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Meses después...

Los eunucos junto a las criadas se movían de un lado a otro con una rabieta inquietante. La gran finca del palacio estaba adornada con múltiples mesillas y telas de colores, junto a escenarios dispersados en todo el palacio para las actividades del gran festival. Algunos de ellos eran: la lucha tradicional coreana, espectáculos de baile, acrobacias, teatro y música.

Los tronos de la familia real eran situados en el salón principal, dando frente al público que los observarían desde abajo.
La reina madre deleitaba todo desde el otro lado, siendo acompañada de una mujer de mediana edad conocida como Cheon-Sa, una criada veterana.

—Reina madre, el festival comenzará en unas horas, la acompañaré a prepararse.
—mencionó cabizbajo la señora con arrugas esperando la aprobación de la mujer a su lado.

—Ellas ¿están preparadas? —preguntó la reina en un tono gélido, eludiendo la indicación de Cheon aún sin mirarla.

—Por supuesto, la Sr. Choi trabajo en ello durante este tiempo. —respondió la mujer con un tono altanero.

La reina curvó una sonrisa.

—Al escuchar eso no puedo evitar mi dicha, después de mucha espera, por fin llegó el día. —la elegante mujer dio una última ojeada al territorio adornado, embozando aún más su sonrisa arrogante al cruzar su mirada con aquellos ojos negros que la fulminaban desde el otro lado.

Jeon tensó su mandíbula con furor.

—Ahora no puedes detenerme Jeon, no podrás hacerlo, por que siempre consigo lo que quiero. —gruñó Young Mi presuntuosa, como si el azabache pudiera escucharla.

Jeon clavó sus uñas entre puños, viendo a la mujer desaparecer entre paredes.
Apesar de su disconformidad ante ello, su madre no se había inmutado en lo absoluto, siguiendo su intención que había previsto desde un inicio.

—Su majestad...

El llamado de Youn-Mi se presentó en los pasillos por donde caminaba Jungkook, obligándole a detener su paso.

—Reina madre, que suerte encontrarla por aquí. —Jeon embozó una sonrisa de lado, pidiendo que esa conversación que acababa de iniciar se terminara de una buena vez.

—Lo mismo digo. He estado hablando con la corte real sobre la propuesta hacia usted. —comentó. —después de tanto tiempo encontrando una réplica, decidimos continuar con lo mencionado anteriormente.

Jeon frunció el ceño.

—¿Qué me está tratando de decir? —preguntó sin mostrar disconformidad alguna, tratando parecer pacífico ante la situación.

Jeon sabía la intención de ello. Al ser una mujer con poder y arrogancia, daba por hecho que su objetivo nunca se desvanecería hasta conseguirlo. Ahora mismo no podía sentirse más que cabreado.

—Sera derrocado del trono si no desea formalizar un matrimonio. —informó segura.

Jungkook palideció.

—¿Qué?

Sabía que aquella mujer no jugaba en lo absoluto al mencionar aquellas palabras que enseguida infligieron de manera negativa en él.

—Como lo escucho su majestad, ahora o nunca deberá tomar la decisión. —escupió Young-Mi. —Abandone el palacio o corteje a una concubina.

La decisión fue concisa. Jeon no permitiría que le arrebataran su anhelo más grande, el lugar donde había vivido desde que era un niño junto a sus estimables recuerdos que guardaban un espacio en su memoria.

The king's concubine Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora