₁₇Susurros congelados

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¡Les digo que sentí algo!

Esa mañana, para Kryo todo era diferente

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Esa mañana, para Kryo todo era diferente. Hoy era el día en el que partiría a Asshai, abandonaría su tierra.

Abandonaría el Norte.

Athenas y Geralt así lo querían. Ella lo sabía. Tenía que partir para poder terminar sus estudios en un lugar seguro. Así podría llegar al final.

Después de estar toda la mañana en el peine, fue a desayunar con poco apetito, pero aún así estaba dispuesta a hacer un esfuerzo. Se sentó en la mesa con la mente en otra parte. Podía escuchar su respiración lenta debido al bajo ánimo y sentir el corazón apretado que se hundía en su pecho.

Te lo dije: tienes que ser fuerte.

Nadie decía una palabra mientras escarbaba su desayuno sin probar demasiado. El silencio que habían reservado para ella, no pudo deducir si era reconfortante o hacia el dolor más grande.

Sintió los ojos del caballero posarse sobre ella y era fácil notar que ya lo sabia todo, pero aún así le brindó el espacio que necesitaba.

Kryo apretó sus labios en un intento por mantener el llanto en el interior. Tenía que ser fuerte.

No iba a llorar.

Abandonaría el Norte. Solo para recuperarlo.

—Buenos días pequeña —dijo Athenas, después de unos minutos.

—Buenos días, Neo —Respondió, tratando de convencerse que si lo era.

—Todo pasa, aún cuando crees que no acabará y que no podrás salir de allí, un día el dolor se esfumará. —dijo apretando su mano sobre la mesa.

La hechicera sabía que la joven detestaba la idea de abandonar su nación. Kryo quería viajar directo a HellMist. Pero sabía que no era posible. El límite del Norte ahora llegaba hasta el muro. Hace años, los sobrevivientes se habían reducido a lo que ahora llamaban por «salvajes». Los proclamados reyes del Norte los habían exiliado, dejándolos atrapados, detrás de los muros que «los salvajes» habían construido para su protección en los tiempos de los señores del Invierno. Ahora, aquello era su destrucción.

Su gente fue obligada a vagar por sus propias tierras, buscando la sobrevivencia ante aquel desbastador frío que los había ahogado cuando los reyes legítimos del Norte cayeron.

Según Athenas, aquellos salvajes tenían una pequeña esperanza. La leyenda de que la joven princesa había escapado de la matanza de HellMist les daba esperanza. Algun día, cuando la brisa del Norte arrastre el fuego, la ceniza gélida de la Vieja Sangre volverá. Volvería a entregarles la cabeza de aquellos que con fuego y sangre les habían arrebatado todo.

Su única esperanza... era la pequeña y quebrajada reina, aquella que luchaba con sus demonios todas las noches. Aquella que luchaba en estos momentos para mantener su fortaleza.

¹Reyes del Norte•GOTحيث تعيش القصص. اكتشف الآن