Capítulo 14

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Había pasado lo inevitable.

Tras de la fiesta, después de que Hyunjin comenzara aquel beso, fue casi imposible parar. Felix había dejado instrucciones a su personal de cómo recoger y dejar la casa en orden en cuanto se hubieran marchado los últimos invitados. Se despidió de su hermana y su cuñado, quienes parecían estar en otra dimensión de felicidad, y condujo hasta su casa a duras penas.

Y es que conducir mientras te practican sexo oral era algo nuevo para él.

Hyunjin parecía no poder contenerse. Se había abierto de par en par la puerta que se había mantenido cerrada durante los últimos cuatro años y encontraron demasiadas cosas allí. Algunas no tenían nombre y otras tenían demasiados.

Felix intentaba mantener la vista en la carretera, sin cerrar los ojos ni soltar el volante. Era una tarea hercúlea, pues solo quería ponerle las manos encima, quitarle aquella ropa preciosa y dejar a la vista todo su cuerpo.

Metió el vehículo en el garaje, y casi no se había terminado de bajar el portón cuando ya le tenía encima suyo. Hyunjin parecía igual de desesperado que Felix, y las ventanas del Aston Martin estaban llenas de condensación. Se besaron con desesperación, buscando cada lugar inhóspito de sus bocas, de sus cuellos. Se deshicieron de las elegantes chaquetas, pero el rubio se detuvo.

- Hyunjin espera, vamos dentro mejor – y le apartó para poder salir del coche.

Una vez en la sala de estar, y con las luces aún sin encender, se embistieron como dos asteroides chocando. No habían llegado a la cama pero Hyunjin siguió desnudando a Felix, arrancando los botones de la fina camisa blanca de un tirón y de la suya propia cuando hizo lo mismo. Estaban fuera de sí.

Ahora no había que contenerse. Ninguno era primerizo, eran dos adultos que se deseaban demasiado. No podían parar, no ahora.

Felix consiguió tirar de Hyunjin hasta la cama, arrojándole sobre ella al llegar. Se subió a horcajadas sobre él, que yacía ya sin pantalones.

- Hyunjin – dijo entre jadeos.

- Oh, Felix, te he echado tanto de menos – susurró casi gimiendo Hyunjin.

Terminaron de quitarse la ropa entre algunos tirones más, y Felix no perdió tiempo para buscar lubricante en su mesa de noche. Aquella primera vez que lo habían hecho, y la única, Hyunjin le había cedido el privilegio de que fuera Felix quién le penetrase. Esa noche tocaba devolver el favor.

Ya se había acostumbrado a las diferentes prácticas del sexo entre hombres, y todas le gustaban. Dependía siempre del ánimo que tuviera para estar arriba o abajo, pero se podía decir que se había vuelto un experto en satisfacer a su compañero sexual.

Se lubricó dos dedos y se los metió casi sin cuidado. No hacía falta demasiado, él estaba listo. Cogió un preservativo e intentó abrirlo mientras Hyunjin mordía su clavícula, haciéndole gemir alto.

- Shh, no grites preciosidad – le dijo el pelinegro divertido – te van a escuchar los vecinos.

Con una sonrisa pícara, y sin dejar de mirarle a los ojos, deslizó el preservativo sobre el pene de Hyunjin, y sin esperar, se colocó sobre él para introducirlo en su ano.

Con cuidado y firmeza, se sentó del todo sobre él. Era la gloria. Había fantaseado con aquello tantas veces, el puro fuego de sentirle dentro lo volvía loco. Entre besos, caricias y penetraciones, ambos llegaron al orgasmo.

Y en esa rutina se sumergieron lo que restaba de noche.

Felix abrió los ojos desorientado. Aún había una parte de su cerebro dormida a la que le estaba costando sumar 2 más 2. Se dio cuenta de que estaba en los brazos de alguien, y abrió los ojos con calma. Encontró un cabello negro, uno que había perdido toda esperanza de ver algún día en aquella tesitura. Hyunjin se había quedado.

Wedding Planner ~ HyunLixWhere stories live. Discover now