Capítulo VIII; Buenos chicos

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Sasuke

Tuvieron que pasar un par de segundos (o muchos en realidad) antes de que alguno de los dos se moviera. Tenía sentido, me habían rechazado de absolutamente todos los sitios que había visitado, sin experiencia, sin papeles, sin apellido, casi como si no existiera, no tenía nada que un humano común y corriente debía tener, pero Itachi, ni siquiera hubo entrevista, preguntas, nada.

"Se reconocer a los tuyos, a los buenos chicos"

Seguía sonando en mi cabeza ¿Cómo lo sabía? ¿De que manera se dió cuenta? Yo ni siquiera había pensado en la posibilidad de encontrarme con alguien que hubiese atravesado la misma situación.

— ¿Qué... qué eras antes? — sentía un poco seca la garganta y aún tenía trozos de cerámica en las manos.

No sabía exactamente de que manera tomar lo que acababa de suceder, sentía como a cada segundo el peso en mi bolsillo aumentaba, ahí donde guardaba la piedra cristalina.

— Un zorro — el crujido de los trozos de lo que alguna vez fue una taza hicieron eco al tirarlos a la basura —. ¿Tú...?

— Un, un gato — las manos me sudaban un poco.

De nuevo otro silencio, como si estuviéramos reflexionando que deberíamos preguntar y como deberíamos hacerlo.

— Lo que pediste. ¿Qué fue?

Sonrió, una sonrisa más amarga que feliz.

— Amor.

La campana de la tienda sonó.

°°°

— Toma — Itachi había puesto un vaso con agua y hielos encima de la mesita.

— Gracias — tenía las mejillas bien rojas y en su frente habían pequeñas gotas de sudor, su cabello que siempre luce perfecto estaba un poco desordenado, había corrido hasta aquí.

— Sakura. ¿Qué haces aquí? — la pregunta salió más seca de lo que hubiera deseado, aún no tomaba por completo el control de mi cuerpo después de lo sucedido.

— Yo. Hay algo que debes saber — su respiración aún estaba un poco entrecortada.

Lucía exactamente como aquel día y me desprecié porque a pesar de haberle hecho daño, el verla así, hacía que tuviera cosquilleos en el estómago.

— Es. Es referente a eso, Sasuke. Deberíamos ir a casa para hablar — miraba de reojo a Itachi, era cierto que para Sakura el seguía siendo un humano común y corriente.

Ambos nos miramos, buscaba su aprobación y cuando lo vi asentir sentí algo cálido dentro de mi.

— Puedes decirlo aquí Sakura, Itachi es como...

— Soy igual — se quitó el collar del cuello para ponerlo sobre la mesa, tomó un banco para sentarse junto a ella —. Sasuke y yo somos iguales, creo que, si queremos ayudarlo debemos comenzar a decir toda la verdad.

Sakura estaba confundida, se le notaba. Yo también tendría que decir la verdad.

Saqué la mía, mi piedra, mi cristal, gris, no del blanco perfecto de Itachi.

— Aún no, todavía no somos iguales.

Comencé yo, relatando lo que sucedió hace varios días, aquella mujer extraña, aquella tienda rarisima, que, cuando volví al día siguiente estaba completamente desierta, vacía, como si nadie la hubiese ocupado en mucho, mucho tiempo, resultaba imposible considerando que hace menos de 24 horas yo había estado justo ahí, recorriendo todo. Lo que dijo aquella mujer, sus extraños versos, lo que había dicho, a la que había mencionado. Todo, no me guardé nada.

Gato de media noche [Sasusaku] +18حيث تعيش القصص. اكتشف الآن