Capítulo 5: Make you mine.

69 15 14
                                    

—Esto es mala idea. — comunicó el pelinegro.

Ambos se encontraban atravesando la barrera de seguridad del acuario.

Sí, del puto acuario.

—Menos mal que esto no tiene electricidad. — suspiró Jacob ya estando del otro lado.

La camiseta de Luca se había atorado en uno de los hierros, el pecoso casi caía de espaldas, colgándose de un pequeño hilo que se iba deshilando poco a poco.

—Ayúdame en esto, no soy nada paciente. Si me da ansiedad, probablemente termine rompiendo la camiseta y me rompa la espalda en el suelo. — explicó el menor, halando suavemente su prenda de vestir, intentando alcanzar el hierro de la baranda.

Jacob enarcó una ceja y rio sin que el otro chico lo viera.

—Eres un dramático. — se quejó.

—Un dramático que probablemente se quede sin caderas o espalda. — refutó el otro.

Jacob se acercó de una manera cuidadosa, en su mente él tenía el trabajo de un bombero. Tomó al otro chico de la cintura, poniéndose de puntitas para alcanzarlo, y fue desenredando poco a poco el nudo que se había hecho entre la camiseta y el metal.

—Listo. — dijo, alejándose, sin recordar que su mano era lo único que sujetaba al menor en ese momento.

—Graci- — no alcanzó a completar su agradecimiento, cayendo el muchacho de pecas encima de su mayor, quedándose en el suelo sobre este.

Se quedaron unos segundos en esa posición mirándose fijamente. La mano de Jacob recorrió la cintura de Luca cómodamente, esperando a que él se levantara, pero a la vez era lo que le suplicaba quedarse.

Ni siquiera recordaba en qué momento Luca le importaba tanto como para querer estar toda su vida a su lado.

Todo siempre comenzó desde el primer momento.

El menor, con el rostro enrojecido, hundió su rostro en el cuello de su compañero.

Jacob, con una leve sonrisa, lo abrazó fuertemente, apegándose a él.

—Si no hay beso, no dejo que te levantes. — sentenció el ojiazul, aguantando el detalle de morirse de la vergüenza, aumentando el agarre.

Luca quería desaparecer del planeta Tierra, sentía como su calor corporal subía rápidamente hasta tus mejillas y orejas, sabía que su cara estaba tintada de un fuerte color carmín.

Volteó ligeramente su rostro, inhalando el perfume del otro chico, memorizando su perfume.

Él ni siquiera sabía que un olor puede desencadenar una cascada de sentimientos.

Los ojos de ambos brillaban como nunca.

“—Si lo sientes aquí, entonces es perfecto.” Recordó el muchacho, ya había pasado bastante tiempo desde su charla con Noah, y esas palabras lo marcaron lo suficiente como para plasmar un beso en la mejilla del otro chico.

Jacob sonrió ampliamente, reuniendo coraje, besó la frente del menor.

—Aunque ahí no era, debo decir que estoy satisfecho. — declaró, soltando al chico que de forma rápida se puso de pie.

El castaño también se levantó del césped y observó a su alrededor, luego vio como Luca se alejaba corriendo.

Se apresuró a correr también y alcanzarlo.

—¿Dónde están los delfines? — preguntó el menor en cuanto vio al chico llegar. —Nunca he visto uno. — confesó.

—¿Nunca? — preguntó y el pequeño negó.

La Belleza De Volver A Encontrarte [EN CURSO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora