Capítulo 6:Disparos.

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El humo era espeso, tal cual lo es un humo de SoS.

El Sargento dirigió la mirada rápidamente a la prominente humarada que provenía de lo alto de un comercio de ropa, ropa un tanto elegante.

-Subiremos a ver que demonios sucede, la última vez que use una bengala fue para llamar a un helicóptero en Iraq con tres hombres heridos.

No hubo respuesta o queja de mi parte, él era quien tenía las habilidades y podía salvarnos a mí y a Samanta de cualquier mal que asechara por las calles del centro, quizás, hasta nos saque con vida de aquí y puede que sea muy factible, porque de que había otros militares había, su radio nunca dejaba de emitir sonidos a través de su auricular.

Cuanto más nos acercábamos más era el humo, más espeso y de olor no venía bien, al parecer no era una bengala. Para subir al techo había que entrar por el callejón que estaba pegado al inmueble, cual luego de unos movimientos tácticos de parte del armado Sargento y de los pasos inseguros de parte nuestra, logramos hacernos con la escalera que nos daba paso a husmear, algo que nos dejó desconcertados con solo verlo.

Dos cuerpos, dos cuerpos en llamas con vestimenta militar.

Unos cuantos casquillos de balas había alrededor de los mismos, por deducción hubo un enfrentamiento armado.

-Son de la división aerotransportada, los reconozco por sus botas, tenía que saltar en el centro a buscar unos heridos para luego pedir apoyo aéreo.

-¿Qué habrá pasado?- Dije después de fijar en la cara del uniformado que miraba a los cuerpos con mucha antención.

-Hay casquillos, seguro intercambiaron unos disparos con rebeldes, lograron abatirlos y los prendieron fuego... La gente no se prende fuego con el sol.

El soundtrack de esta película de terror que jamás acaba seguía sonando en nuestros oídos, ese sonido que era una mezcla entre explosiones, disparos, sirenas e intervalos de silencio se hacía más fuerte. Se intensificó, muchísimo más de lo normal, y el único componente que se hacía notar más que los demás eran los disparos.

Bessopianetto no tardo en mover las frecuencias de su radio, buscando notificaciones de diferencias entre militares y bandidos, pero nada más que permisos de aterrizajes y gritos desesperados que pedían ayuda y otros incluso rezaban o mandaban sus palabras antes de lo que se suponía iba a ser su deceso. Hasta que lo logró.

((Aquí perro bravo, comunicándose con Charlie 4 3, necesitamos apoyo en la diagonal cuarenta y tres del centro, coordenadas, treinta y dos grados-cuarenta y cinco minutos-ochenta y dos segundos arriba. Treinta y tres grados-Cincuenta y cinco minutos- Noventa y seis segundos abajo-, repito, solicitamos apoyo tanto medico como cobertura de fuego)).

-Estamos a tres minutos desde aquí, son cinco cuadras debajo de esta, si corremos podemos llegar rápido.

El Sargento tomó su GPS e indicó las coordenadas que había anotado en su mano, también al mismo tiempo apretando el paso hacía lo que era la escalera de emergencia.

Corrimos lo más fuerte que pudimos mientras que los disparos parecían estar al lado nuestro, y ahí llegamos. Lo primero que vi fue a un par de tipos con ropa de cuero con un aire a motoqueros que después de avanzar hasta detrás de un auto, donde había un cuerpo de ellos, comprendí que si lo eran.

Una vez tomé un par de cervezas en un bar de las afueras con unos amigos, del mismo que tuvimos que abandonar luego de irnos a los puños con unos robustos motoqueros de un metro noventa cada uno. Eran los enmascarados de la sesenta y seis, por su abreviatura E66, los que estaban en el suelo abatidos por balas militares.

A lo lejos vi un fogonazo intenso, un fogonazo que no paraba. Su sonido era más notorio con cada disparo y cada dos minutos paraba por que empezaba a largar humo del cañon.

-Aquí Sargento Bessopianetto a Perro Bravo, solicito informe de situación-

-Oh gracias dios-Decía la voz tras el parlante del pequeño dispositivo de comunicación- Sargento, no podemos resistir más, tenemos dos M9 con tres cargadores cada una y una solo cargador del Calibre cincuenta, más media caja de munición para el arma de apoyo. Si tiene visión de los infectados no dude en abrir fuego.

Los disparos seguían y la rotunda pregunta que tenía en mi cabeza se fue a la voz del Sargento Primero

-¿Infectados? ¿Cómo que infectados? ¿Cuántos son?-

-Cantidad, no tenemos ni idea de donde salen, están por todas partes.

Se vio uno correr contra el fogonazo del arma pesada, cayendo prácticamente desintegrado por los proyectiles hacía el suelo. Levante el arma corta que me había dado el experto en combate y esperé una señal, sentí una mano que me tocaba el hombro y voltee a verla, Samanta con su cabello pelirrojo me hacía sentir más nervioso de lo que me ponía la situación en la que estábamos.

De un momento a otro el arma que disparaban los otros uniformados del otro lado cambió, exponencialmente. Su sonido rompía las barreras del silencio a través del aire dejando un zumbido destroza tímpanos.

-Tú, pelirroja, quédate donde podamos verte, tú ven conmigo.

-¿Qué me quede donde puedan verme? ¿A dónde van?- Decía Samanta muy preocupada por su destino, cual también me preocupaba a mi persona.

-Sí, aquí está bien, no te muevas a menos que tu vida corra peligro, andando.

Se levantó y trotó, yo como sombra hice lo mismo, imitando el trote que veía en el programa de los policías cuando entraban a un tiroteo, pistola abajo, brazos alargados y trote ligero, listo para lo que sería mi primer enfrentamiento armado contra las cosas.


NOTA APARTE: Hola queridos pocos seguidores que tiene "El tipo de traje", sepan disculpar la tardanza de los escritos, no he tenido mucho tiempo para escribir y iba escribiendo por partes, pero ya tengo dos capítulos (Este y el 7) así que en breve terminaré de darle los toques finales al 7 y será subido lo más rápido posible, atentamente, Dominik Reynolds. 

El tipo de traje.Where stories live. Discover now