₁₄Maldición, bendición y progreso

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El Caos te tiene miedo, Hija del Destino. Y quiere conseguir que seas tú quien tema

 Y quiere conseguir que seas tú quien tema༻

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Escucho un leve movimiento detrás de ella. Había sentido su presencia. De un rápido movimiento, Kryo formó una pequeña daga en su mano, giro sobre sus talones y posicionó el filo en el cuello de quién se le había acercado.

Un golpe duro y seco se escuchó una vez lo tuvo contra la pared.

—¡Por los dioses, Jhon! —dijo Kryo en su lengua cuando reconoció su rostro.

La boca de la joven reina había dejado salir un leve vapor al decirlo. La daga —o lo que parecía un cristal roto— desapareció en la neblina que había formado su mano. El joven maestre se llevó ambas manos a su cuello, horrorizado, tenía los ojos demasiado abiertos. Kryo juraba que estaban a nada de salirse de sus órbitas.

Kryo se percató que quizás él no la entendía, por lo que repitió la pregunta en la nueva lengua.

¿Por qué rayos te acercaste así?

Y-yo había e-estado hablándole —balbuceaba en su lengua, sin quitar las manos de su cuello— p-pero..

Tranquilo, Jhon —Dijo sosteniendo sus mejillas, obligándolo a que la observara— No llegué a herirte —le informó, calmándolo.

Jhon la observó, casi parecía hipnotizado.

No llegó a herirme —repitió el joven maestre. Parecía no creerlo. Tragó saliva repitiendo aquello, no estaba herido, no, no estaba sangrando, y mucho menos yacía muerto en los aposentos de la reina.

¿Qué necesitabas? —preguntó Kryo, alejando sus manos del asustado maestre.

Solo quería saber si usted necesitaba algo..—respondió. Kryo frunció el ceño, extrañada— la ví sentada cerca de la ventana, con la mirada perdida. Supuse que no había podido conciliar el sueño —explicó— Me disculpo si la he llegado a molestar —se disculpó rápidamente mientras hacia una reverencia.

No tienes que disculparte por cada charla que tengamos, Jhon —el rostro de Kryo demostraba cierta diversión al decirlo.

Aquello hizo sonreír a Jhon, probablemente de la vergüenza que le provocó.

Tenía ganas de salir a caminar —le informó Kryo, una vez que se había volteado hacia la ventana. Observó unos segundos la nieve que caía sobre los árboles. La llamaba. Luego se volvió hacia el muchacho— ¿Quieres venir? —preguntó— a menos que tengas cosas que...

¡Si! —intervino, aquello le había salido disparado como una flecha— Yo... mhm...—carraspeó— Me gustaría acompañarla en su paseo, su alteza —dijo con más tranquilidad. Kryo sonrió.

¹Reyes del Norte•GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora