Día 7: Besos de tempestad

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Una vez, en un reino muy muy lejano, hubo una joven pareja conformada por un alfa y un omega.

Ambos habían sido amigos desde niños, y en una ocasión, a manera de broma, el pequeño niño omega le hizo prometer a su mejor amigo que cuando crecieran se casarían y formarían una familia a lo que el pequeño alfa aceptó. Ambos no sabían lo que el futuro les depararía ni que esa "broma" sería tomada muy en serio por uno de los dos.

Ambos crecieron y aunque no eran herederos de sus respectivos reinos, recibirían la misma educación que sus hermanos. No solo fueron preparados en temas de política, economía y sociedad, también se les enseñó el arte de la guerra, aprendieron a manejar casi todas las artes y aprendieron todas las bellas artes conocidas hasta ese momento.

Debido a que todos los jóvenes hijos de reyes y nobles acudieron al reino de Gusu un año en particular para ser instruidos, en ese lugar, el pequeño omega y el pequeño alfa que ahora eran unos adolescentes forjaron más su amistad y los sentimientos por el otro se hicieron más fuertes.

Sin embargo, no todo fue color de rosa. Dentro de los reinos de ese entonces, hubo uno que se destacó por el uso de la fuerza y la violencia. Al poco tiempo se desató la guerra y los jóvenes tuvieron que alistarse e ir a luchar, sin importar la edad o la casta. En ese tiempo-

- Abuelo ¿significa que nosotros iremos a la guerra? – preguntó una niña

- A-Qin, no estamos en guerra, así que no hay que ir – respondió Wei Ying

- Abuelo ¿qué es una casta? – preguntó el hermano de la niña

- Es una forma de decir que eres alfa, beta u omega

- Aaaaaaaaahhhhhhh – dijeron al unísono los dos niños

- ¿Puedo continuar?

- SIII

En ese tiempo uno no sabía cuándo volverían a ver a quienes amaban, es más, ni siquiera sabían si los volverían a ver. El alfa y el omega, que ya habían crecido y reconocido sus sentimientos, juraron que pasara lo que pasara, vivirían por el otro y siempre lo recordarían. Esa noche ambos se entreg-

- Wei Ying – habló con cierta seriedad el alfa a su omega

- ¿Qué pasó, Lan Zhan? – preguntó, girando su rostro para que solo el alfa mirara su pícaro rostro

- Todavía son pequeños – contestó el alfa, mirando a sus nietos

- Lan Zhan, Lan Zhan, tarde o temprano se enterarán – dijo con broma despreocupada.

Fu entonces que una pequeña batalla de miradas se dio entre la pareja, batalla que al poco rato fue cedida por el mismo omega – Bien, bien, tú ganas Lan Zhan

Ese día hicieron una promesa de un amor que esperaban traspasara la guerra y la paz. Sin saber que sería la última vez que se mirarían a los ojos en lo que restaba de la guerra.

Cuando se libró la última batalla, solo hasta ese momento, el alfa se enteró de las prácticas demoniacas a las que tuvo que recurrir su omega. A pesar de los diferentes frentes en los que se encontraban peleando, él siempre intentó cuidar por el otro. En esa última batalla, ganaron... y muchos murieron... y el omega cayó en un coma.

- ¿Qué es coma? – preguntó uno de los niños

- Es cuando alguien se queda profundamente dormido y no despierta

- ¿Cómo Hada? ¿El perro que tenía mi A-Niang? – preguntó A-Xing, el hijo de Jin Ling y Shizui, ya que había visto las fotos del Jin, donde observaba que en su infancia tenía un perro

- Mmmm, un poco... Como es cuando te quedas dormido, pero sigues vivo... Hada se quedó dormido, pero ya no estaba vivo – dijo el omega, esperando darse a entender a los niños.

Muchos intentaron hacerle daño al omega, pues acudir a los demonios nunca ha sido bien visto. Pero el alfa lo defendió a capa y espada, incluso lo defendió de algunos miembros de su propia familia. Lo llevo a su casa y cuidó de él por trece largos años, esperando que despertara algún día.

El alfa estaba ya muy triste, pensaba que su amado ya nunca despertaría. Una noche se acercó a él. Como todos los días lo hacía, cepilló su cabello, lo lavo, cambio su ropa... pero ese día se acostó sobre él y lloró, le pidió que regresará a su lado y que fueran felices.

- ¡Y entonces lo besó! – grito una de las niñas

- A-Qin, no interrumpas a tu abuelo – le dijo JingYi a su hija.

- Jejeje, lo siento

Esa noche, después de trece años, el alfa besó a su omega. Esa noche, el alfa durmió abrazado al cuerpo de su pareja.

A la mañana siguiente, el sol resplandeció como nunca. El alfa, todavía un poco dormido, sintió que una mano cepillaba sus cabellos. Asustado, se despertó para encontrarse con la luna frente a la luz del sol. Su pareja derramaba lágrimas por volver a verse.

No pasó mucho tiempo para que ambos se casaran y vivieran felices.

- Y esa fue toda la historia, mis pequeños bollos – concluyó el omega mayor

- ¿Y tuvieron muchos hijos?

- ¿Y vivieron muchos años?

- ¿Y ya nunca más hubo guerra?

Preguntaron los pequeños, encimando sus dudas y sus preguntas.

- Eso, mis pequeños, es otra historia – concluyó el omega, girando su rostro y besando los labios de su alfa.

Hay Besos que... (WangXian-Kisspril)Where stories live. Discover now