, pensaron que moverlos a una tranquila colina como esta mejorarían su salud mental, y creo que los dueños de esta compañía lo lograron — dijo Tokisaki — Al menos eso fue lo que leí por internet, jeje...
— "Esta es de las que se creen todo lo que andan leyendo en la computadora, tengo miedo de revisar su historial sabiendo lo muy sádica que en es realidad" — pensó Shigaraki, con una gota de sudor.
— En fin, lo importante es que hemos llegado, no nos quedemos parados y vayamos a la puerta, ¿si?
— No hemos venido aquí para solamente observar el edificio — asintió el peliblanco.
...
Toc Toc Toc...
Después de darle tres golpecitos a la puerta, un hombre robusto de la misma altura que Tomura los recibió con un poco de sueño pero amabilidad. Ambos analizaron su compostura y comportamiento, y pudieron concluir mutuamente que no parecía una persona desagradable o violenta, simplemente una pacífica que le gustaba su propio trabajo. Su cabello alborotado era morado y su piel blanca, pero lo que parecía incomodar un poco a la pelinegra era el cubrebocas que este estaba usando.
Por alguna extraña razón, Tomura sentía que ya le había visto el rostro a ese hombre hace mucho tiempo. Pero no recuerda cuando exactamente, ni siquiera estaba seguro de sí sus sensaciones eran muy ciertas o no.
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