Capítulo 8

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Louis tragó saliva; miró el teléfono que Liam apretaba entre los dedos.

“Dime lo que sea” dijo al final, tragándose un suspiro, y el alfa bajó la mirada.

“La buena es que podremos volver en un par de días. Puedes irte con Harry, de momento” pero no sonaba alegre. Sonaba cansado y preocupado.

“¿Y la mala?” su voz se vio reducida a un susurro, pero no se dio cuenta hasta que habló.

Liam respiró hondo.

“Des está enfadado” dijo al final “Y… y Des no es una persona fácil en estado normal, imagínate enfadado”

Tragó saliva, ignorando el planchazo de agua fría que sintió en el rostro.

“¿Qué quiere?”

Él meneó la cabeza, poniendo los ojos en blanco.

“Todavía no lo sé. Hará una lista. Des siempre hace una lista.”

“¿Y qué vamos a hacer en estos días?”

“No tengo la menor idea. No localizo a Harry para que me dé órdenes. Voy a llamar a mi hermana para que se quede tranquila y luego seguiré intentándolo, ¿vale?”

“Me dijo que me llamaría hoy. Harry.”

Él cogió aire, incómodo.

“Ya. Pero no creo que esté en su mano. Si le sale bien, podremos salir mañana.”

“¿A casa?”

“Al casino. Harry se niega a irse sin ti”

Se dio cuenta de que estaba sonriendo.

“Mañana” repitió, casi sin sentido. Liam asintió, irritado.

“Voy a buscar algo de comer”

Acabaron desayunando té fuerte y galletas integrales que Liam rescató del fondo de la despensa. Comieron al calor de la gran estufa de hierro que había en una de las cocinas; Louis no tenía ni idea de la distribución de aquella casa; estaba demasiado cansado cuando había llegado y ahora ni siquiera le interesaba, pero seguro que era enorme. Sólo por el tamaño de aquella cocina, la casa tenía pinta de ser monstruosamente grande.

No se movió de la cocina en toda la mañana, con el cuerpo todavía agotado y flácido de cansancio. Liam entró y salió varias veces, pero no le prestaba atención a menos que fuese hablando por teléfono; de todas formas, siempre era en ruso y nunca hacía caso de sus miradas interrogantes.

Cuando ya se estaba haciendo de noche y Louis consideraba seriamente su capacidad de morir de aburrimiento, el alfa apareció en el marco de la puerta con el teléfono en la mano.

“Es Harry”

Se levantó de un salto, intentando mantener una expresión digna mientras le arrebataba el aparato.

“Hola” susurró apretándose el aparato contra el oído.

“Hola, nebol’shoy”

“Harry” sintió una sonrisa extenderse por su rostro; apretó los labios, dándole la espalda a Liam con resolución. “¿Estás bien?”

“Sí. Sí, bien.”

Tragó saliva.

“¿Has pedido disculpas?”

Lo oyó bufar.

“Yo no pido disculpas a nadie por defenderte”

Contuvo con cautela el cosquilleo en las puntas de sus dedos.

Братва (Bratva)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora