002

103 13 1
                                    


El crepúsculo se posaba sobre el firmamento del amanecer nevado.
La llegada de la primavera se asomaba por las flores que abrían sus capullos dejando admirar sus colores.

Jimin observaba mientras caminaba a paso lento sobre aquella vereda.

—¡Avanza! —le indicó un hombre empujándolo, provocando que Jimin acelerara su paso, observando al sujeto grandulón.

Ahora se daba cuenta que no era el único en esa situación, pues junto a él también caminaban jovencitas sin expresiones.

—Escúchame con atención. —le dictó Taehyung. —En cuanto salga el amanecer, estaremos por llegar a la casa real, ten en cuenta que tú hermana será llevada junto a las Kisaeng, un lugar situado al otro lado del palacio, por lo tanto se quedará como criada. Mientras tanto tú, no hagas demasiadas preguntas y solo obedece.
—recordó las palabras del moreno, antes de iniciar el recorrido.

Suspiró sintiendo inquietud.
No mentía si decía que estaba nervioso, aunque tal ves era más el pavor. De un momento a otro, su vida había cambiado de manera inminente, dejando de lado lo que solía ser, a otro nuevo comienzo, no en cualquier lugar, si no en el palacio.

Ahora recordaba los rumores que salían de los vecinos cuando iba a vender carbón en el mercado. "¿Lo escuchaste? Al parecer un eunuco fue castigado por traición a la corte real."
"¿Recuerdas a su majestad el difunto rey Junwoo? Se rumorea que tuvo una amorío con una mujer dentro del palacio aparte de las concubinas"

Jimin sacudió su cabeza borrando aquellos comentarios.
Sabía de eso gracias a las personas que hablaban de ello por cualquier parte a donde iba.
Pero ahora, no se imaginaba que el mismo podría vivir dentro de aquel mundo del que tanto se alardeaba.

—¿En qué piensas? —le preguntó Tae asomándose en la pequeña ventana del palanquín en el que él viajaba.

—No es nada...  —negó Jimin en tono neutro, acelerando un poco su paso.

Kim lo observó, tratando de entender su situación.

—Te había dicho que esto no sería fácil.
—comentó. —Créeme... —añadió. —La mayoría de la gente que trabaja para la reina, son castigados por derecho penal de crímenes como abuso sexual, corrupción o sobornos. —comentó.

—¿Eso es posible? —aquellas palabras tomaron por sorpresa a Jimin.

—Claro... —Tae se recargó un poco sobre el borde de la ventanilla. —Queda de más decir que tú madre fue parte de ellas. —le dijo, observando el rostro de Jimin cambiar de uno pasmado a un semblante caído. —No falta mucho para llegar, no te canses demasiado. —comentó, dando una última ojeada al rubio para después cerrar la cortina de la pequeña ventana.

Jimin siguió su paso.
Ahora mismo se preguntaba, cómo sería su vida entre esas gigantescas paredes.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
The king's concubine Donde viven las historias. Descúbrelo ahora