Cap 38 Me sentí sola

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Punto de vista de Erica

Me siento entumecida. De todas las cosas que esperaba oír sobre mis padres, nunca esperé oír que eran ladrones. No tiene sentido.
Mis padres siempre fueron muy frugales mientras yo crecía. Si hubieran malversado dinero, habríamos tenido más.
Chris me abraza mientras mis lágrimas siguen cayendo. Le agradezco que no me suelte. El cosquilleo del vínculo de pareja me tranquiliza. No puedo imaginarme pasar por esto sin ellos a mi lado. Estoy muy contenta de que me crean y quieran ayudarme a descubrir la verdad.
Bryce desaparece en el baño y oigo correr el agua de la bañera.
Chris me suelta, me coge en brazos y me lleva al cuarto de baño.
Cuando entramos en el baño, veo a Bryce probando la temperatura del agua de la enorme bañera. Chris me deja en la encimera junto al lavabo y me baja lentamente la cremallera del vestido. Me estremezco cuando sus dedos rozan mi piel y una oleada de cosquilleos recorre todo mi cuerpo.
Por mucho que quiera ceder al cosquilleo y dejar que los hermanos toquen cada centímetro de mi cuerpo. Mi corazón no está para eso en este momento.
Chris me coge del dobladillo del vestido para tirármelo por la cabeza y yo le agarro de las muñecas para impedírselo.
—No quiero perder el tiempo, le digo y espero que no se enfade conmigo.
Chris se pasa los dedos por el pelo y me dedica una pequeña sonrisa. —Zorrita, por mucho que quiera volver a probarte; ahora no es el momento—.
Me limpia las lágrimas de las mejillas y vuelve a agarrarme del dobladillo del vestido.
—Brazos arriba—, me ordena y le hago caso.
Chris me quita el vestido por la cabeza y lo tira a un lado.
Sintiéndome un poco cohibida, me envuelvo el pecho con los brazos intentando taparme los pechos.
Todos los hermanos me miran con la cabeza ladeada en la misma dirección y se me escapa una risita. Parecen adorables.
—Sabes que todos te hemos visto básicamente desnuda—, dice Bryce con una risita y yo lo fulmino con la mirada.
—Todavía no me he acostumbrado—, suspiro a los hermanos.

Sus ojos se ponen vidriosos y sé que están hablando entre ellos a través de su enlace mental.
—Sabéis que no es justo—, les digo mientras me rodeo con los brazos.
Los tres se ponen del mismo color y me miran.
-Intentaremos reducir los enlaces mentales al mínimo—, me dice
Bryce con una sonrisa de satisfacción en la cara.
Miro con los ojos muy abiertos cómo se ajusta la parte delantera de los pantalones y veo que sobresale un enorme bulto. Me quedo con la boca abierta al ver el tamaño de su bulto y tengo que apartar los ojos de él.
—¿Seguro que no quieres jugar un poco?—. Bryce me mira moviendo las cejas. —Soy el único que aún no te ha probado-.
Siento que se me pone dura y que se me mojan las bragas mientras me mira fijamente con sus brillantes ojos azules.
Entonces los tres me dirigen la misma mirada lujuriosa y el olor de mi excitación impregna el aire.
Tengo que sacudir la cabeza para despejar los pensamientos lujuriosos que asolan mi mente.
—No, chicos. Creo que necesito un rato a solas—. Intento sonar segura de mí misma mientras me bajo de la encimera del baño.

Respetando mi necesidad de estar sola, los chicos salen del baño uno a uno. Bryce es el último en salir. Antes de cerrar la puerta, me mira de arriba abajo una vez más.
—Si cambias de opinión, te esperamos fuera—. Bryce me dedica una de sus famosas sonrisas de playboy y cierra la puerta.
Me río para mis adentros mientras me quito las bragas del cuerpo y las tiro encima del vestido. Sumerjo lentamente el cuerpo en el agua y gimo en voz alta porque la temperatura es perfecta. Poco a poco empiezo a lavarme los brazos y luego las piernas. A medida que avanzo sobre mi cuerpo, me doy cuenta de que me siento sola.
Llámalos—, dice Envy mientras mueve la cola dentro de mi mente.
Vendrán a sentarse con nosotros—.
¿No es eso un poco necesitado? ¿Por qué querrían sentarse en el baño y verme remojarme en la bañera?
Envy ladea la cabeza, confundida. ¿Por qué no iban a querer?
Me muerdo el labio inferior e intento convencerme de que no debo llamar a los chicos porque temo parecer necesitada y patética.
Pero la envidia me dice que estoy haciendo el ridículo.
Finalmente cedo.
—¡Chicos!— Grito con fuerza.

Desde el otro lado de la puerta oigo un fuerte golpe y una lucha entre ellos. De repente, la puerta se abre de golpe y los hermanos entran en la habitación al mismo tiempo. Luchan por entrar en la habitación al mismo tiempo. Se me abren los ojos de par en par al verlos revolverse unos sobre otros intentando entrar en el cuarto de baño.
Bryce entra primero y luego Ace, seguido de Chris. Se sientan de rodillas junto a la bañera y me miran con ojos de cachorro.
-¿Nos has llamado, Zorrita?—. bromea Bryce mientras recorre con la mirada mi cuerpo desnudo.
Me escabullo bajo las burbujas y niego tímidamente con la cabeza.
—¿Qué podemos hacer por ti, mi amor? Chris tiene lujuria en los ojos.
Salgo de las burbujas y miro a las trillizas, que esperan a que diga algo. —Me he quedado sola—, admito.
Los hermanos se miran y luego cruzan las piernas y se sientan en el suelo del baño. —¿De qué quieres hablar?—. dice Ace con una sonrisa en la cara.

Maldecida con los trillizos alfa Where stories live. Discover now