El descuido de un mayordomo

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Ciel y ____ corrieron persiguiendo al doctor, la morocha podía alcanzarlo fácilmente pero no podía dejar solo a su amo.
Llegaron donde estaba todo el equipaje, había todo tipo de cajas y ambos empezaron a caminar con cautela, la morocha cogio una lámpara y empezó a alumbrar el camino, escucharon un ruido a su costado y ahí miraron que era Snake dándole de comer a sus serpientes.

—Snake ¿Que haces aquí?—El joven de las serpientes tomó a estas de vuelta y les mostró el plato— La comida estaba deliciosa y quisimos darle un poco de probar a las demás—Aquello lo había dicho Emily y la mujer sonrió.

"Íbamos a hablar de nuevo pero sentí una presencia y cuando iba a someter al culpable Ciel iluminó la sombra y apuntó con su pistola".

—Señorita Elizabeth— La rubio hizo un puchero al ver como su prometido le apuntaba.

Ella explicó que estaba ahí porque lo vio corriendo y lo siguió y traía consigo un postro para que lo probara pero cuando mostró el plato este estaba vacío, escucharon un ruido extraño detrás de la adolescente—Señorita Elizabeth cuidado— puso detrás de ella a ambos jóvenes y golpeó el cadaver dejandolo sin cabeza.

Pensaban que sólo era un cuerpo pero al parecer eran más, Snake les señaló que el ataud con el ave estaba en todos los ataúdes que estaban ahí y estos eran varios.
Se empezaron a mover y los cuerpos empezaron a salir, la morocha hizo que todos se fueran de ahí mientras ella se encargaba y les daba tiempo, aún así eran demasiados para ella y el sonido de cadaveres cayendo le hizo ver que no estaba sola.

Busco a su amo y miro como estaba encima de unas cajas junto a su prometida y Snake, el joven amo protegía de mirar los cuerpo y aprovechó para quitarse su parche.

—Sebastián, _____ desháganse de todos, es una orden— Ambos acataron la orden y la aureola de los ojos de la morocha se volvió roja y los de Sebastián brillaron con intensidad.

"Ambos peleábamos como una danza demoniaca, nuestros pasos eran tan combinados, que podía escuchar el sonido de un violín dando el ritmo de un baile, a pesar de que no nos tocáramos podía sentir esa conexión.
La sangre empezó a mancharnos como agua, pero más espesa, sentí como mi corazón latía con fuerza al mirar esos ojos y en un momento sentí que su mirada no se apartaba de mi."

Al acabar de matar todos los cuerpos, quedó solo un charco de sangre y ambos se miraban con tanta intensidad que no decían nada, hasta que escuchó un carraspeo y tuvieron que desviar su mirada.
El mayordomo fue al lado de su amo para ayudarlo a bajar pero al ver sus guantes y ropa sucia no lo dejó, el se disculpó y al mirar de nuevo estaba limpio.

La morocha estaba sucia de igual forma pero ella no se podía limpiar como el demonio y lo único que pudo hacer fue quitarse su vestido de sirvienta y quedarse sólo con el forro que la cubría lo suficiente y limpio su rostro y manos con el vestido.
Sebastián sintió alguien más junto a ellos y detuvo al invasor con sus cuchillos y vieron que era el doctor Ryan, la morocha lo miro y ahí supo que no era el científico que le había hecho daño si no su hijo.

—¡Tu eres la descendencia de ese hombre!—El la miro y jamás la había visto o eso creía pero un recuerdo de su niñez la trajo al presente quien era ella—¡Tu! Tu eras el orgullo de mi padre—Ella lo miro con odio.

—Yo me libre de ese maldito lugar, el me hizo quien soy—Sus ojos brillaron y el hombre sintió temor—Me contó que había logrado crear un meta humano y cuando te vi en aquellas pruebas supe que quería ser como el—Ella lo golpe y su nariz empezó a sangres y cuando iba a hacerlo de nuevo Sebastián lo detuvo.

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