—Está bien, espero que sea importante de verdad, no como aquella vez que habías encontrado ese pedazo de pergamino viejo y me llamaste a las doce de la noche porque creíste que se trataba de un mapa del tesoro.

Lo miré con cara de pocos amigos. Él se rió. Qué lindo se sentía escuchar su risa. Cada vez que se reía yo no podía evitar reír con Alex, era tan contagioso ese sonido.

—Escuchen, tórtolos, ¿cuándo van a admitir que se aman?

Mis ojos se abrieron como platos y mi garganta se secó, provocando una horrible tos de mi parte. Alex volteó en una carcajada.

—Qué ocurrencias tienes, Iris. Ya te he repetido miles de veces que Sierra y yo solo somos amigos, casi como hermanos. ¿Cierto, Sierra?

—Cierto— susurré incómoda.

—Entonces no creo que te moleste que te presente a alguien, Sierra.

Oh no...La sonrisa pícara de Iris no... Esto llegaría a un nivel extremo y yo no quería. Ella solía presentarme a chicos lindos, buenos estudiantes, pero todo siempre llegaba al vaso que rebalsaba; por alguna razón u otra siempre sucedía algo malo con esos chicos. Si no era que se cambiaban de escuela, o les gustaba otra chica, sino desaparecían de la nada. Gracias a Iris conseguí unos... ¿tres? Si, tres corazones rotos. El resto fue por mis padres sin presencia, malos amigos/as , malas elecciones en el amor por mi parte, mascotas muertas. Gracias a todos esos corazones rotos y mala suerte aprendí muchas cosas.

Como por ejemplo el hecho de que cuando te gusta una persona SIEMPRE hay que tratar de que no te llamen amigo/a, si te ponen en la zona de amigos el caso ya está cerrado, es mejor que vayas poniendo las cosas en la mochila y que te retires lo más rápido posible. La segunda cosa que aprendí fue que si estás saliendo con un/a chico/a, y este/a quiere cambiar algo de ti para mal tienes que pegarle una patada en las bolas o tetas (todo según el sexo que sea), para finalmente mandarlo/a al caño. Si tus "amigos" te abandonan por sus parejas realmente no fueron ni son ni serán tus verdaderos amigos en tu vida, debes huir de la mala hierba. Y bueno, hay muchas más cosas, pero las contaré luego.

—No estoy interesada en salir con nadie por ahora, Iris, pero gracias de todas formas... A menos que ya conozca a esa persona más que bien, por supuesto.

"Que entienda la indirecta, por favor, por favor, por favor" pensaba.

—Oh, estás diciendo que si conocieras muy bien a mi primo, tal vez te gustaría salir con él. ¿La has escuchado,  Alex?

—Sí, deberías conocer mejor a su primo. Estoy muy seguro de que se llevarán bien.

Por su sonrisa contenta me di cuenta de que no le parecía mala idea. Entonces fue allí cuando mi autoestima se cayó hasta el otro lado de la Tierra. Alex jamás de los jamases me vería con otros ojos. Pero aún así, a pesar de que solo me estaba sosteniendo con el dedo meñique de aquella esperanza de que él gustara de mí algún día, aún así seguiría creyendo en la posibilidad de que todo podría pasar.

— ¿Por qué no puedo gustarle al menos un poquito?—Suspiré.

— ¿A quién quieres gustarle?

Su rostro estaba a un par de centímetros del mío. Me había pillado desprevenida en el momento equivocado. Mi cara podría haber empalidecido, o tal vez enrojecido, no lo sé; solo sé que trataba de pintar un par de ojos ocultos en un cielo estrellado en mi lienzo. Sus ojos marrones no podían desaparecer por entre unas estrellas en medio del cielo nocturno, al menos para mí no pasarían desapercibidos. Si había algo que me volvía loca siempre fueron los ojos, sean del color que sean siempre amaba pintarlos. Y pensar que tenía un cuaderno lleno de ojos de Alex, el cual se perdió. Bueno, la cuestión es que también amaba el cielo nocturno lleno de cuerpos celestes.

Sostén Mi Mano |TERMINADA.|Where stories live. Discover now