Capítulo 9

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Sorprendentemente para sus amigos y para él mismo, Felix estuvo soltero bastante tiempo. El joven fue acostumbrándose a salir con ellos de fiesta, y, como era de esperarse, tenía bastante éxito entre chicas y chicos. A veces terminaba liándose con alguien que le llamara mucho la atención, pero nunca llegaba hasta el final con ningún hombre. Cuando llegaba la hora de la verdad, se cohibía tanto que tenía que despacharlos lo más cordial que pudiera. Su cuerpo no respondía.

Sin importarle demasiado ese detalle, siguió viviendo su vida sin problemas. Se decía a sí mismo que seguía sin estar preparado para tener intimidad con hombres y que ya le llegaría el momento con la persona adecuada.

Siguió pendiente de las clases, de su trabajo y de su familia, como de costumbre, y así se pasó lo que restaba de año y principios del siguiente. Su sobrino seguía creciendo, caminando y balbuceando palabras sin sentido, pero que hacían gracia.

Llegados mediados de agosto era el cumpleaños de uno de sus colegas, Changbin. Habían decidido ir a cenar a uno de los restaurantes favoritos del chico, y luego irse a beber a algún sitio en el que poder estar tranquilos y pasarlo bien.

Felix se vistió como solía hacerlo para esas ocasiones, informal pero elegante. Había ido a la peluquería a retocarse el pelo hacía una semana, y se le veía igual de hermoso que siempre. Los chicos pasaron a buscarle en Uber, y éste les llevó hacia el restaurante. Lo habían contratado para llevarles luego al bar, y para recogerlos una vez hubieran acabado y estuvieran demasiado bebidos como para conducir.

Todos los chicos estaban guapísimos, el tiempo les había dado un aire de madurez y seriedad que se hacía añicos una vez abrían la boca, pero era parte de su encanto.

- ¡Pero mira ese pedazo de cumpleañero! - gritó Felix a Changbin en cuanto se bajaron del coche, pues dentro no había podido verle bien. Estaba mejor vestido que nunca, pero era comprensible; no todos los días cumplía uno 21 años.

Se sacaron algunas fotos en el recibidor del restaurante, y una vez dentro, se acomodaron y pasaron la cena riendo, recordando momentos, y haciendo bromas a costa de Minho, que les asesinaba con la mirada.

El colofón de la cena fue la tarta sorpresa que le habían preparado los chicos a Changbin. Le cantaron cumpleaños feliz, sopló las velas y le dieron algunos regalos que habían comprado con mucho cariño. Felix le tendió el suyo: una caja no muy grande envuelta pulcramente en un papel dorado.

A Changbin casi se le salen los ojos de las cuencas cuando abrió la tapa y vio un precioso reloj negro y plateado.

- Wow, Felix, ahora mi regalo parece basura – se quejó en broma Christopher.

Changbin le miró sin saber qué decir, pero bastó para que el rubio supiera que le había gustado.

- Muchas gracias Lix, es increíble – y se levantó para abrazarlo.

Christopher y Minho se les unieron al abrazo.

- Bueno, se acabó el momento emotivo, ¡VÁMONOS DE FIESTA! - gritó el cumpleañero.

El Uber les dejó en un bar que tenía reputación de ser bastante tranquilo pero de ambiente entretenido, así que entraron sin más miramientos.

Desde el momento en el que se sentaron en un reservado que habían separado para la noche especial, empezaron a beber. El alcohol nunca faltaba en la mesa. Jugaron a las cartas, rieron, cantaron. Desde la zona en la que se habían sentado podían ver un pequeño escenario en el que cantaba un joven de pelo rosado. Por su aspecto, parecía más del tipo desdeñado, pero estaba cantando una balada que dejó al público boquiabierto. Minho parecía muy interesado en él.

Habían perdido la noción del tiempo cuando Felix le vio: una sombra tan conocida que podría dibujarla con los ojos cerrados si se lo proponía. Sacudió la cabeza, dándose cuenta de que el alcohol le estaba pasando factura. Le pidió un cigarrillo a Changbin y salió al fresco del verano para intentar calmarse un poco. La quietud fuera del lugar y el aire le hicieron sentir mejor, pero el humo del cigarro le tupió los pulmones y sintió un peso en la garganta que no sabía de dónde provenía.

Se adentró en el bar de nuevo, esta vez dirección al baño. Al entrar, comprobó que estaba solo y se metió en uno de los cubículos. Como bien pudo, hizo pis intentando no mancharse y salió mareado a lavarse las manos y la cara. Con el ruido del grifo no escuchó que alguien había entrado, y al incorporarse y abrir los ojos, le vio en el reflejo del espejo.

- ¿Felix? - esa voz.

Felix cerró los ojos con fuerza, pero no pudo evitar la nausea que le golpeó, y corrió de nuevo al retrete. Se arrodilló frente a él y dejó que su instinto hiciera el resto. Todo lo que había bebido, además de su cena se vaciaron de él. Notó una mano en la espalda, dándole suaves palmaditas mientras él devolvía. Cuando se calmaron las arcadas, su acompañante se estiró para tirar de la cadena mientras le alejaba del retrete.

- ¿Ya estás mejor? - le preguntó.

- Hyunjin, no tenías por qué... - dijo Felix llevándose las manos a la cara mientras estaba apoyado en el linóleo del cubículo. No le importaba que estuviera sucio, pues la vergüenza de lo que Hyunjin acababa de ver, y el impacto de verle allí por mera casualidad, le estaba ahogando levemente.

- No pasa nada, de verdad. Ven – le tendió una mano – deja que te ayude a levantarte.

Felix suspiró, aceptando su ayuda y una vez estuvo sobre sus pies, fue despacio al lavamanos de nuevo para asearse un poco sin tan siquiera mirarle a los ojos.

- ¿Qué haces aquí? - le preguntó el rubio una vez volvió a sentirse persona.

- He venido con mi novia a ver a mi amigo Han cantar hoy.

Felix no supo muy bien por qué, pero la mención de su novia le quemó en la garganta más que el ácido del vómito.

- Oh, está bien. Pásalo bien entonces – y caminó hacia la salida con paso rápido. Quería salir de allí cuanto antes.

Sintió el agarre de Hyunjin antes de tocar el pomo de la puerta.

- Felix, ¿qué pasa?

El aludido escuchó la pregunta sin haberse girado a mirarle siquiera.

- Nada, Hyunjin, todo está bien – y tiró para soltarse.

Él no le siguió.

Cuando llegó a donde estaban sus amigos, Minho se había desaparecido, Chris y Changbin estaban casi llorando y vio la botella de whisky que estaba llena cuando se fue, vacía.

- ¡fEeeeLIiixxx! - canturreó Chris.

- Chicos – Felix dio una palmada – es hora de irse.

Ahora él era el más sobrio luego de haber echado hasta el desayuno, así que se encargó de sus amigos. Buscó a Minho por todo el local, para encontrarle charlando tranquilamente con el que Felix adivinó era Han, el chico de pelo rosa que estaba cantando cuando ellos llegaron y amigo de Hyunjin. A éste también le vio por el rabillo del ojo cuando se acercó a su amigo para decirle que se iban.

Los cuatro juntos se subieron al Uber dirección a sus casas.

Una vez Felix llegó a su habitación, se dio una ducha más que necesaria y se echó en la cama con un audible suspiro.

Todos los chicos habían llegado sanos y salvos a sus respectivos hogares, y justo cuando iba a caerse de agotamiento, una notificación iluminó la pantalla de su móvil. 

Un número que hacía meses había borrado.

"Me alegro de haberte visto hoy"

Wedding Planner ~ HyunLixWhere stories live. Discover now