¿Soy algo importante o...?

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Ciel se había levantado con un buen ánimo, la limpieza esta vez le tocó a ____ al igual que ayudarlo a ponerse el uniforme de forma correcta y sin ninguna imperfección.
Las clases del joven fueron con normalidad y destacando como siempre por su alto conocimiento al ser educado por Sebastián en la mansión, la morocha seguía con los estudios y ayudando dando tutorías a varios jóvenes que iban más que nada por su belleza que por ir a aprender y más porque era raro que mujeres estén ahí y más maestras.
Todo iba con normalidad y la chica iba con su canasta para dársela a su amo, estaban todos los pastelitos acomodados perfectamente para que ninguno perdiera su forma y decoración, inclusive la canasta estaba adornada con un moño en ella.

Ciel había ido con una sonrisa fingida claro esta y al llegar todos los veían de forma horrible y con enojo, Edward se decepcionó y le reclamó el porqué había llegado dos horas después y el le explicó que le habían dicho a esa hora y cuando le dijo el chico que les dijera este se hizo el tonto.










~•~

La morocha estaba centrada en la lectura de su libro, el clásico de Romeo y Julieta, jamás le habían gustado los romances pero este al ser trágico por ambos amantes muertos le había llamado la atención y más por el hecho de que las circunstancias le recordaban mucho a las que tenía con Sebastián.
Ambos eran de dos mundos distintos, uno humano y otro demonio siendo separados por sus naturaleza, un demonio no debería tener sentimientos por los humano al igual que un humano debería de ver a un demonio como un ser malévolo chupa almas, pero no enamorarse de ellos.
A pesar de todo al parecer el universo los quería juntar, ambos desarrollando sentimientos a pesar de su naturaleza y aún así sabían que era un amor prohibido y doloso. Sebastián jamás moriría y ella en algún momento lo haría; ya fuera por circunstancias de naturaleza o por qué alguien más la matara.
Su mente era un lío pero aún así no podía despegar su vista de la lectura y reflejar su situación en ella.

El sonido de la puerta abriendose de golpe en su habitación le hizo ponerse en alerta pero
Solo era su amo, no supo en qué momento la luz de su ventana había pasado de clara a un color oscuro y rojizo, dando a notar que el anochecer era presente.

Miro a su amo y este se veía muy molesto y Sebastián entro después, lo miro y vio como este refunfuñaba porque lo habían timado y había perdido su oportunidad de entrar al grupo de los 4P.
Maurice Cole pagaría por haber timado al joven amo, el no sabía que se había metido a la boca del lobo y Ciel no lo dejaría de masticar hasta que su huesos fueran molidos y el tragara con facilidad a su presa.

Mientras comía el bocadillo, miro con una sonrisa de maquinando un plan para derrumbar al chico, había notado que el chico era un mentiroso, manipulando a la gente de su alrededor para que hicieran sus tareas y el era igual pero era más inteligente y sabía cómo desenmascarar a un mentiroso.
Sebastián se encargaría de vigilar al chico y la morocha se encargaría de interrogar a todas las victimas por las que Cole había tenido que pisar para llegar a donde esta. La información fue llevada a Ciel y los dos le explicaron cómo estaba la situación y que debían hacer.

Los tres se miraron ya que sólo había un plan bueno y eso era meter alguien en la casa roja y no pudieron pensar en alguien que el príncipe de la India; Soma.

Esa mañana fue tan movida para todos en la escuela, una caravana entraba al colegio y en un gran elefante iba aquel casi adulto, el príncipe Soma, quien ya traía el uniforme del colegio en rojo, demostrando que era de la casa roja.
Ciel veía con irritación al chico, le había dicho que Fuera discreto y que hiciera como si no lo conociera, pero Soma no sabía que era la palabra discreción y cuando Ciel quiso irse fue levantado por el elefante.

La NanaWhere stories live. Discover now