Cap 37 La verdad

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POV de Bryce

Erica parece a punto de llorar. Sus brillantes ojos azules se están llenando de lágrimas al ver cómo mi padre aparta a mi madre del altercado que tuvimos en el pasillo. Gira la cabeza y me mira con los ojos muy abiertos.
Sabe que sabemos lo que les pasó a sus padres y sabe que no quisimos contarle la verdad a propósito. Pensábamos decírsela, pero no queríamos herirla más de lo que ya está. Estábamos esperando el momento oportuno.
Ace da un paso adelante y gira a Erica hacia la habitación de Chris.
—¿Por qué no te das una ducha y hablamos después?—.
Erica se echa en brazos de Ace y deja que la lleve a la habitación de Chris. Chris y yo los seguimos, cerramos la puerta y echamos el pestillo.
Erica oye el clic de la cerradura y se vuelve para mirarnos a todos.
Ya tiene los ojos hinchados y rojos y las lágrimas le corren por las mejillas. —¿Sabéis lo que les ha pasado a mis padres?—.
—Date una ducha y hablaremos de ello cuando termines—. Ace intenta negociar con ella, pero me doy cuenta de que está perdiendo la batalla. La mirada de Erica es de puro dolor y angustia.
Da un pisotón y levanta el puño. —Dímelo ya—. Un pequeño gruñido sale de sus labios y es probablemente la cosa más bonita que he visto nunca.
Borro la sonrisa de mi cara, la cojo de la mano y la llevo a la cama.
—Estábamos esperando el momento adecuado para contarte lo que hemos oído a través de los otros Alfas—.
—¿Los otros Alfas?— A Erica le tiembla la voz. —¿Los otros Alfas lo saben?—.
—Erica, cariño—, Chris le coge la otra mano y le da un pequeño apretón. —Todos lo saben—.
—Todos menos yo—, la cara de Erica decae y baja la mirada a sus manos.
Chris se acomoda a un lado y yo al otro. Ace se arrodilla frente a ella. Se lo decimos-, dice Ace a través del enlace mental.
Si queremos quedárnosla, se lo decimos—, respondo, y Chris asiente con la cabeza.
—Erica—, empieza Ace despacio. —Tus padres estaban malversando fondos de la escuela de la manada—.

Erica se pone en pie de un salto y Ace cae de espaldas y golpea el suelo. —¡Eso no es verdad!— Grita con fuerza.
—Sé que no quieres creerlo pero Alfa Félix tenía todos los documentos para probar lo que habían hecho—, Chris intenta ser la voz de la razón.
—Ellos no harían eso—, solloza ella. —Nunca robarían a la escuela.
No cuando la escuela más necesitaba el dinero—.
—Erica—, intento calmarla. Lo último que quiero es que se enfade con nosotros. —Sé que es difícil de oír, pero...—.
Erica se vuelve hacia mí y sus ojos azules están ahora negros como el carbón. Sus caninos han atravesado sus encías. Está luchando contra su lobo por el control. —No es verdad—, gruñe en voz alta antes de volver a sentarse en la cama. Cierra los ojos y respira hondo varias veces. —Si fuera verdad, ¿no tendríamos más dinero? ¿Por qué habría tenido que pedir préstamos para la universidad? ¿Por qué habríamos venido aquí todos los veranos en lugar de hacer algún viaje caro? No puede ser verdad. No tiene ningún sentido—.
Escondiendo la cabeza entre las manos, Erica solloza en silencio mientras Chris le frota la espalda con pequeños círculos. Erica se deja tocar, pero no deja de llorar. Ni siquiera los efectos del vínculo de pareja pueden calmar lo que siente ahora.
No puedo imaginar lo que está sintiendo—, digo a través del enlace mental con los hermanos.
Tiene muy buenas razones—, responde Ace sin apartar los ojos de nuestra compañera. Si realmente estuvieran malversando dinero,
¿por qué habrían dejado que su hija se endeudara con préstamos estudiantiles?
Chris sigue trazando círculos en la espalda de Erica, pero me doy cuenta de que está sumido en sus pensamientos. Estoy de acuerdo—, dice finalmente a través del enlace mental.
Tenemos que legar al fondo de lo que realmente está pasando-, responde Ace a través del enlace mental. Deberíamos decirle que la creemos—
Chris y yo asentimos. Ace se levanta del suelo y pone a Erica de pie, lejos de Chris. La rodea con los brazos y la besa suavemente en la frente. —Te creemos, le dice mientras la abraza con fuerza.
Erica resopla tristemente y levanta la cabeza para mirar a Ace. -
¿Le creéis?
—Te creemos—, digo desde detrás de ella.
—Vamos a llegar al fondo de lo que está pasando—, añade Chris.
Erica estalla en más sollozos mientras esconde la cabeza en el pecho de Ace. Los tres nos miramos confundidos. No entendemos por qué sigue llorando, acabamos de prometerle que la ayudaríamos a descubrir la verdad.
—¿Cariño?— dice Ace mientras le levanta la cabeza del pecho. -
¿Hemos dicho algo malo?—.
Erica mueve la cabeza de un lado a otro mientras las lágrimas siguen cayendo por su cara. —Es que no esperaba que todos estuvierais tan dispuestos a creerme o tan dispuestos a ayudarme a encontrar la verdad—.
—Claro que queremos ayudarte—, dice Ace mientras la besa suavemente en los labios. Eres nuestra compañera.
—No queremos nada más que ayudarte a resolver esto—, le digo mientras me coloco detrás de ella y froto mis manos sobre sus brazos.
—Y no importa qué verdades descubramos—, dice Chris mientras se pone en pie. —Te querremos pase lo que pase—.
Erica se vuelve, mira a Chris y empieza a sollozar de nuevo. Chris extiende sus brazos hacia ella y ella prácticamente cae en sus brazos.
—Sois maravillosos—, resopla mientras llora en la camiseta de
Chris.
—¿Por qué no te preparamos un baño?—, le digo intentando hacerla sentir mejor.

Erica se vuelve hacia mí y una pequeña sonrisa intenta dibujarse en sus labios. —Me encantaría—.

Maldecida con los trillizos alfa Where stories live. Discover now