Capítulo 43

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Pasamos un día agradable después de mis celos con razón. Aurora es una mujer hermosa y se que muchos la van a codiciar con lujuria y deseo en sus ojos, pero yo estaré aquí para defenderla, con lujuria, deseo y amor solamente la puedo ver yo que me hice su esposo.

Mientras estamos frente al mar viendo el sol ponerse sobre la arena la mantengo abrazada, su espalda descansa en mi pecho y enlazamos nuestras manos.
—¿estás feliz?— le pregunto mientras aprieto mi abrazo y asiente. La brisa salada nos golpea suavemente y agarra una uva y me la ofrece y la compartimos dándonos un beso suave, sus labios son gruesos y dulce a mi paladar.
—quiero ir a la habitación, necesito dormir un poco me siento agotada, cada día que pasa mas— gimotea y estira sus brazos. Su vientre empezaba a crecer un poco más y sabía perfectamente la razón
—¿quieres que te lleve como a una novia?— ríe
—pero, soy tu mujer no tu novia— hace un mini puchero con los labios y me hago el sordo
—¿eres que?— me encantó escucharla decir que es mi mujer no mi novia
—que soy tu e-esposa que no deberías decir tu novia si no esposa— niego, eso no era lo que quería escuchar.
—no, dime cómo dijiste antes— sus ojos brillan cuando mi mira fijamente aunque su cara esta colorada
—q-que soy t-tu mujer, no me digas novia— las palabras se entrecortan en su garganta y beso su mejilla
—eres mi mujer, te cargaré como mi mujer mi hermosa mujer— tapa su cara con mi camisa y caminamos saliendo de la playa.

—quiero que cierres los ojos— ella frunce el ceño
—tranquila tengo una sorpresa para ti— suelta una pequeña risa
—no te has despegado de mí ni un segundo ¿en que tiempo lo hiciste?— doblo el cuello y sostengo su cara en mis manos
—te dije un día que yo solo pido y se hace— sonríe y lo hace, cierra sus ojos. Abro la puerta de la habitación y la pongo de pies
—ven conmigo— mi mano la empieza a conducir suavemente
—no tengas miedo, yo no te dejaré tropezar— le doy un beso en la cabeza
—¿ya puedo Duncan?— niego y espeto
—no abras los ojos hasta que te diga ¿okay? No tengas miedo solo relájate, te gustará—caminamos y llegamos hasta la cama y la dejo un segundo.
—espérame aquí, pero antes permíteme— le cubro los ojos con un pañuelo y la abrazo por la espalda susurrándole y apretando sus brazos.
—voy a cerrar la puerta— ella no dice nada, pero está nerviosa, muy nerviosa cierro la puerta y regreso hacia mi amada
—voy a quitarte el pañuelo, no quiero que te asustes por nada de lo que veas ¿está claro?—
—¿a-algo me dolerá que dices eso?— todo sus hombros y tiembla soltando un respingo
—¡sssshhhhh! Tranquila ¿cómo crees que haré cosas que a mí esposa le duelan? ¿A caso te he hecho cosas dolorosas?— gruñe para ella misma
—cuando entras en mí duele un poco aunque después de varias embestidas el dolor disminuye porque me acostumbro— suelto un a risa habla con tanta delicadeza.
—¿cuando entró en ti? ¿O más bien cuando meto mi pene duro dentro de ti hasta hacer que grites que no lo saque? tú te transformas en otra mujer, mi chica tímida es otra cuando me siente bien profundo. Tú me provocas y después te avergüenzas, tú me enciendes demasiado, nunca tuve tanta química sexual con otra mujer como la tengo contigo, me gustas y te amo. Haces que me vuelva un hombre sadico enfermo con ganas de nunca salirme de ti—
Su respiración es tranquila, pero tiembla suavemente aún no le quito la venda de los ojos mis manos se deslizan con suavidad por sus brazos y poco a poco por sus costillas deteniéndome en sus cintura y deslizando los dedos a su vientre. Dejo descansar mi mentón en sus hombros y deslizo uno de los tirantes del vestido y beso su hombro deslizo el otro y la beso otra vez
—¿sabes que? Antes de quitarte la venda voy a desnudarte— dejo caer el vestido y beso su espalda hasta quedar de rodillas, le doy un beso en el trasero y lo mordisqueo
—q-que hac...— no emite palabras cuando siente el tirón de sus bragas
—solo quiero jugar un poco— le doy un beso
—contigo— le doy otro beso y la pongo frente a mi, su vientre choca con mi cara y le doy un beso en el vientre bajo
—s-si haces e-eso yo...— no puede hablar mis dedos hurgan por sus pliegues
—¿tú que si hago esto?— la acaricio bien y gime es muy sensible a los toques metí los dedos en mi boca y nuevamente me para frente a ella y le quito la venda me mira respirando profundo
—mira detrás de ti— ella voltea a ver la cama

¿ME ENAMORÓ EN NUEVE MESES? +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora