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La clase de Defensa Contra las Artes Oscuras estaba en pleno apogeo, con Harry dirigiendo a los estudiantes en la difícil tarea de conjurar un Patronus. La pelirroja a pesar de no tener buena relación con ninguno de los gryffindor, seguía cada instrucción con atención, pero por más que intentaba, no lograba producir ni siquiera un destello de luz plateada.

La frustración crecía dentro de Rue con cada intento fallido. Cada vez que levantaba su varita, una sensación de impotencia se apoderaba de ella, haciéndola sentir como si estuviera atrapada en un bucle interminable de fracasos.

Finalmente, la pelirroja se apartó del grupo y se dirigió a un rincón apartado del aula. Se dejó caer pesadamente en el suelo, sintiendo el peso de su propia decepción aplastándola.

Harry se acercó a Rue con preocupación, notando su desánimo. — ¿estás bien?—, preguntó con voz suave, agachándose a su lado.

Rue miró a Harry con una expresión sombría, su voz apenas un susurro cargado de pesar—. Harry, no puedo hacerlo—, admitió con honestidad, su mirada evitando la suya.

El de anteojos frunció el ceño, preocupado por la desesperanza en la voz de la pelirroja. —¿Qué dices? Claro que puedes hacerlo, solo necesitas un recuerdo feliz—, intentó consolarla, su tono lleno de comprensión.

Rue sacudió la cabeza lentamente, una mezcla de frustración y tristeza cruzando su rostro—. No entiendes. No tengo recuerdos felices—, confesó, su voz temblando ligeramente mientras pronunciaba las palabras que había mantenido ocultas durante tanto tiempo—. Incluso Draco y Hermione intentaron ayudarme, pero no puedo.

Harry se quedó sin palabras, sintiendo un nudo en el estómago ante la revelación de Rue—. Lo siento, Rue. No sabía—, murmuró, su voz llena de empatía mientras trataba de procesar la magnitud de lo que acababa de escuchar.

Rue asintió con tristeza, su mirada perdida en el vacío. — Y ahora, con la fuga de los prisioneros de Azkaban, el juicio de mi madre se canceló. Está condenada a permanecer en esa prisión para siempre—, reveló con amargura, su voz cargada de resignación.

Harry la miró con compasión, sintiendo una punzada de dolor por la difícil situación de la pelirroja—. Lo siento mucho, Rue. Debes estar pasando por un momento terrible—, dijo sinceramente, deseando poder hacer algo para aliviar su sufrimiento.

La ojiazul asintió con pesar, agradecida por el apoyo de Harry pero sintiéndose abrumada por la sensación de desesperanza que la rodeaba—. Gracias y perdón por abrumarte. Es solo que desearía poder encontrar una forma de hacer frente a todo esto—, admitió con sinceridad, su voz llena de anhelo por un rayo de esperanza en medio de tanta oscuridad.

Mientras Harry y Rue seguían conversando sobre los desafíos que enfrentaban, un destello de luz repentina captó su atención. Levantaron la mirada para ver a Hermione, con una expresión de determinación en su rostro, mientras su Patronus, una elegante nutria plateada, corría hacia Rue con gracia y agilidad.

La pelirroja se quedó sin aliento al ver el Patronus de Hermione, su sorpresa aumentando al reconocer la forma de la nutria. Una sonrisa fugaz cruzó sus labios ante el gesto de su amiga, pero rápidamente volvió a adoptar su expresión habitual, reprimiendo cualquier muestra de emoción.

La nutria de Hermione se acercó a Rue con cautela, como si pudiera sentir la tensión en el aire entre las dos brujas. A pesar de sus diferencias, el Patronus de la castaña parecía determinado a acercarse a Rue, como si intentara romper las barreras que las separaban.

La ojiazul observó la nutria con una mezcla de fascinación y incredulidad, sin poder evitar sentirse conmovida por el gesto. Por un momento, se permitió disfrutar de la compañía del Patronus, dejando de lado las tensiones y resentimientos que habían distanciado a las dos amigas.

Sin embargo, su pequeño momento de paz se vio interrumpido cuando las paredes comenzaron a temblar, sacudiendo la habitación con fuerza.

El caos se apoderó de la sala de clases cuando los Patronus desaparecieron misteriosamente y las paredes comenzaron a temblar con una fuerza ominosa. Los estudiantes se prepararon para lo peor, con la incertidumbre flotando en el aire como una nube oscura sobre sus cabezas.

Cada cinco segundos, la sala se estremecía con una intensidad que dejaba a todos al borde del pánico. Las antorchas que adornaban las paredes perdían lentamente su brillo, sumiendo la habitación en una oscuridad creciente y amenazante. El espejo, una vez majestuoso, se estrelló contra el suelo con un estruendo ensordecedor, haciendo eco en los corazones acelerados de los estudiantes.

Sin previo aviso, una explosión sacudió la sala, haciendo que todos se lanzaran al suelo en un intento desesperado por protegerse. Rue actuó instintivamente, corriendo hacia Hermione y Ginny, su necesidad de proteger a su amiga superando cualquier otra preocupación. Con determinación en sus ojos y el corazón latiendo con fuerza en su pecho, Rue se interpuso entre el peligro y las dos chicas, dispuesta a enfrentar lo que fuera necesario para mantenerlas a salvo.

El polvo se asentó lentamente, revelando una brecha en la pared que antes había sido impenetrable. Los estudiantes se miraron entre sí con incredulidad, preguntándose qué podría haber causado tal destrucción y qué podría acechar más allá de los límites de su aula.

Rue se levantó lentamente, ayudando a Hermione y Ginny a ponerse de pie mientras evaluaban la situación con determinación en sus ojos.

Del otro lado de la brecha en la pared, la escena se develó con una sorpresa impactante. La malvada profesora Umbridge, con su sonrisa siniestra y sus ojos fríos, lideraba a un grupo de estudiantes de Slytherin, cada uno con una expresión determinada y despiadada en sus rostros.

Entre ellos, destacaba la figura de la mejor amiga de Cho Chang, cuyo rostro estaba marcado por el miedo y la angustia. Sabía que había traicionado a sus compañeros y amigos, y ahora se enfrentaba a las consecuencias de sus acciones. Su mirada estaba llena de arrepentimiento y temor, mientras observaba a los estudiantes de otras casas con una mezcla de vergüenza y ansiedad.

Rue, sin embargo, no sintió ni un ápice de compasión hacia la chica. Estaba demasiado indignada por su traición y por el peligro en el que los había puesto a todos. Sus ojos fríos y su expresión endurecida reflejaban su desprecio por la amiga de Cho Chang, y estaba decidida a enfrentarla con firmeza si era necesario.

— ¡Atrapenlos!— exclamó Umbridge.


































































— Tati Black

𝐈𝐍𝐄𝐗𝐎𝐑𝐀𝐁𝐋𝐄 𝄖𝐻𝑒𝑟𝑚𝑖𝑜𝑛𝑒 𝐺𝑟𝑎𝑛𝑔𝑒𝑟Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang