CAPITULO 4

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Narra Joaco

Al finalizar el infierno al que voy, o sea el colegio. Fui a la casa de Fran.

— Hola chico. — salude a Fran quien estaba en su cama. — ¿Cómo vas con Fer?

— Pues ahí creo, ya me acostumbré. — sonrió. — ¿Y vos con Caro?— fruncí el ceño.

— ¿Con Caro? ¿Cómo que con ella? ¿Qué Caro? — pregunté.

— Si con CARO, ¿Qué otra Caro conoces? — dijo obvio.

— ¿Vos estás mal de la cabeza? O ¿Estas en pedo?

— Yo no estoy mal de la cabeza, amigo. Ni mucho menos en pedo. — sonrió — ¿Vos acaso no te das cuenta?

— ¿De qué?

— Joaco, amigo, hermano... — me abrazó. — Estas ciego. Y como buen amigo que soy tengo que abrirte los ojos... así que tengo que decirte la verdad. — asentí con la cabeza. — Ella está enamorada de vos desde hace bastante. Y como buen mejor amigo de ella, te voy a dar un consejo. La llegas a hacer llorar y por más que sos mi amigo, te voy a reventar la cara ¿entendiste?

— Vos sí que estas mal. — lo mire haciendo una mueca. — Y si fuera así, yo te la reviento primero por meterte. — ambos nos reímos.

— En fin... ¿quieres ir al parque? — en ese momento me acordé.

— ¿Por qué no me dijiste antes?

— ¿Qué? ¿Por qué?

— ¿Viste lo de la boleta? — asintió con la cabeza. — Bueno... mi mamá la vio ya, me castigo y mi castigo sería que llegara a Lara al parque. Y como buen hermano que soy, le dije a Caro que la llevara ella y acepto después de suplicarle. — Fran me miró con ojos de enamorado. — Cállate Fran, ella no está enamorada de mí.

— Claro que sí y ahora que vayamos al parque te das cuenta de la cara que pone al verte.

— Cállate.

Narra Caro

Y bueno... acá estoy como toda una boluda escribiendo en mi diario toda Forever Alone, pero valió la pena. Joaco me rogo por toda la mañana. Me abrazaba, me daba besos en la mejilla y me agarró la mano.

Comencé a escribir en el diario:
Hola Diario... ya llevaba tiempo en son escribir, pero ahora que estuve leyendo cada hoja de este cuaderno me doy cuenta de que estoy loca por mi mejor amigo, Joaco. Es el amor de mi vida. Nunca le he dicho a nadie que lo amo, ni siquiera a él, porque sé que eso arruinaría nuestra amistad y sé que no me correspondería. Yo a él no le gusto, ni un poco.

Mi sueño más grande es estar con Joaco, agarrados de la mano viendo el atardecer juntos, lo sé, es muy cliché, pero es mi sueño. Claramente ese sueño no podrá ser jamás, porque él no demuestra un cariño más que el de la amistad que hay entre los dos.

Joaco es el amor de mi vida, es mi cielo, mi universo, es mi todo.

Comencé a llorar un poco, soy muy sensible con estas cosas.

— Caro... — elevé mi visión y vi al amor de mi vida y a mi mejor amigo. — ¿Por qué lloras? ¿Qué te pasa? — rápidamente me senté encima de mi diario.

— ¿Qué pasa? ¿Ahora te preocupo? — sonreí triste.

— ¿Acaso no me puedo preocupar por vos?

— La verdad es que nunca lo haces con Caro. — miré a Fran quien dijo la verdad. Asentí con la cabeza.

Vos cállate

— Bueno ya... — me levanté y me acerqué a Fran. — Igual vos no hables, tampoco te intereso. Nunca me preguntas por mí.

— ¿Cómo qué no? — contestó Fran.

— No lo haces. — negué con la cabeza. — A ver... decime ¿que tengo de diferente hoy?

— Yo te miro igual que siempre. — me agarra de la mano dándome una vuelta. — Ahora que lo pienso, estas más buena que comer con las manos. — al instante me puse roja.

— Bueno, bueno. — dijo Joaco viendo a Fran enojado.

— A ver vos Joaquín. — le dije mientras me ponía enfrente de él. Fran se está riendo. — ¿Qué tengo de diferente hoy?

— No me digas Joaquín. — me regañó.

— Pero si así te llamas. — me encogí de hombros. — ¿Qué me miras de diferente hoy? — bufó enojado.

— Yo también te miro igual que siempre, Carito. Temes tus jeans, tu remera favorita, tus van y tu gorra ¿favorita? En resumen sus un amigo con lolas. — se rio.

— Son unos estúpidos... — salí corriendo. Cuando me fije Joaco venía detrás de mí. Corrí más rápido.

— Caro para... — me agarró del brazo y me jaló, quedando muy cerca de él, me alejé. — Sólo estaba bromeando.

— No me gustan tus bromas, no me dan gracia y son muy estúpidas como ustedes dos. — le grité.

— ¡No me grites! Y si no te gusta, decímelo.

— ¿Y qué te estoy diciendo? ¡Ves que no me pones atención! Sos un idiota.

— Si yo si lo soy, pero vos una puta sin esquina. — otra vez llorando. Golpe bajo.

— Sos una basura, un... un hijo de puta. No me volvas a hablar nunca más, tarado. — lo empujé, pero el agarró mis muñecas impidiendo que lo golpeara y me agarra de la cintura. — ¡Suéltame! — le volví a gritar. Al instante me soltó y corrí hacia mi casa.

Narra Joaco

Regresé con Fran a la banca donde estábamos antes.

— Y ¿Qué te dijo? — me preguntó Fran.

Continuara....

JUNTOS POR SIEMPRE (Jarolina)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt