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SIMÓN

Simón se encuentra preocupado mientras mira a su alrededor, el amanecer ha llegado y están todos dentro del hotel, pero ninguno se siente cómodo con estar encerrado con un Demonio, y más cuando él le hizo algo tan malo. Magnus le aseguró que nada pasaría, pero el brujo y Alexander se han ido y están a la intemperie de una masacre a puerta cerrada, como el libro chino que leyó donde hasta el amanecer, ahora anochecer, no pudieron abrir las puertas para ver las consecuencias de molestar a alguien de poder, así que no puede dejar de mirar las escaleras y la puerta, donde ha mandado que todos se encierren y jueguen con los nuevos aparatos e internet instalado.

Ya lo ha pensado, le ha dado su poder de liderazgo, obligadamente, porque fue rechazado, a Lilit, quien volvió arrepentida de su huida porque pensó que era más divertido ver como él sufría con un Demonio a su cargo, así que si él muere, aquella persona deberá tomar su lugar y luchar para que Raphael tampoco les haga daño.

Un testamento está siendo escrito en su teléfono, el destinatario es nada menos que Clary, que ha estado haciendo acto de ausencia. No tiene mucho que dejar, sus cajas de mundaneces será donada y el dinero que llega por los videojuegos grabados en YouTube será a la cuenta de su familia, pero en su testamento también hay un pedido de venganza por su muerte, uno para acabar con su asesino y otro para Magnus Bane, por haberlo metido en un asunto así. Era feliz siendo solo un líder, modernizando al clan y viviendo entre flores, pero todo dio un vuelco con Magnus Bane. Y si Alexander quiere meterse, también acabará con él.

Los pasos bajando por las escaleras le llaman la atención e inconscientemente, porque ya su cuerpo no lo percibe, solo en su mente, se tensa y mira al Demonio que viene bajando. Raphael es todo lo digno del significado de un Demonio, claramente en las películas o libros, y algunos juegos, un ser de belleza indescriptible que podría confundirse con un ángel, aunque oculte la verdad detrás de esa fachada. Es tan diferente a Magnus, tan serio, tan intimidante, tan misterioso que es difícil mantener la vista, pero que su aspecto te invita a apreciarlo.

— Tú...

— ¿Yo...?

El Demonio ha comenzado a bajar más rápido, haciendo que Simón, con una risa nerviosa, comience a dar pasos hacia atrás para intentar huir. Pero el Demonio es rápido, ni siquiera puede dar dos pasos que aparece rápidamente frente a él, mostrando un rostro furioso, y unos colmillos sobresaliendo al tener sus labios abiertos. Es así como son los vampiros, así que está feliz de saber que es cierto que la persona frente a él también tiene una esencia como ellos.

— ¿Q...qué sucede? —pregunta Simón al ver que el Demonio solo lo mira— ¿Estás bien? Lo siento, yo... yo me guie por el impulso y... y... ¡No quise hacerlo! Es que pensé que ibas a convertirte en un demonio superior y me matarías, y matarías a todos, y no creí que funcionaría... pero entonces llamé a Magnus, y me dijo que fragmente algo, y que parece ser bueno, pero que para ti no es bueno, y yo... lo siento.

— Dime qué están planeando— dice la voz grave de Raphael.

— ¿Planeando...?

— Esto no lo hace alguien insignificante como tú, esto es obra del brujo— responde el Demonio— dime que más tienen planeado... ¡Dímelo ahora!

Simón deja el miedo por un momento al ser ofendido de tal manera. Si, tiene un plan con Magnus de distraerlo mientras el brujo hace lo suyo, pero lo que sucedió en la oficina fue solo obra de sus conocimientos y su impulso de supervivencia, todo fue plan de su cabecita asustada que lo llevó a lograr algo beneficioso para ellos pero contraproducente para Raphael, y no fue gracias a Magnus, fue todo por sí mismo. El mismo logró luchar con algo de Edom y se siente orgulloso.

EL DEMONIO QUE NO PARECE DEMONIOWhere stories live. Discover now