Un intento de historias cortas y no tan cortas variadas.
Pueden contener palabras mal sonantes y violencia.
Pero ya sabes, así es la vida. Sangre, sudor y lágrimas.
¿Conoces esa sensación de no encajar en ningún sitio? ¿La sensación de no poder llegar a formar vínculos reales con nadie? Como tener una parte en tu interior que se torna desagradable, incómoda y totalmente opuesta a ti. Algo de lo que no puedes deshacerte por mucho que lo intentes. Sintiéndote ajena en tu propia piel o que eres una extraña en tu vida. Ser tu propio estigma allá a donde vayas.
Hace tiempo que opté por pensar que esos sentimientos eran totalmente lógicos en todas las personas en algún punto de su existencia. Ya sea como infante que prefiere jugar a solas, como adolescente al que convierten en paria al tacharle de friki o en la adultez cuando directamente eres tú quien se aleja de los demás porque las experiencias del pasado te han vuelto altamente desconfiada.
Se podría decir que era otra forma de sobrevivir al día. Unas veces funciona mejor que otras, sobre todo cuando esa clase de personas...llamémoslas gilipollas sin sentido común ni un mínimo de empatía, se empeñan en cruzarse en tu camino. Y cuando cae la noche en la tranquila soledad de tu habitación, sopesas los pros y contras de la mucha o poca interacción social que has tenido.
Entonces te das cuenta de que al igual que todos tenemos secretos también poseemos diferencias. Esas que al contrario de lo que acostumbran a señalarte a diario, no te vuelven rara. Te hacen única. Ese es mi método para equilibrar la balanza y afrontar un nuevo amanecer en un mundo de mierda. Como suele decirse, es mi forma de "capear el temporal". O lo era.
Hasta que una tarde que volvía a casa atravesando un parque (en el que convenientemente solo estaba yo), empezaron a alzarse grandes nubes de la nada a una velocidad asombrosa. En un instante todo a mi alrededor había quedado rodeado por una densa niebla y una especie de jet aterrizó delante de mis narices. De él bajaron una mujer de pelo blanco y ojos opacos y un hombre con lo que parecían una gafas de sol futuristas.
Si eso no era la situación más surrealista que había experimentado hasta ahora... no se que podía ser. Ah sí! Creo que el echo de que dijesen al unísono mi nombre y asegurasen que iba a acompañarles lo superaba con creces. Lo que me llevaba a pensar única y exclusivamente en 3 palabras.
_No me jodas...(Ambos me miraban con seriedad) Mirad, no se quién cojones sois ni qué coño queréis y la verdad me importa una mierda. Vale, reconozco que la secta que promocionáis tiene que ser la ostia. Y los disfraces de viajera intergaláctica y mayordomo ciborg están bastante bien, pero a mi no me van esas cosas.
_No tiene nada que ver con sectas, me parece que estás confundida.(El tipo había empezado con su discursito al mismo tiempo que avanzaba 3 pasos hacia mi. Los mismos que yo había retrocedido) _Estamos aquí por ti, eres como nosotros ____. (Y a la vez que se cruzaba de brazos para demostrarme la contundencia en sus palabras yo me limité a alzar una ceja de incredulidad)
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_A bueno, era eso. Tiene sentido ahora que os veo mejor. Pues déjame decirte que a mi el rollo sadomasoquista no me interesa. Lo respeto pero no lo comparto. Aunque tengo una duda. Comprendo lo de las prendas de cuero ceñidas al cuerpo pero ¿dónde encaja la capa? (Ahora es la mujer la que avanza un par de pasos en mi dirección con una pequeña sonrisa en la boca)
