Si te enamoras, pierdes. [Terminada]

CAPÍTULO TRES

Narra Ale.

Me encuentro delante de esta gran puerta de la casa de al lado de la mía. Osea, en casa de mis vecinos, para que os enteréis mejor.

Mi lado sexy, me dice "¡Llama! A ver si te abre el guapetón al que viste antes" Pero mi lado, no tan sexy, me dice "¡Piénsalo bien antes de llamar! ¿Qué vas a decir cuando te abran?" 

Cuando ya estoy segura que lo que voy a decir, levanto la mano y toco el timbre. Me planteo salir corriendo porque me comen los nervios pero justo entonces abren. ¡Oh, el guapetón de antes!

- Buenas, soy Jesús.. ¿Y tu eres..? - Dice enarcando una ceja.

- Hola, Jesús. Yo soy Ale, ¿Tienes un par de huevos? - Digo y me tapo la boca.

¡No quería decirlo así! Joder, he quedado fatal.

- Que si nos podéis dar dos huevos para cenar que a mi madre se le han terminado. - Digo intentando arreglar el desastre de antes.

Me mira con sus increíbles ojos marrones y me queda embobada mirando sus ojos.

- ¿Ale? Ale, ¿Estás aquí? ¡Alee! - Me mueve.

- ¿Qué? Que pasa, dime. - Digo roja como un tomate.

- Que si tengo un par de huevos como tu dices. - Ríe. - Pasa anda. - Se hecha a un lado, paso y seguidamente cierra la puerta.

Lo sigo mientras anda hasta la cocina.

- Mamá es la vecina, dice que si puedes dejarle un par de huevos. - Dice sonriendo, cada vez que dice la palabra "Huevos".

- Hola guapa, claro que sí. ¿Por qué no le dices mejor a tu madre que venga a nuestra casa a cenar? Y tu también, claro. No tenemos gente conocida aquí. - Dijo amablemente.

- No queremos molestar. -Dije.

- Tranquilas, no molestáis. Cenamos a las 10. - Dijo la madre de Jesús.

Jesús me acompañó a la puerta.

- Luego nos vemos. - Dije-

- Recuerda que yo siempre tengo un par de huevos. - Dijo riéndose y cerró la puerta.