₂₃Princesa

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No les puedes pedir a los hombres que se arriesguen a morir si tú no estás dispuesta a jugarte la vida

༺No les puedes pedir a los hombres que se arriesguen a morir si tú no estás dispuesta a jugarte la vida༻

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—Princesa..

Kryo se quedó paralizada a mitad de camino. Miró por encima del hombro. Octavia estaba de pie, a tan solo unos pasos.  Su postura era relajada, como si estuviera esperando a alguien.

Kryo levantó la nariz. Octavia caminó hacia ella.

—Esperaba verte más tarde. —Kryo dijo con un tono desafiante, aunque un tanto molesto.

—¿A mí? —la miró con aire de burla.

Los ojos verdes de Octavia se entrecerraron, pero hizo lo que supuso era el intento de una sonrisa agradable.

—¿Tienes algo mejor que hacer? —preguntó Octavia con un toque de burla.

Kryo frunció el ceño.

—Dijiste que después de desayunar...

—¿Y eso importa? —la interrumpió— He terminado mis cosas antes de tiempo. Si la princesita no puede soportar un cambio en su horario... —agregó, mientras avanzaba, desafiando sutilmente a Kryo a seguirla.

—La disciplina es importante para todos, incluidos los comandantes. —Kryo se apresuró para alcanzarla, la nieve crujía debajo de ella.

Octavia se detuvo y se volvió hacia Kryo con una ceja alzada.

—¿Disciplina? —repitió Octavia con una sonrisa casi irónica—. Creí que eso era algo que tenían que aprender algunos...

Kryo apretó los puños, sintiendo la impaciencia crecer en su interior.

—Bueno, Hersir, parece que tenemos algo en común —dijo Kryo, manteniendo la compostura a duras penas—. Ambas tenemos un trabajo que hacer.

Octavia asintió con una mirada penetrante.

—Así es, princesa. Y el mío incluye asegurarme de que todos estén listos para lo que se avecina. ¿Tú lo estás?

Kryo sostuvo su mirada.

—Siempre estoy lista.

Llegaron a los establos, donde el olor a heno y estiércol impregnaba el aire. Kryo miró a su alrededor, le preguntó dónde se dirigirían, pero Octavia no dijo nada. En su lugar, se preocupó por saludar a los cuidadores de los animales, mientras Kryo intentaba seguir su ejemplo. Sin embargo, cuando se acercó a la mujer que cuidaba de las yeguas con la esperanza de saludarla, la mujer apenas levantó la mirada. Sus ojos reflejaban una mezcla de desprecio y desinterés mientras la observaba de arriba abajo. Sin decir algo, la mujer simplemente se apartó y continuó con sus quehaceres, ignorando a Kryo por completo.

De pronto, Kryo se sintió incomoda, fuera de lugar. Pero decidió no permitir que la actitud de la mujer la afectara.

—Este es tu caballo —dijo Octavia con voz firme. Señalaba una yegua con una expresión serena en sus ojos oscuros. Su pelaje blanco relucía bajo la luz del sol. Kryo se acercó, contemplando sus elegantes formas. Esperaba que alguien se ocupara de prepararla para ella, pero pronto se dio cuenta de que nadie lo haría. Sintiéndose un poco torpe, comenzó a buscar la silla y las cosas necesarias para montarla. Pasó un tiempo frustrada hasta que notó que Octavia se acercaba. Montaba un impresionante caballo negro. 

¹Reyes del Norte•GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora