₁₅La canción de la princesa y su caballero

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De su romance se extrae que la niña sobrevivió. Estoy de verdad interesado en saber si esto es imaginación suya o hecho real. ¿Es verdad o es mentira?

El claro bajo el arciano, lugar de frecuentes procesiones, estacionamiento de viajeros y encuentro de peregrinos, era famoso por su tolerancia y liberalidad

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El claro bajo el arciano, lugar de frecuentes procesiones, estacionamiento de viajeros y encuentro de peregrinos, era famoso por su tolerancia y liberalidad. Los creyentes, que hacía siglos que se ocupaban del árbol, llamaban al claro "Lugar de la Amistad" y albergaban gustosos a cualquiera. Pero incluso en ocasiones especiales tales como la recién terminada actuación del trovador famoso en el mundo todo, los viajeros se mantenían en sus propios grupos, claramente aislados unos de otros. 

—¿Qué pasó después? —La mercader no se dejaba vencer, iba arrojando sonoramente y con liberalidad monedas a la tinaja que le mostraba el aprendiz— Díganos al menos si ganas no tiene de cantar. No hubo en sus canciones nombre alguno, pero todos sabemos que el tal caballero por ustedes cantado no es otro que el famoso Geralt de la nación de hielo. La reina Eir, a la que ahora se la conoce como la Reina con el Corazón Congelado. En cambio la niña fue destinada al caballero, no es sino la princesa Kryo, la infeliz princesa de HellMist, el país devastado por los invasores. ¿No es acaso cierto?

Jaskier se rió con gesto misterioso y altanero.

—Canto acerca de asuntos universales —afirmó— No de personas concretas.

—¡Desde luego! —gritó alguien desde la multitud— ¡Todos saben que los cantos trataban del caballero Geralt!

—¡Sí, sí! —chillaron a coro las mujeres, retorciendo los chales húmedos de lágrimas— ¡Cante más, Jaskier! ¿Qué pasó después? ¿Se encontraron por fin el caballero y su reina? ¿Se amaron? ¿Fueron felices? ¡Queremos saberlo! ¡Maestro, maestro!

—¡Pero dónde van! —gritó con voz grave el cabecilla de un grupo de hombres, mientras se mesaba una fuerte y roja barba que le alcanzaba hasta la cintura—. Mierda es todo eso de las princesas, reinas, hechiceras, destinos, amores y otros cuentecillos de testas vacías. Todo esto son, con perdón del señor poeta, embustes, o sea, inventos poéticos para que sean bonitos y emocionen. Pero las cosas de la guerra, como la matanza y el pillaje de HellMist, ¡eso sí que es algo bueno que nos cantes, Jaskier! ¡Ja, no da pena soltar plata por tales canciones que alegran los corazones de los guerreros!

—¡No sé debe reñir! —Un hombre de cabello gris manto conjuró la fuerte posición del caballero con una voz fuerte y dominante—¡No aquí, junto a las ramas del arciano, un roble más antiguo que todas las pendencias y litigios de este mundo! Y no en presencia del poeta Jaskier, cuyos romances debieran enseñarnos amor y no disputa.

—¡Cierto! —le apoyó otro, un obeso y bajito curandero con el rostro brillante de sudor—. Miren, y no tienen ojos, escuchan, y sus oídos están sordos. Porque no hay en ustedes amor de dios, son como barriles vacíos... Nada de nada han comprendido de los romances de don Jaskier, nada han aprendido de él. No han entendido que del destino humano hablaban estos romances, de cómo en las manos de los dioses sólo son los hombres juguetes y de que los países nuestros juegos de los dioses son. Los romances hablaban del destino, del destino de nosotros todos y la leyenda del caballero y de la reina de hielo, aunque puesta en el contexto verdadero de aquella guerra, sólo metáfora es, producto de la imaginación del poeta, que a éste había de servir para que nosotros...

¹Reyes del Norte•GOTWhere stories live. Discover now