Capitulo 2: Primeras Palabras.

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Ya pasado unas semanas desde la primera vez en que Jacob vio a ese muchacho misterioso en frente de su casa.

No había descubierto nada sobre él.

Todos los días que pasaba en frente de la parada encontraba algo distinto, y se lo quedaba.

Lo primero fue un yoyo, lo segundo unos lápices de colorear, y lo tercero, un sketchbook con majestuosas obras de arte. Sí que era un chico misterioso.

Los dibujos estaban perfectamente hechos, un niño de su edad no podría hacer algo tan hermoso. ¿O sí?

Jacob era una persona, que como no podía expresar lo que sentía, se esforzaba por entender los sentimientos de los demás, y los dibujos pedían salvación a gritos. Él nunca se había encontrado con algo tan profundo y significativo, algo que para un niño de su edad era prácticamente difícil de entender. Cada trazo era una historia, él lo sabía, era una historia complicada que él quería comprender.

Estaba decidido, hoy se fugaría por la ventana e iría a la parada del bus.

Estuvo planeándolo todo fríamente.

"1. Revisar si mis padres se encuentran dormidos.

2. Tomar suministros, mamá me dijo que quien tiene una barriga llena, tiene un corazón contento, así que será mejor ir y brindar algún snack.

3. Llevar todos los objetos que le pertenecen, no quiero quedar como ladrón.

4. Llevar otro abrigo, el chico puede tomar un resfriado si solo se encuentra con la camisa del uniforme y no se pone la chaqueta."

Se hizo de noche y ya tenía todo listo, tomó su reloj para dictar una alarma para las cinco y cuarenta.

Solo había que esperar hasta que él se dignara a aparecer.

Se entretuvo haciendo deberes de su escuela que a él le parecían extremadamente pobres, para él era una perdida de tiempo ir a la escuela. Todo lo que necesitaba estaba en su casa: comida con decencia, baño con decencia, si a su madre le preocupara su salud mental, pues había un hermoso y espacioso patio detrás de la casa. Además, si necesitara aprender sobre cualquier cosa, optaría por usar la laptop de su padre y aprender por YouTube, o leer un libro acerca de ello.

Sus planes a futuro eran igual de pobres que sus ejercicios de cálculo.

Quería ser escritor, sabía que no ganaría nada y tal vez nunca se haría conocido por su trabajo, pero era algo que le apasionaba y dejaba que fluyera en él. No podía expresar sus emociones frente a frente, pero sí podía escribirlas, eso le hacía sentir bien con el mismo.

Desde que aprendió a escribir conservaba miles de diarios, cada uno reflejaba sus emociones, tenía uno para cada una.

El diario amarillo, de la alegría, estaba ya acabado, para Jacob, cualquier cosa le hacía feliz y siempre lo escribía. El de la tristeza, caracterizado por su color azul, estaba por la mitad; las cosas que escribía eran muy triviales, generalmente hablaba sobre las películas tristes que su madre le hacía ver para estudiar las emociones y luego contárselas al doctor que cada sábado lo recibía.

Bien, ya iría hacia su destino.

Tomó sus cosas en cuanto vio al otro chico en la parada de autobuses.

Fue corriendo de puntitas al cuarto de sus padres, abrió la puerta sigilosamente y los observó dormir abrazados.

Primera parte, completada.

Cerró la puerta y se dirigió a la cocina rápidamente para tomar cualquier cosa que encontrase y meterla en su bolsa.

Segunda parte, también completada.

La Belleza De Volver A Encontrarte [EN CURSO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora