Capítulo 5

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—Aunque esta corte tiene la esperanza de que Lord Corlys Velaryon sobreviva a sus heridas. Nos hemos reunido para zanjar la sucesión de Marcaderiva. Como mano que soy, hablo en nombre del rey. La corona escuchará a los aspirantes. Ser Vaemond de la casa Velaryon. —empezó Otto Hightower sentado en el trono de hierro.

Vaemond se acercó con pasos ligeros y una sonrisa cínica. —La historia de nuestra casa se remonta hasta los días de la antigua Valyria. Los Velaryon han dominado los mares tanto tiempo como los Targaryen los cielos. Tras la maldición, fuimos las últimas casas de su estirpe. Nuestros ancestros vinieron a esta tierra sabiendo que un fracaso suponía el fin de su linaje, de su apellido. —hizo una pausa. —He pasado toda mi vida en Marcaderiva, defendiendo a mi hermano, soy su pariente más cercano. Sangre de su sangre. La auténtica sangre Velaryon corre por mis venas.

Antes de que pudiera seguir, Rhaenyra añadió: —Y por las de mis hijos, descendientes de Laenor Velaryon. Si os preocupase tanto la sangre Velaryon, no suplantaríais a su heredero, pero solo miráis por vos mismo y por vuestra ambición.

Vaemond se giró hacia la princesa. —¿Qué sabéis de la sangre Velaryon? podría cortarme las venas y mostrárosla y ni aún así la reconocerías. Se trata del futuro y supervivencia de mi casa, no de la vuestra. —se giró hacia la mano del rey. —Es una cuestión de sangre, no de ambición. Yo antepongo la supervivencia de mi casa y de mi linaje a lo demás. Por ello me postulo como sucesor de mi hermano. —terminó volviendo a su sitio sin antes mirar a Lucerys con una sonrisa irónica.

—Princesa Rhaenyra. —dijo Otto.

Adelanto unos pasos hasta quedar enfrente del trono y antes de comenzar suspiró. —Si he de comenzar esta farsa con una respuesta debo recordar a la corte que hace 20 años en este mismo salón.

Todos los presentes volvieron la mirada hacia la entrada, las puertas se abrieron de par en par, dejando ver al rey Viserys caminando hacia el trono. —El rey Viserys, de la casa Targaryen. El primero de su nombre, rey de los ándalos, los rhoynar y los primeros hombres. Señor de los siete reinos y protector del reino. —anunció el guardia con solemnidad, mientras el monarca avanzaba con paso firme hacia el trono.

Con paso lento, fue andando con la ayuda de un bastón hacia el trono. Raella observo a su tío con admiración desde su lugar.

Al llegar al trono se le cayó la corona, y Daemon, se acercó, recogió la corona y la puso sobre su cabeza.

—Debo admitir mi confusión. No logro entender porque se postulan aspirantes a una sucesión ya zanjada. De todos los presentes si hay alguien que conozca bien  los deseos de lord Corlys, es la princesa Rhaenys.

—Así es alteza. —hizo una pausa y apretó fuerte la mano de Raella antes de dar unos pasos al frente. —Siempre fue su voluntad que Marcaderiva pasara de Ser Laenor a su hijo legítimo, Lucerys Velaryon . Jamás cambio de parecer y apoyo su decisión. —miró hacia Rhaena. —Es más, la princesa Rhaenyra me ha traslado su deseo de desposar a Lucerys con mi nieta, Rhaena. Una propuesta que
acepto.

A Raella le pilló por sorpresa la propuesta de matrimonio, su abuela no le había mencionado nada y su hermana tampoco. Se alegró, ya que, vio algunas interacciones entre ambos, y pudo ver complicidad en ellos.

—Asunto zanjado. Otra vez. —dijo el rey algo cansado.

—Vulnerasteis la ley y una tradición centenaria para nombrar a vuestra hija. Y osáis decirme quien merece llevar el apellido Velaryon. No pienso permitirlo. —dijo Ser Vaemond con un ira en su tono.

—¿Permitirlo? —dijo el rey algo irónico. —Has olvidado vuestro lugar Vaemond.

El hombre se giró hacia Luke apuntándolo con el dedo. —¡Eso no es un auténtico Velaryon! y menos aún sobrino mío.

Llamas Cruzadas | Jacaerys VelaryonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora