Capítulo 31

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Louis despertó con una sensación ligeramente desagradable en el estómago; no lo suficiente como para tener que levantarse a vomitar, pero la suficiente como para no estar cómodo. Se giró, buscando el calor de Harry al otro lado de la cama, pero su lado estaba frío. Louis frunció el ceño automáticamente.

"¿Harry?" Preguntó en voz alta.

"Vot [aquí]" le llegó su voz desde el baño. Louis suspiró, se levantó con cuidado de la cama. Acababa de cumplir cuatro meses de embarazo y empezaba a costarle moverse con soltura. Poco a poco, iba requiriendo más y más de la atención de Harry, de su mirada atenta y sus labios cálidos en la piel. Se volvía más necesitado y gruñón a cada día, y le preocupaba, pero su alfa sufría un proceso complementario; parecía estar sobre él las 24 horas, lo llamaba cada vez que se separaban, ahuyentaba efectivamente a todo alfa que se atreviera a acercarse. Era todo extrañamente tranquilizador, un sentimiento de familiaridad y estabilidad que a Louis le encantaba. Pero que jamás admitiría.

Tenía cita para ver al ginecólogo, y empezaba a hacerse tarde. Empujó ligeramente la puerta del baño, que se abrió al momento.

"Hola" susurró. Harry se estaba afeitando; llevaba la camiseta blanca con la que había dormido colgada de un hombro. Dejó la cuchilla sobre el lavabo, suspirando.

"Hola" respondió, con cautela. Louis se apoyó en el marco de la puerta, incómodo.

"Siento lo de anoche" murmuró. Harry desvió la mirada.

"Yo lo siento. Tienes razón"

Lo de anoche era la discusión que habían tenido antes de dormir y la razón por la que Louis no había descansado bien sin los brazos de su alfa envueltos a su alrededor.

Las cosas iban bien. Al menos, eso parecía. Harry trabajaba el día entero, y luego respondía por teléfono algún asunto importante, y luego cenaba con alguien de aspecto imponente para cerrar negocios. No paraba, pero parecía feliz. Louis bebía de su sonrisa cansada al final del día como de una fuente, aparecía en su despacho con el almuerzo y un termo de café, se vestía para cenas formales y llenas de protocolo, se esforzaba por comprender su cansancio y su estrés.

Pero había cosas a las que simplemente no estaba dispuesto.

Como, por ejemplo, quedarse solo mientras Harry viajaba tres semanas a Moscú.

Niall había torcido la boca al oírlo. El médico le había desaconsejado con suavidad quedarse sin su alfa en mitad del embarazo. Louis había llegado a suplicar que le dejase ir con él. Pero Harry era implacable; era un viaje demasiado largo, era un trayecto en coche por carreteras malísimas, era una zona fría y hostil, y era gente en la que no confiaba.

Louis no cedía. No quería ni pensar en tres semanas sin la seguridad de los ojos verdes de Harry, sin su voz profunda y sus manos grandes en su cintura.

"No quiero estar sin ti" se oyó decir en un murmullo, y su mirada se ablandó. Harry se limpió el rostro con una toalla y se acercó para rodearlo con los brazos.

"No" cedió. "No, tú vienes. Tienes razón"

"Ya sé que será complicado, pero necesito ir contigo. No puedo estar lejos de ti tanto tiempo."

Harry lo besó en la frente.

"Tú puedes" susurró "pero yo no. No puedo estar sin vosotros. No soy tan fuerte"

Louis se apoyó en él con suavidad.

"¿Vas a llevarme?" murmuró al final, y Harry asintió.

"Te necesito. O-os necesito"

Братва (Bratva)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora