Capitulo 4 ―" Los rincones del pasado."

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Es delicada y débil, pero tal vez no lo suficiente. Hay algo que no encaja en su perfil de ricachona.

La miro fijamente, pero ella decide evitar mi mirada, sin embargo no baja la suya, no demuestra estar intimidada, aunque creo saber que así es.

Su cabello está un poco revuelto y se ve sucio, lleva días sin bañarse y el olor a vomito de hace dos días está impregnado en ella, se está esparciendo por la habitación; es desagradable. Sus ojos están enmarcados por unas ojeras que me resultan satisfactorias. El dolor de los demás no se debe disfrutar, pero el suyo sí, ella sí que lo merece. Todos lo sabemos, sabemos que ella es la heredera de Brown, a pesar de tener un primogénito, obviamente mayor que la niñita de 20 años, Brown prefirió elegirla a ella como su sucesora. Ella no debe llegar a su legado, tenemos que parar esta monarquía inventada y solventada por las personas importantes de esta ciudad.

―Come. ―Espeto, pero ella no quiere escuchar, está totalmente cerrada ante la idea de probar bocado alguno y eso está haciendo mi sangre hervir de cólera. Yo, malditamente, me mostré condescendiente con la entrega ante mi jefe, casi le suplico para que le diera un poco de comida a la muñequita de cristal, usando como excusa que ella simplemente estaría falta de fuerzas para cuando necesitáramos interrogarla para el cometido de nuestro plan. La verdad es que ella se ve frágil y eso preocupa; demasiado. No me esforcé tanto en traerla para que muera hambre. Primero necesito algo de ella, luego puede morir cuando le venga en gana y cómo le venga en gana.

Ella enserio cree que está en su maldita casa, donde puede poner en acción su terquedad y altanería, como si alguien aquí estuviera obligado a responder a su comportamiento de niña voluntariosa.

―Dije que no. ―Sus uñas están enterrándose de nuevo en sus manos, pero esta vez no digo nada. Ella no lo sabe, pero conozco perfectamente esos síntomas; son ataques, de esos fuertes de ansiedad ante un recuerdo que no soportas, por lo tanto soy consciente de que ella está teniendo crisis, no son tan seguidas, pero las tiene.

¿Realmente se puede estar un poco jodido teniendo la vida de lujos que ella tiene?

Me digo que sí, la vida no es tan perfecta como algunos quieren hacer ver, pero quisiera saber cómo consiguió un recuerdo tan aterrador que la lleva al punto de lastimarse.

―No estoy preguntando. ―El plato de sopa de pollo ya pesa en mis manos, así que lo dejo a su lado y la cuchara igual, en el polvoriento piso y me alejo, dispuesto a irme.

―Kurt...―Me llama, se me tensa la mandíbula de solo escuchar mi nombre salir de sus labios; ella no tiene derecho a llamarme, ella debería entender la indiferencia y el asco con el que debemos de tratarnos, ella tiene que entender que aquí no es nadie.

― ¿Qué?―Oculto mi desagrado en condescendencia y calidez, una que le es dirigida por medio de mi mirada. Esta vez sí me mira, pero hay algo que me indica que no está creyéndose mi actuación; ella lo sabe, ella es capaz de ver a través de mi farsa.

―Déjame ayudarte.

― ¿Tu ayudando? ―Me burlo, tratando una vez más de esconder mis verdaderos sentimientos. Ella debe estar bromeando; será mejor que mantenga su boca cerrada. Nunca he golpeado a una mujer en toda mi vida, pero ella está haciéndome llegar a un límite y ya no sé si odiaré pasarlo no.

―Sí, he decidido hacerlo.

Mis manos se vuelven puños y mi respiración empieza a ser mucho más evidente, hay un sonido sordo que rebota en las paredes. Un pitido que invade mis oídos, uno en el que no soy capaz de escuchar cuando hay un elevado grito, tan sólo soy consciente de que me he movido de mi lugar al sentir una quemazón en mi mejilla.

Mafia In Love (#1 de Bilogía) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora