EL DEMONIO QUE NO PARECE DEMONIO

[ 9 ]

SIMÓN

Simón no sabe cómo sentirse más que tener un extraño sentimiento en su interior. Hoy Fran se ha ido para siempre, y quien lo causó no fue más que el Demonio recién llegado. No, no lo usó, no se alimentó, no fue más allá como todos pensaron en la oficina, solo murió bajo una dosis de líquido de Edom. El Demonio dijo que fue un deseo de Fran, nadie pareció entenderlo, pero cuando escuchó toda la razón de aquel pedido, tanto él como Alexander están así, extraños, distraídos.

Magnus se ha ido, Raphael también lo ha hecho, pero en la oficina solo sigue el Nephilim que parece estar procesando lo escuchado. Magnus Bane es quien ha hecho cosas macabras, es el culpable de la masacre de los licántropos décadas antes y encerró a Fran para experimentar con él. Pero no pueden creerlo, es Magnus Bane, ¿Por qué?

— ¿Qué vas a hacer? —se preguntan ambos.

La situación ha cambiado de rumbo, no solo ahora saben la verdad de muchas cosas que pensaron diferente, sino que se trata de Magnus, el gran y respetable brujo de Brooklyn, que todos piensan que está intentando salvarlos de las hazañas de Edom. Ahora las razones de todo lo que ha hecho el brujo cuelgan en un hilo, ya no es confiable, y el rostro de Alexander lo demuestra. Alexander parece mucho más afectado, porque él es un Nephilim, sus reglas y valores no pueden aceptar que alguien haya hecho tales actos, y peor de todo, se trata de su pareja. No sabrá cómo sobrellevar aquello que es mucho más duro. Simón solo debe pensar en qué hacer con Raphael, nada más, y apartar la influencia del brujo del clan a pesar de que sufra pérdidas.

— Hablaré con Magnus y arreglaremos esto— dice Alexander— bajo las leyes del acuerdo.

— Está bien, yo devolveré todo lo que Magnus dio y modificaré los presupuestos, también modificaré que Magnus pueda tomar decisiones— dice Simón—, y hablaré con Raphael antes de pedirle que se vaya del hotel.

— Entiendo. Me iré ahora.

Simón asiente y lo acompaña hacia la puerta, viendo como Alexander está serio, tenso y lleva apretada su mano a la daga que cuelga en su costado, pero Simón no tiene fuerza para decir algo que evite la pelea de pareja, esta vez Magnus Bane se ha pasado, en todos sentidos.

— No puedo encargarme de Fran. ¿Puedes hacerlo? —pregunta Alexander antes de irse.

— Si, no te preocupes, aprendí como hacerlo, llevaremos las despedidas con el clan— dice Simón.

Cuando Alexander desaparece, Simón camina serio hacia la habitación de Raphael, donde está el cuerpo de Fran inmóvil y sin vida. Lo mira por un momento y reza una despedida que su padre le enseñó, después llama a algunos miembros, usan ropa de protección y bajan hacia los sótanos todos con el fin de despedir a una persona que perteneció al mundo de los hijos de la noche por mucho tiempo y fue querido a pesar de pasar a otra especie por decisión propia.

El cuerpo de Fran es puesto en un ataúd de madera, su cuerpo se va poniendo negro por el mismo veneno, así que el rostro hermoso del joven comienza a desaparecer, siendo oculto cuando la puerta se cierra. Todos dejan flores, escriben algo en la madera del ataúd y se preparan para la cremación. Fran está llenó de sustancias peligrosas para Raphael y otros miembros de Edom, así que es la mejor decisión. El lugar no va a ser usado, así que cree que toda la contaminación desaparezca cuando las cenizas sean encerradas en una caja de metal, que se guardará en la caja fuerte de su oficina.

— ¿Qué pasó con él? —pregunta Lilit.

— Nadie pudo salvarlo después de Ragnor.

El silencio de despedida inunda la habitación y la incertidumbre crece en los pensamientos de Simón, incertidumbre de qué pasará con ellos. No puede hablarlo e inquietar a todos, de decirle que Magnus está detrás de muchas cosas horribles, porque aún no entiende bien todo, pero mantenerse con ello solo lo tiene mal. Cuando todos dejan la habitación y lo dejan solo para seguir la siguiente parte, Simón se deja llorar, mientras prepara la caja, le coloca agua bendita y una cruz dentro de ella, y las cenizas del recuerdo de que Magnus lo asesinó.