02 - mascotas

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Te lo juro, el hombre es como el sueño húmedo más perverso que pueda tener una puberta. Tienes que creerme, Harry.

Te creo, Liam. Más que creerte intento recordar de donde reconozco la descripción que me estás diciendo. Oriental, bronceado, labios carnosos, estatura promedio, cubierto en tatuajes. No recuerdo en qué calendario porno le vi. ¿Papás tetones?

Ambos rieron. Caminaban por el parque mientras Harry paseaba a Mimi, su perrita poodle. Después de un par de días separados no pudieron con la ansiedad y decidieron reunirse para pasar el sábado juntos, la mejor excusa era verse, pasear a la caniche y ponerse al día con sus emociones.

Guapísimo, los ojos más lindos que te puedas imaginar. Sin embargo, temo que tenga novia, esposa, hijos, una familia entera y yo esté aquí con mi mejor amigo pensando en todas las formas en las que puedo tener una relación con él.

Estás siendo normal —comentó Harry— normalmente cachondo. ¿Cuándo entras a trabajar?

Creo que la próxima semana. Se supone que debo de tomar unos cursos en internet peeeero, dudo hacerlo. Aprendo más haciendo las cosas, no necesito que una inteligencia artificial me explique cuantas formulas tienen las tablas de excel.

Yo sí, mierda —una llamada entró en el teléfono de Harry. Inmediatamente le otorgó la guía de Mimi y caminó para perderse en unos puestos aledaños. Liam siguió caminando mientras terminaba su limonada. Siguió caminando tanto que nunca se enteró cuando la perrita dejó de estar en la guía y solo estaba paseando una soga, sin nada. Como un loco.

Pero como era Nueva York, sería una postal de cualquier día. Suspiró asustado como nunca, el nerviosismo le invadió inmediatamente. Harry le mataría si no regresaba con él con su perrita completa. Comenzó a chiflar y llamarle por su nombre, preguntándole a los niños si le habían visto. Unos de ellos le dieron razón de verla por el estanque y corrió hacia aquel lugar.

¡Mimi! —gritó a lo lejos cuando vio como un extraño la tomaba del cuello y corrió con toda la velocidad que su cuerpo le permitió. Le tacleó con una fuerza de jugador de fútbol americano, ante la sorpresa de la gente que comenzó a mirar la escena extrañada. La perrita, él y el extraño bañados en lodo, tirados en el suelo.

Pero el extraño, no era tan extraño.

¿Zayn? —murmuró Liam apenas el lodo abandonó sus ojos. Ahora podía notar claramente la situación que había causado. Apenado, se puso de pie y ayudó al otro a limpiarse lo suficiente como para no morir de la vergüenza, ignorando que la perrita había perseguido a Harry, quien la tomó en brazos.

No esperaba —escupió lodo— encontrarle en estas circunstancias, vecino. Trataba de tomar a la perrita para llevarla con su dueño —escupió de nuevo— veo que la encontró primero.

No me hables de usted, por favor —comentó Liam mientras la cara se le hacía de mil y un colores. Después de ello le dio su número y pidió organizarse para llevar su ropa a la lavandería. Apenado se acercó con su mejor amigo quien reía mientras tomaba a Mimi.

Creo que era Morenos Calientes... el calendario. Por lo menos ahora tiene tu número, ¿no? —se carcajeó.

vecinos - ziamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora